—Estoy intentando encontrar a mi mujer —expliqué—. Se ha ido con mi hija y estoy preocupado por ellas. Pensaba que tu pa… Pensaba que Vince podría ayudarme.
—No es mi padre —explicó Jane—. él y mi madre llevan un tiempo saliendo —luego a?adió, dirigiéndose a Vince—: No lo digo como un insulto, lo de que no eres mi padre. Porque la verdad es que estás bastante bien —y continuó, dirigiéndose a mí—: ?Recuerda el relato que escribí sobre el tipo que me preparaba huevos?
Tuve que pensarlo un momento.
—Sí —dije finalmente—. Lo recuerdo.
—Estaba más o menos basado en Vince. Es un tío decente. —Sonrió por la ironía—. Bueno, conmigo. Así que si sólo está usted intentando encontrar a su mujer y a su hija, ?por qué Vince está tan cabreado?
—Corazón —insistió Vince.
Ella se acercó a Vince y puso su cara cerca de la de él.
—Sé amable con él; si no, estoy jodida. La suya es la única clase en la que tengo una nota aceptable. Si necesita ayuda para encontrar a su mujer, ?por qué no se la ofreces? Porque si no vuelve a la escuela hasta que ella aparezca entonces tendré que seguir mirando cómo ese tío se hurga los dientes cada día, y eso no es bueno para mi educación. Y además me da ganas de vomitar.
Vince le puso un brazo encima del hombro y la acompa?ó a la puerta. No pude oír lo que le decía, pero justo antes de que volviera a bajar ella me dijo:
—Nos vemos, se?or Archer.
—Adiós, Jane —me despedí, y apenas pude oír sus pasos una vez se cerró la puerta.
Vince se acercó a la mesa; gran parte de su aire amenazador había desaparecido, y se sentó de nuevo. Parecía algo avergonzado y se quedó un momento en silencio.
—Es una buena chica —dije.
Vince asintió.
—Sí, lo es. Su madre, ella y yo hemos conectado; la madre es un poco rara, pero Jane está bien. La verdad es que necesita algo de… ?cómo lo diría?… estabilidad en su vida. Yo no tengo ni?os, y a veces pienso en ella como si fuera una hija.
—Parece que se lleva muy bien contigo —dije.
—Me tiene camelado —asintió, y sonrió—. Nos ha hablado de ti. No lo relacioné cuando me dijiste quién eras. Pero está todo el rato el se?or Archer esto, el se?or Archer aquello…
—?De verdad? —pregunté.
—Dice que la has animado —explicó—. Con lo de escribir.
—Es bastante buena.
Vince se?aló las estanterías atestadas.
—Yo leo mucho. No soy lo que se dice un tío muy cultivado, pero me gustan los libros. Sobre todo la historia y las biografías, y algunos libros de aventuras. Me fascina la gente que puede hacer eso, que puede sentarse y escribir un libro entero. Así que cuando Jane dijo que creía que podía ser escritora, me pareció interesante.
—Tiene una voz propia —dije.
—?Cómo?
—A veces lees a un escritor y sabes de quién se trata aunque su nombre no aparezca escrito en la cubierta. ?Sabes a qué me refiero?
—Claro.
—Eso es tener voz propia. Y creo que Jane la tiene.
Vince asintió.
—Oye —dijo—, sobre lo que ha ocurrido…
—No te preocupes por eso —le corté, intentando generar un poco de saliva para poder tragar.
—Cuando la gente empieza a hacer preguntas sobre ti y a intentar encontrarte, puede ser un problema para alguien como yo —explicó.
—?Qué quieres decir con ?alguien como tú?? —pregunté mientras me pasaba los dedos por el pelo, intentando recuperar un aspecto normal.
—Bueno, digámoslo de esta manera —contestó—: no soy profesor de escritura creativa. No creo que en tu trabajo tengas que hacer el tipo de cosas que tengo que hacer yo habitualmente en el mío.
—?Cómo mandar a unos tipos en un cuatro por cuatro para que asalten y se lleven a la gente por la calle? —pregunté.
—Exacto —confirmó—. Esa clase de cosas. —Hizo una pausa—. ?Te apetece ahora un café?
—Gracias —acepté—. Eso estaría bien.
Se acercó al mostrador, me sirvió una taza de la cafetera y volvió a la mesa.
—Todavía me preocupa que tú y el detective y esa poli hayáis estado preguntando sobre mí —comentó.
—?Puedo ser franco sin que nadie me agarre por el pelo o clave un cuchillo en la mesa entre mis dedos?
Vince asintió lentamente sin apartar los ojos de mí.
—Tú estabas con Cynthia esa noche; su padre os encontró y la arrastró a casa. Menos de doce horas después, Cynthia se levanta y descubre que es la única persona que queda de su familia. Como intentaba decir antes, en principio eres una de las últimas personas que vio a alguien de su familia, aparte de la propia Cynthia, vivo. Y no estoy seguro de si tuviste un enfrentamiento con su padre, Clayton Bigge, pero por lo menos debió de ser incómodo que su padre os encontrara y se la llevara a casa con él. —Hice una pausa—. Pero estoy seguro de que la policía ya repasó todo esto contigo.
—Así es.
—?Qué les contaste?
—No les conté nada.