Sin una palabra

Paulatinamente, las piezas empezaban a encajar.

 

—Si muere, si Cynthia muere, si tu hija muere, entonces no pueden heredar el dinero, y todo irá a parar a Enid; sería la esposa superviviente, la única heredera lógica —susurró—. Enid no dejará que Cynthia herede. Las matará a las dos para asegurarse de que se queda con el dinero.

 

—Pero eso es una locura —dije—. Un asesinato, un doble asesinato, levantaría tantas sospechas que la policía reabriría el caso y empezaría a indagar en lo que ocurrió hace veinticinco a?os; a Enid podría terminar explotándole todo en la cara, y entonces…

 

Me detuve en seco.

 

Un asesinato llamaría la atención. Sin ninguna duda. Pero un suicidio… Nadie prestaría mucha atención a algo así, especialmente si la mujer que lo cometía había estado sometida a un estrés terrible en las últimas semanas. Una mujer que había llamado a la policía porque había recibido una nota en la que se especificaba dónde podía encontrar los cadáveres de su madre y su hermano. Una nota redactada con su propia máquina de escribir.

 

Si una mujer así se suicidaba… bueno, no era difícil imaginarse la causa: la culpa. La culpa con la que debía de haber convivido durante tanto tiempo. Después de todo, ?de qué otro modo se explicaba que hubiera podido indicar a la policía dónde se encontraban la cantera y el coche, si no era porque lo había sabido todos esos a?os? ?Qué motivo tendría nadie más para enviar una nota así?

 

Una mujer así de abrumada por la culpa… ?sería una sorpresa que terminara con la vida de su hija junto con la suya?

 

?Podía ser eso lo que habían planeado?

 

—?Qué? —me preguntó Clayton—. ?Qué estás pensando?

 

?Y si Jeremy había ido a Milford a vigilarnos? ?Y si llevaba semanas espiándonos, siguiendo a Grace a la escuela? ?Observándonos en el centro comercial? ?Desde la acera de enfrente de casa? ?Y si había entrado en casa un día que nos despistamos, y se había llevado la llave de repuesto para poder entrar siempre que quisiera, y en una de esas ocasiones (recordé mi hallazgo durante la última visita de Abagnall a nuestra casa), había dejado la llave en el cajón de los cubiertos para que pensáramos que la habíamos puesto allí por descuido? ?Y si había dejado aquel sombrero y había averiguado nuestra dirección de correo electrónico? Y había escrito aquella nota en mi máquina, para indicarle a Cynthia el lugar en el que se encontraban los cuerpos de su madre y su hermano…

 

Podía haber hecho todo esto antes de que cambiáramos las cerraduras e instaláramos las de seguridad.

 

Sacudí ligeramente la cabeza. No podía controlar mis pensamientos. Todo aquello parecía tan increíble, tan maquiavélico.

 

?Había estado Jeremy preparando el escenario, y ahora volvía a casa a recoger a su madre para poder llevarla a Milford a que presenciara el acto final?

 

—Necesito que me lo cuentes todo —le susurré a Clayton—. Todo lo que ocurrió esa noche.

 

—No tendría que haber ocurrido así —dijo, más para sí mismo que para mí—. No podía ir a verla. Lo prometí, para protegerla… Incluso después de que muriera, cuando Enid descubriera que no heredaba nada… había un sobre sellado que sólo podía abrirse después de que estuviera muerto y enterrado. Allí lo explico todo. Así arrestarían a Enid y Cynthia estaría a salvo.

 

—Clayton, creo que están en peligro. Tu hija, tu nieta. Necesito que me ayudes mientras aún puedes.

 

Estudió mi rostro.

 

—Pareces un buen hombre. Me alegro de que encontrara a alguien como tú.

 

—Tienes que contarme lo que pasó.

 

Respiró hondo, como si se estuviera preparando para acometer una tarea.

 

—Puedo verla ahora —dijo—. Mantenerme alejado ya no va a protegerla. —Tragó saliva—. Llévame con ella. Llévame con mi hija. Deja que me despida de ella. Llévame con ella y te lo contaré todo. Ha llegado el momento.

 

—No puedo sacarte de aquí —objeté—. Estás enchufado a estas máquinas. Si te llevo conmigo, morirás.

 

—Voy a morir de todos modos —replicó Clayton—. Mi ropa está en ese armario. Acércamela.

 

Avancé hacia el armario, pero me detuve.

 

—Incluso aunque quisiera, no van a dejar que abandones el hospital.

 

Clayton hizo un gesto para que me acercara a él, alargó la mano y me agarró del brazo con fuerza y resolución.

 

—Esa mujer es un monstruo —dijo—. No se detendrá ante nada para conseguir lo que quiere. Durante a?os he vivido con miedo a su lado, he hecho lo que quería, aterrorizado por lo que fuera capaz de hacer. Pero ahora, ?qué tengo que temer? ?Qué puede hacerme? Me queda tan poco tiempo… y quizá con ese tiempo pueda salvar a mi Cynthia, y a Grace. No hay ningún límite para lo que podría hacer Enid.

 

—Ahora no puede hacer nada —le tranquilicé—. No mientras Vince este con ella.

 

Clayton me miró con los ojos entrecerrados.

 

—?Habéis ido a la casa? ?Habéis llamado a la puerta?

 

Asentí.

 

—?Y ella os ha abierto?

 

Volví a asentir.

 

—?Parecía asustada?