Me lleva hacia la avenida Haddon y allí pasamos por las tiendas nuevas, los restaurantes ostentosos y adelantamos a otros peatones, a ni?os en monopatín y a hombres que levantan las manos en el aire y gritan ??Adelante, Eagles!? al ver mi camiseta de Hank Baskett.
Tiffany gira en la esquina de la avenida Haddon y se mete por una zona de casas residenciales hasta que llegamos a casa de mis padres. Entonces se para, me mira y (después de haber pasado una hora en silencio) me dice:
—?Ha ganado tu equipo?
Asiento.
—Sí, 24-10.
—Qué afortunado —dice Tiffany, y luego se marcha.
EL MEJOR TERAPEUTA DEL MUNDO
El lunes por la ma?ana, el día después de que los Eagles ganasen a los Texans, sucede algo extra?o. Estoy en el sótano haciendo ejercicio cuando mi padre baja por primera vez desde que he vuelto a casa.
—?Pat? —dice.
Dejo de hacer estiramientos, me levanto y lo miro. Está en el último escalón, como si no se atreviera a poner ni un pie en mi territorio.
—?Papá?
—Realmente tienes un buen equipamiento aquí.
No digo nada, ya que sé que probablemente está enfadado con mamá por comprarme casi un gimnasio entero.
—Hay mucha información sobre los Eagles en la prensa de hoy —dice mientras me ofrece la sección de deportes de los periódicos The Courier Post y The Philadelphia Inquirer—. Me he levantado pronto y he terminado de leer los artículos para que tú pudieses leerlos y estar al día con el equipo. Por tus comentarios de ayer durante el partido me he dado cuenta de que no conoces a todos los jugadores y he pensado que ahora que estás en casa te gustaría seguir al equipo esta temporada y… Bueno, a partir de ahora te dejaré la prensa todos los días en el primer escalón.
Estoy demasiado sorprendido para hablar o moverme, pues mi padre siempre se ha llevado la sección de deportes al trabajo, desde que Jake y yo éramos peque?os. Jake solía discutir con papá por eso y le pedía que al menos trajera la sección de deportes cuando volviese de trabajar para que pudiésemos leer los artículos cuando acabáramos nuestros deberes. Pero papá siempre se llevaba los periódicos antes de que nos levantásemos y nunca traía de vuelta a casa la sección de deportes; decía que se le había olvidado o que la había perdido. Jake finalmente se suscribió a estos periódicos cuando tuvo su primer trabajo cargando cajas en Big Foods y así empezamos a leer los deportes juntos cada ma?ana antes de ir al cole. él tenía doce a?os y yo trece.
Hago trescientos abdominales con la ayuda del Stomach Master 6000 antes de permitirme ir al escalón a recoger la prensa. El estómago me arde, y mientras la cojo tengo miedo de que mi padre me haya gastado una broma y que solo haya dejado la sección de comida o de entretenimiento, pero descubro aliviado que papá realmente me ha traído la sección de deportes de ambos periódicos.
A la hora de tomarme las pastillas de las ma?anas encuentro a mamá en la cocina haciendo huevos revueltos. Mi plato está preparado en la barra para desayunar y las cinco pastillas que debo tomarme están en fila sobre mi servilleta.
—Mira —le digo al tiempo que le muestro lo que me ha dado mi padre.
—La sección de deportes, ?eh? —dice mamá mientras hace los huevos.
—Sí —digo. Me siento y me meto las cinco pastillas en la boca, decidiendo cuántas me tomaré hoy—. ?Por qué?
Mamá coloca los huevos revueltos en mi plato con la ayuda de una espátula y dice:
—Tu padre lo está intentando, Pat. Pero si yo fuera tú, no haría demasiadas preguntas. Toma lo que te dé y sé feliz, eso es lo que hacemos, ?no?
Ella me sonríe esperanzada y en ese instante decido tomarme las cinco pastillas, así que doy un sorbo de agua y lo hago. Cada día de la semana oigo que se abre la puerta del sótano y luego se cierra. Cuando miro el escalón de arriba encuentro las secciones de deportes, que leo de principio a fin mientras desayuno con mamá.
La gran noticia es el partido contra los Giants, el partido que todos creen que será la clave para ganar la NFC Este, especialmente porque los Giants ya han perdido el partido contra los Indianapolis Colts. Si perdieran este partido, irían 0-2, y los Eagles 2-0. El partido será uno de los más importantes de la temporada, y como tengo el pase gracias a Jake, estoy realmente emocionado.
Cada noche espero que papá vuelva del trabajo deseando poder comentar con él el próximo partido (para utilizar los nombres de todos los jugadores nuevos que he aprendido y demostrarle que de nuevo soy un auténtico aficionado), pero siempre se lleva la cena al estudio y cierra la puerta. Un par de veces he llegado a ir al estudio y he levantado la mano para llamar a la puerta, pero siempre me acobardo. Mamá me dice:
—Dale tiempo.