El lado bueno de las cosas

Jake y yo somos los que más lejos estamos, nos pasamos el balón de una punta a otra de la calle y a veces tenemos que correr bastante para alcanzar el pase. No se nos cae el balón ni una sola vez, pues somos muy buenos atletas.

Papá simplemente está ahí plantado bebiendo cerveza, pero de vez en cuando le lanzamos alguna bola fácil que coge con una sola mano y le pasa a Ronnie, que está a su lado. Ronnie no es tan bueno, pero ni Jake ni yo se lo decimos porque es nuestro amigo, porque todos vamos de verde, porque el sol brilla, porque los Eagles van ganando y porque estamos tan llenos de comida caliente y cerveza fría que realmente no nos importa que las habilidades atléticas de Ronnie no sean iguales a las nuestras.

Cuando mamá anuncia que el medio tiempo está a punto de terminar, Jake va hacia el crío, levanta las manos y hace ??Ahhhhhhhhh!? hasta que el padre del ni?o hace lo mismo. Tras unos segundos, el crío lo pilla, levanta los brazos y grita:

—?Ahhhhhhhhh!

Entonces hacemos el cántico de los Eagles (deletreando la palabra con nuestros brazos y piernas) antes de volver corriendo a nuestras respectivas casas.

Donté Stallworth continúa siendo el hombre en la segunda parte, consigue casi 150 yardas y un touchdown, mientras que Baskett ni siquiera logra hacer una parada. No me enfado en absoluto por esto, ya que al final del partido pasa algo muy gracioso.

Cuando los Eagles van ganando 24-10, todos nos ponemos en pie para hacer juntos el cántico de la lucha, como hacemos siempre que los Pajarracos ganan un partido de la temporada. Mi hermano nos pone los brazos por los hombros a Ronnie y a mí y dice:

—Vamos, papá.

Mi padre está algo borracho debido a toda la cerveza que ha bebido y alegre por la victoria (y por el hecho de que McNabb ha conseguido más de 300 yardas), así que se pone con nosotros y me echa el brazo al hombro (lo que me sorprende al principio, no porque no me guste que me toquen, sino porque hace muchos a?os que mi padre no me rodea con el brazo). El peso y el calor de su brazo me hacen sentir bien mientras entonamos el cántico de la lucha. Pillo a mi madre mirándonos desde la cocina, donde está lavando los platos. Me sonríe a pesar de que otra vez está llorando, y yo me pregunto el motivo mientras canto y bailo.

Jake le pregunta a Ronnie si necesita que lo lleve a casa, a lo que mi mejor amigo responde:

—No, gracias; Hank Baskett me va a acompa?ar a casa.

—?Voy a hacerlo? —pregunto, pues Ronnie y Jake me han llamado Hank Baskett durante todo el partido y sé que se refieren a mí.

—Sí —dice. Antes de salir cogemos el balón de fútbol.

Cuando llegamos al parque Knights jugamos un rato con el balón, pasándonoslo, pero no muy de lejos, pues Ronnie no es demasiado fuerte. Al cabo de unos minutos, mi mejor amigo me pregunta qué pienso de Tiffany.

—Nada —digo—, no pienso nada sobre ella, ?por qué?

—Veronica me ha dicho que Tiffany te sigue cuando sales a correr. ?Es cierto?

Cojo el balón que me lanza y digo:

—Sí, es algo extra?o. Conoce todos mis horarios.

Le lanzo el balón a Ronnie en una perfecta espiral sobre su hombro derecho para que lo pueda coger mientras corre.

No se vuelve.

No corre.

El balón pasa por encima de su cabeza.

Ronnie recupera el balón, vuelve a su sitio y dice:

—Tiffany es un poco rara. ?Entiendes lo que quiero decir por rara, Pat?

Vuelvo a cazar el balón a pesar de su flojo pase justo antes de que me dé en la rodillera y digo:

—Supongo. —Sé que Tiffany es diferente a la mayoría de las mujeres, pero también sé lo que se siente cuando te separan de tu cónyuge, y eso es algo que Ronnie no puede entender—. ?Rara cómo? ?Como yo?

Se le cae el alma a los pies y dice:

—No. No quería decir… Es solo que Tiffany está yendo a terapia…

—Yo también.

—Ya lo sé, pero…

—?Ir a terapia me hace ser raro?

—No, escúchame un segundo. Solo trato de ser tu amigo, ?de acuerdo?

Miro la hierba mientras Ronnie me habla. No quiero escuchar a Ronnie hablando de esto, pero Ronnie es mi único amigo ahora que he dejado el lugar malo, y hemos pasado un día estupendo, los Eagles han ganado, papá me ha rodeado con el brazo y…

—Sé que Tiffany y tú fuisteis a cenar, y es genial. A ambos os vendría bien un amigo que sepa lo que es sufrir una pérdida.

No me gusta la forma en la que usa la palabra pérdida, como si yo ya hubiese perdido a Nikki para siempre; aún estoy en el período de separación y no la he perdido para siempre, pero no le digo nada y le dejo seguir.

—Escucha —dice Ronnie—, quiero contarte por qué despidieron a Tiffany de su trabajo.

—Eso no es de mi incumbencia.