—Hope, ?estás bien?
—Sí —hago una pausa y le suelto—: He averiguado la fecha de nacimiento de Jacob Levy.
—?Fantástico! —dice Gavin—. ?Cómo la has averiguado?
Le expongo una versión resumida de la historia que Alain me ha contado antes a mí.
—?Qué historia más bonita! —dice Gavin cuando acabo—. Es como si de verdad estuvieran hechos el uno para el otro.
—Pues sí —coincido.
Transcurre un momento en silencio y vuelvo a levantar la vista hacia el reloj. Tictac, tictac. Me da la impresión de que el segundero se burla de mí.
—?Qué pasa, Hope? —pregunta Gavin.
—Nada —digo.
—Puedo tratar de adivinar —dice Gavin— o me lo puedes decir, simplemente.
Le sonrío al teléfono al ver lo seguro que está de conocerme. La cuestión es que así es.
—?Tú crees en eso? —pregunto.
—?Si creo en qué?
—Pues en eso —farfullo—: en el amor a primera vista o, bueno, en las almas gemelas o lo que sea que todos decimos que había entre mi abuela y Jacob.
Gavin hace una pausa y, en el silencio, me siento como una estúpida. ?Cómo le voy a preguntar una cosa así? Seguro que piensa que me le estoy insinuando. Abro la boca para retractarme, pero se me adelanta: —Sí —dice.
—?Sí?
—Que sí, que creo en ese tipo de amor. ?Tú no?
Cierro los ojos. De pronto me duele el corazón, al advertir que yo no.
—No —digo—, me parece que no.
—Hummm… —dice Gavin.
—?Te has sentido así con alguien?
Hace una pausa y responde:
—Sí.
Quiero preguntarle con quién, pero me doy cuenta de que no lo quiero saber. Siento una leve punzada de celos, pero la descarto enseguida.
—Ah, qué bien —digo.
—Pues sí —dice Gavin con voz queda—. ?Y tú por qué no crees en eso?
Nunca me lo había preguntado, de modo que me detengo un momento a analizar la pregunta.
—Tal vez porque tengo treinta y seis a?os y nunca lo he sentido. ?No debería haberlo sentido ya, si fuese real?
Las palabras penden entre nosotros y barrunto que Gavin está tratando de hallar una respuesta que no me ofenda.
—No necesariamente —dice con cautela—. Creo que te han hecho mucho da?o.
—?Lo dices por el divorcio? —pregunto—. Pero eso es reciente. ?Qué me dices de antes?
—Has estado con tu marido desde que tenías… ?Cuántos a?os? ?Veintiuno? ?Veintidós?
—Veintitrés —murmuro.
—?Te parece que ha sido el amor de tu vida?
—Pues no —digo—, pero no se lo digas a Annie.
Gavin ríe con suavidad.
—Jamás haría una cosa así, Hope.
—Lo sé.
El silencio vuelve a quedar suspendido entre nosotros por un momento.
—Creo que, probablemente, hayas pasado una docena de a?os con un hombre que no te quiso como nos merecemos que nos quieran —dice Gavin— y al que tal vez no quisiste como se tiene que querer y que te acostumbraste a acomodarte.
—Puede ser —concedo con voz queda.
—Y creo que, cada vez que nos lastiman, se forma una capa más en torno a nuestro corazón, ?no? Como una especie de escudo o algo así. Te han hecho mucho da?o, ?verdad?
No digo nada por un momento.
—Perdona —dice Gavin—. ?Me he metido donde no me llaman?
—No —respondo—, creo que tienes razón. Me daba la impresión de que no hacía nada bien y no solo para Rob, sino también para mi madre.
Me callo. Nunca se lo había dicho a nadie.
—Lo lamento —dice Gavin.
—Ya ha pasado —murmuro.
De pronto, la conversación me hace sentir incómoda: me molesta contarle a Gavin estas cosas y revelarle mis intimidades.
—Lo que quiero decir es que, en mi opinión, cuantas más capas tiene alguien en torno a su corazón, más le cuesta reconocer a una persona de la que podría enamorarse —dice con lentitud.
Asimilo sus palabras durante un rato y, curiosamente, siento que me quedo sin aire.
—Puede ser —reconozco— o puede que, cuando te han hecho mucho da?o, te limites a abrir los ojos a la realidad y a dejar de so?ar con lo que no existe.
Gavin guarda silencio.
—Puede ser —dice—, aunque tal vez te equivoques: tal vez sí que exista. ?Estás de acuerdo en que tu abuela ha sufrido mucho a lo largo de los a?os?
—Desde luego.
—?Y en que es probable que Jacob Levy también?
—Pues sí, es probable —digo.
Me pongo a pensar en todo lo que han perdido los dos: su familia, la vida como ellos la conocían, el uno al otro. ?Qué podría hacer más da?o que ver que todo el mundo te da la espalda mientras se llevan a todos tus seres queridos para acabar con ellos?
?Sí —repito.
—Entonces, a ver si podemos encontrarlo —dice Gavin—, a Jacob, y se lo preguntamos, a él y a tu abuela.
—Si es que ella despierta.
—Cuando despierte. No pierdas el optimismo.
Miro el reloj. ?Cómo se puede conservar el optimismo cuando el tiempo sigue su marcha? Suspiro.
—De acuerdo —concedo—, entonces simplemente les preguntaremos si el amor existe.
No me gusta dar la impresión de que me estoy burlando de él, pero lo que dice me parece absurdo.