La lista de los nombres olvidados

—No se dice ?judeísmo?, sino ?judaísmo? —le digo—. Además, tú no eres judía, Annie, sino católica.

 

—Ya lo sé —dice ella—, pero puedo ser las dos cosas. Mamie es las dos cosas. —Se vuelve otra vez hacia Gavin—. Entonces, o sea, ?vas a la iglesia judía una vez a la semana?

 

Gavin sonríe.

 

—Se llama ?templo? y no, no voy todas las semanas, aunque debería, supongo. Algunos viernes trabajo y otros, pues tengo muchas cosas que hacer. Eso no está bien, ?verdad?

 

Annie se encoge de hombros.

 

—No lo sé. Nosotras, o sea, nunca vamos a ninguna iglesia, tampoco.

 

—Pues pensaba ir al templo ma?ana —prosigue él—. Puedes venir conmigo, Annie, si sientes curiosidad y si tu madre está de acuerdo.

 

Annie me mira con entusiasmo.

 

—?Puedo ir, mamá?

 

Vacilo y miro a Gavin.

 

—?Estás seguro? —le pregunto.

 

—Desde luego —dice—. Siempre voy solo. Estaría bien tener compa?ía. En realidad, voy a una sinagoga que queda en Hyannis. Si ma?ana vais a ver a tu abuela, puedo pasar a buscar a Annie por el hospital cuando acabe el horario de visita.

 

Annie me mira sonriente y me encojo de hombros.

 

—Por mí, no hay problema —digo—, si estás seguro de que no te molesta.

 

—En absoluto —dice Gavin—. Pasaré a buscarte ma?ana por la noche, ?vale?

 

—Ideal —dice Annie—, gracias. Será genial, o sea, tener dos religiones al mismo tiempo.

 

Me la quedo mirando fijamente.

 

—?Cómo has dicho?

 

Se siente incómoda.

 

—Quiero decir que es, o sea, como otra faceta mía, ?no? —Como no digo nada, hace una pausa y pone los ojos en blanco—. Por Dios, mamá, ya sé que soy católica. No te subas por las paredes.

 

—No es eso —digo, moviendo la cabeza de un lado a otro—. Quiero decir que me acabas de dar una idea sobre cómo podemos buscar a Jacob.

 

—?Cómo? —pregunta Annie.

 

Ella y Gavin me miran con curiosidad.

 

—A través de organizaciones interconfesionales —digo con lentitud—. Si Jacob confió en un amigo cristiano para llevar al amor de su vida a una mezquita durante la guerra, evidentemente, se trata de alguien que respeta las demás religiones, ?verdad?

 

Gavin asiente con la cabeza, pero Annie parece confundida.

 

—?Y qué? —pregunta.

 

—Que podría ser que viniera a Estados Unidos y continuara con esa tradición, ?no? —digo—. Tal vez pertenezca a una organización interconfesional en alguna parte.

 

—?Qué quieres decir? —pregunta Annie.

 

Gavin responde en mi lugar:

 

—Creo que lo que tu madre quiere decir es que tal vez Jacob se haya vinculado con alguna de esas organizaciones en las que las personas colaboran para el entendimiento interreligioso —dice—. Algo así como cuando personas de distintas religiones colaboraron en París para ayudar a salvar a tu bisabuela.

 

Annie no parece convencida.

 

—No lo sé —dice—. Parece una tontería, aunque supongo que vale la pena probar.

 

—Voy a llamar a algunas organizaciones interconfesionales —le digo a Annie.

 

—Y yo probaré a llamar a algunas sinagogas —dice Gavin—. Vosotras tratad de averiguar la fecha de nacimiento de Jacob, ?vale?

 

Annie y yo asentimos con la cabeza. Gavin agradece a Annie las pastas con amabilidad, me sonríe y se vuelve para marcharse.

 

—Si averiguáis algo, me llamáis por teléfono, ?vale? —dice Gavin, mientras se dirige a la puerta—. ?Os veo a las dos ma?ana!

 

—?Adiós! —dice Annie alegremente, saludándolo con la mano.

 

—Adiós —repito—. Y conduce con cuidado.

 

Sonríe una vez más, se vuelve y sale de la panadería.

 

—?Qué majo es! —dice Annie, cuando se ha marchado.

 

—Pues sí —coincido. Carraspeo y reanudo los preparativos para la jornada—. Es majo.

 

Como Annie va a dormir a la casa de Rob esta noche y no he tenido demasiado trabajo, le envío un mensaje de texto para decirle que no hace falta que se moleste en venir después de la escuela, ya que puedo limpiarlo todo yo sola. Me llama desde la casa de su padre, en cuanto baja del autobús, y me cuenta, toda entusiasmada, que él le ha dejado una nota para decirle que estarán ellos dos solos y preguntándole si puede llevarla a cenar a un lugar especial.

 

—?Qué estupendo, cielo! —le digo.

 

Me alegro, porque me da la impresión de que Rob se está esforzando por hacerla sentir importante. Tal vez lo que le dije el otro día sirva para algo, después de todo.

 

—Cuando vayas al hospital, ?puedes saludar a Mamie de mi parte y decirle que iré a verla ma?ana? —pregunta Annie—. Por si te pudiera oír…

 

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