Jacob se queda dormido en cuanto pasamos Providence y, a la pálida luz crepuscular, Gavin y yo guardamos silencio, cada uno abstraído en su propio mundo.
No sé lo que pasa por la cabeza de Gavin, pero su rostro parece triste y así me siento yo también. No sé por qué, cuando faltan pocas horas para un encuentro que ha tardado casi setenta a?os en producirse, siento vacío en lugar de júbilo. Supongo que es porque da la impresión de que se perdió mucho más de lo que se ganó. Pues sí, Mamie gozó de una vida de libertad y seguridad, dio a luz a mi madre y ella me tuvo a mí, continuando así la familia que había prometido a Jacob que protegería. Y sí, Jacob había sobrevivido todos aquellos a?os, todos aquellos kilómetros. Sin embargo, cada uno había llevado su carga solo, cuando no hacía falta. Como consecuencia de malentendidos o tal vez de mentiras, los dos habían perdido la clase de amor en la que yo nunca había creído.
Pero ahora sí que creo y eso me aterra, porque sé que nunca he conocido un amor semejante, ni siquiera por aproximación.
Gavin se detiene para repostar justo después de Fall River y, mientras Jacob sigue durmiendo en el asiento de atrás, me alejo del coche y llamo a Annie. Le digo que hemos encontrado a Jacob y que estamos regresando con él en el coche. Sonrío cuando se pone a chillar y corre a decírselo a Alain. También oigo, de lejos, su exclamación de entusiasmo. Le aseguro que llegaremos en dos horas o algo menos y que Jacob le contará entonces toda la historia.
—Mamá, no puedo creer que lo hayas conseguido —dice.
—No lo he hecho yo sola —digo—. Has sido tú, cielo. Y Gavin también. —Miro hacia el coche, donde está cargando gasolina, de espaldas a mí. Distraído, se rasca la coronilla. Sonrío y repito—: También Gavin.
—Gracias, mamá —dice Annie, de todos modos. En su voz advierto un cari?o que hace mucho que no me llegaba y me siento agradecida por él—. ?Y cómo es?
Le cuento que hemos encontrado a Jacob en Battery Park, que es amable y gentil y que ha seguido enamorado de Mamie todos estos a?os.
—Lo sabía —dice con voz queda—. Estaba segura de que no había dejado de quererla.
—Tenías razón —le digo—. Te veo en un par de horas, cielo.
Cuelgo y, mientras regreso poco a poco al coche, miro hacia arriba, donde las primeras estrellas del crepúsculo empiezan a agujerear el firmamento. Pienso en todas las noches en las que he visto a Mamie sentada junto a la ventana, esperando a aquellas mismas estrellas, y me pregunto si será esto lo que buscaba: el amor de su vida, que había estado allí todo el tiempo.
Cuando llego junto a Gavin, me mira y me sonríe con dulzura.
—?Estás bien? —me pregunta.
Lo observo mientras retira la manguera del depósito del coche, la vuelve a dejar en la palanca y enrosca la tapa.
—Sí —le digo.
Miro el asiento de atrás, donde Jacob duerme profundamente, y de pronto me embarga la emoción y me echo a llorar a lágrima viva.
—Es verdad —digo—. Todo es cierto.
No espero que me comprenda, pero lo hace.
—Ya lo sé —murmura.
Me acerca a él y me abraza; apoyo la cabeza en su pecho, lo rodeo con los brazos y siento que me desahogo. Lloro mientras me estrecha y no estoy muy segura de si lloro por Jacob y Mamie o por mí.
Nos quedamos allí de pie un buen rato, sin hablar, porque no hacen falta las palabras. Ahora sé que el príncipe existe, que las personas que más te quieren te pueden salvar y que tal vez el destino tenga un plan más grande de lo que podemos comprender. Ahora sé que los cuentos de hadas se pueden volver realidad, si tenemos el valor de seguir creyendo.
Capítulo 28
STAR PIE
INGREDIENTES
3 tazas de harina
1 cucharadita de sal
3 cucharadas de azúcar granulado
1 taza de materia grasa (margarina o mantequilla) 1 huevo batido
1 cucharadita de vinagre blanco
1 taza + 4 cucharadas de agua, por separado
1 taza de higos secos picados
1 taza de ciruelas secas picadas
1 taza de uvas moradas o verdes, sin semillas, cortadas en rebanadas y por separado 6 cucharadas de azúcar moreno
1 cucharadita de canela
1/2 taza de almendras fileteadas
1 cucharada de semillas de amapola
azúcar con canela para espolvorear (3 partes de azúcar mezcladas con 1 parte de canela) PREPARACIóN
Para preparar la tapa de masa, tamizar la harina, la sal y el azúcar granulado. Con dos cuchillos o un robot de cocina, cortar y a?adir la materia grasa hasta que la mezcla adquiera la consistencia de migas gruesas. A?adir el huevo, el vinagre y 4 cucharadas de agua a la mezcla seca y mezclar con un tenedor y después con las manos enharinadas hasta formar una bola de masa.
Dejar enfriar la masa en la nevera 10 minutos y después dividirla en dos partes. Estirar una mitad en forma de círculo y apretarla en un molde para pasteles de 23 centímetros. Reservar la otra mitad.