Fuera de la ley

Nerviosa, me puse a juguetear con el cuenco de las galletas. Tendría que hacer un trato con un demonio. Maldición. Estaba obligada a negociar con ellos una vez más. Pero esta vez había una peque?a diferencia. Se trataba de una elección que había tomado con la cabeza fría, y no porque me hubiera visto obligada a escoger entre una marca demoníaca o la muerte. Así que, era cierto que me dedicaba a negociar con demonios. ?Y qué? Eso no me convertía en una mala persona. O en una estúpida inconsciente. Simplemente me convertía en una persona que ponía en peligro a todos los que la rodeaban.

 

—Tendré que comprar un viaje —respondí con toda tranquilidad sabiendo que jamás volvería a mirar del mismo modo a las personas que invocaban demonios. Tal vez empezaría a tomarlos en serio, en vez de considerarlos una panda de idiotas. Quizá me había equivocado al acusar a Ceri de no saber lo que estaba haciendo.

 

La elfa suspiró, ajena a mis pensamientos.

 

—Vuelta a empezar —musitó mirando el bloc amarillo. Bajé la vista y des-cubrí un nuevo par de ojos, esta vez, decididamente masculinos.

 

—Y tendré que comprárselo a Al —concluí.

 

Ivy dio un respingo y Jenks alzó el vuelo.

 

—No —dijo el pixie—. Te matará. Mentirá y te matará. ?No tiene nada que perder, Rache!

 

Precisamente por eso, sé que funcionará, dije para mis adentros. Al no tenía nada que perder y mucho que ganar.

 

—Jenks tiene razón —dijo Ivy. No sabía cómo pero, de algún modo, había conseguido cruzar la cocina sin que la viera, y en aquel momento la tenía prácticamente encima.

 

Ceri parecía horrorizada.

 

—?Dijiste que estaba en la cárcel!

 

Yo asentí con la cabeza.

 

—Lo encerraron de nuevo cuando se dieron cuenta de que yo sabía alma-cenar energía de líneas luminosas. Pero todavía puede negociar. Y conozco su nombre de invocación.

 

Con su bonita boca abierta de par en par, Ceri miró a Ivy y luego a Jenks.

 

—?Podría matarte!

 

—Tal vez sí, o tal vez no. —Apesadumbrada, pero sabiendo que no tenía más opciones, aparté con la mano el bloc de notas en el que Ceri había estado dibujado los mapas—. Tengo algo que le interesa, y aferrarme a ello no me hará ningún bien. Si se lo doy, es posible que liberen a Trent…

 

Ceri miró a Ivy con ojos suplicantes, y la vampiresa arrastró su silla hasta el otro lado de la mesa y tomó asiento.

 

—Rachel —dijo Ivy con voz suave y apenada—, no puedes hacer nada. A mí tampoco me gusta la idea de que Trent esté encerrado en siempre jamás, pero no tienes por qué avergonzarte de renunciar a una batalla que está perdida de antemano.

 

Jenks se colocó delante de mí con la cabeza ladeada, pero su expresión de alivio solo consiguió que me cabreara aún más. No querían escucharme, pero no los culpaba. Mi tensión aumentó y me pasé la mano por la cara.

 

—De acuerdo —admití consiguiendo que Jenks retrocediera—. Tenéis razón. Es una mala idea, Tengo que salir de aquí. Olvidaos de todo lo que he dicho —dije examinando la cocina en busca de mi abrigo. En la entrada… creo.

 

A continuación me dirigí a la puerta principal, sin el bolso y sin la cartera. Lo único que llevaba encima eran las llaves de reserva, que había escondido en un lugar seguro junto al testamento vital de Ivy. Alguien se había molestado en traerme el coche, pero todavía tenía que encontrar mi bolso.

 

—?Eh! —me increpó Jenks desde la mesa—. ?Adonde vas?

 

El corazón me latía con una fuerza inusitada y, con cada paso que daba, sentía una vibración que me recorría la espina dorsal.

 

—A Edén Park. Sola. Volveré después del amanecer. A menos que me vea arrastrada a siempre jamás —a?adí en un tono que sonó cortante, sarcástico y lleno de amargura. El chasquido de las alas de Jenks siguiéndome hizo que me pusiera tensa.

 

—Rachel…

 

—Deja que se vaya —le sugirió Ivy quedamente, obligándolo a dar marcha atrás—. Es la primera vez que tiene que enfrentarse a una situación en la que lleva todas las de perder. Será mejor que llame a Rynn —a?adió adentrándo-se en el pasillo—. Después tendré que salir de compras para abastecernos de víveres. Es posible que las tiendas permanezcan cerradas durante un tiempo. Incluso podría haber disturbios, teniendo en cuenta que la ciudad tendrá que reorganizar el equilibrio de poderes. Va a ser una semana muy dura. La SI va a estar demasiado ocupada como para ponerse a hurgar en su propia basura.

 

Yo atravesé el santuario repleto de murciélagos pensando que no iba a estar allí para verlo.

 

 

 

 

 

32.

 

 

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