Yo no la había tomado voluntariamente, pero que mi madre hubiera recurrido a una poción para olvidar era algo completamente nuevo para mí.
—?Tú utilizaste una? —quise saber mientras me preguntaba si aquel era el motivo por el que estaba como una chota. Ella se mordió los labios sopesando qué debía responder.
—?Por el amor de Dios! ?Y quién no? —dijo. A continuación su semblante se tornó triste y a?adió quedamente—: Una vez. Cuando las cosas se pusie-ron realmente feas. Su duración es limitada, y no hay ningún hechizo capaz de recuperar los recuerdos del todo. El conjuro para invertirlos se perdió cuando emigramos a este lado de las líneas. Es posible que Trent lo tenga, pero conseguir que un elfo comparta sus hechizos es como sacar un trol de debajo de un puente.
Yo, que había dejado de llorar, me pasé la mano por la cara.
—?Sabías que era…?
Mi madre me sonrió, orgullosa de mí, y me dio unas palmaditas en la mano.
—Si consigues que ese taca?o te deje entrar en su biblioteca, dímelo. Ho-nestamente, tú piensas que mostraría algún respeto por nuestra familia, pero se comporta como si fueras el enemigo, y no su tabla de salvación.
—?Eh! ?No tan deprisa! —dije metiéndome un mechón de pelo detrás de la oreja para, a continuación, volver a soltarlo para taparme el cuello. En ese momento tanto Ivy, como Kisten, como todo lo demás, acabaron de golpe en un rincón de mi mente—. Yo no soy la tabla de salvación de Trent. No es más que un asesino hijo de puta. Lo metí en la cárcel una vez, y lo volvería a hacer si se presentara la ocasión.
Mi madre hizo una mueca de desagrado, me acarició la mano con los dedos y luego los retiró.
—Cielo, no le caes bien. Tienes que parar de una vez. Tal vez un día necesites algo que él te puede dar.
?Como un hechizo de Pandora, por ejemplo? Entonces resoplé y me recosté sobre el respaldo.
—Mamá… —me quejé. Ella levantó una ceja.
—La vida es demasiado corta para renunciar a pasarla junto a las personas que amas —dijo—. Aunque te dé miedo.
Había decidido volver al tema de mi relación con Ivy.
—Mamá, no pienso dejar que me muerda otra vez, aunque saliera bien. —Ella tomó aire para soltar una de sus perlas de sabiduría, pero yo la interrumpí—. De verdad. Perdió el control solo un minuto. Entonces yo empeoré las cosas cuando recordé que el asesino de Kisten me había atacado. Pensé que… —En ese momento me detuve y me pasé la lengua por debajo del labio superior—. Pensé que su asesino me había atado, pero no fue así. Gracias, se?or. Prometo que seré buena. Al final acabó bien, pero no puedo volver a hacerlo —concluí con un fuerte dolor en la garganta—. No puedo arriesgarme… ya no.
Una sonrisa de alivio se dibujó en el rostro de mi madre. Sus ojos brillaban por las lágrimas que había estado conteniéndose y me apretó la mano con fuerza.
—Bien —dijo—. Me alegro de que pienses así. No obstante, que no compar-tas tu sangre con Ivy no quiere decir que tengáis que romper vuestra relación. Te ha hecho mucho bien. Te ha ayudado a crecer un poco. Y también a ella. Te necesita, y estás mejor con ella que sin su presencia.
Yo me quedé mirándola intentando averiguar a qué se refería.
—Soy consciente de que no he sido la mejor de las madres —dijo soltándome la mano y mirando por la ventana—, pero me gustaría que creyeras que te he educado para que seas capaz de pensar por ti misma, aunque en ocasiones no pongas en práctica mis ense?anzas. Confío en que tomes las decisiones correc-tas en lo que respecta a las personas que te rodean. —A continuación, con una sonrisa, a?adió—: Y también para elegir lo que haces con ellas.
Me pregunto dónde demonios ha estado en los últimos diez a?os. Todas mis decisiones han dejado mucho que desear.
—Mamá…
—Marshal, por ejemplo —dijo entonces.
Yo me quedé mirándola, estupefacta. ?Cómo sabe de la existencia de Marshal?
—Es muy majo —continuó sin apartar la vista de la ventana—. Demasiado como para que lo utilices como segundo plato para olvidar tu relación ante-rior, pero podría ayudarte mucho. Deseo de corazón que Dios bendiga el alma de Kisten, pero he de reconocer que nunca me gustó del todo. Que una bruja comparta casa con dos vampiros son ganas de meterse en líos. Sin embargo, si se tratara de dos brujos y un vampiro… —a?adió con un nuevo brillo en los ojos—. ?A Ivy le cae bien?
Tierra trágame.
—Ivy sabe que no puede dártelo todo —prosiguió mi madre ignorando que mis mejillas estaban tan coloradas que parecían a punto de estallar—. Tiene la suficiente experiencia en la vida como para ser capaz de dejar los celos a un lado. Todo resulta mucho más sencillo cuando la gente admite que es posible amar a dos personas a la vez. —Al decir esto se ruborizó y a?adió—: Por motivos diferentes y de forma diferente.
Durante unos instantes me quedé en silencio, intentando asimilar todo aquello. Había demasiados problemas potenciales a la espera de que yo le consultara sobre ellos.