Zafiro (Edelstein-Trilogie #2)

Gideon asintió con la cabeza.

—Sabía que vosotros dos erais los traidores, ?pero no imaginaba que pudierais ser tan tontos! ?Tratará de matar a todos los descendientes del conde! Y ahora también conoce los nombres de la línea femenina. Si por él fuera, nunca habríamos llegado a nacer.

—Deberías haberle matado cuando pudiste hacerlo —replicó Paul con aspereza—. Nunca debimos confiar en él. Escucha, ya no tengo mucho tiempo, en cualquier momento puedo volver a saltar de vuelta. Pero es importante que me escuches.

—?No lo haré! —Los ojos verdes centelleaban furiosos—. Si hubiera sabido que hoy te encontraría aquí, habría traído un vaso de reactivo… —Fue un error asociarnos con la Alianza —dijo Paul apresuradamente—. Lucy estaba en contra desde el principio. Pero yo pensé que si les ayudábamos a neutralizar al conde… —Se llevó la mano al estómago, y al hacerlo, sus dedos tropezaron con el peque?o fajo de cartas que llevaba oculto en la chaqueta—. ?Maldita sea! ?Toma! Coge esto, muchacho.

Vacilando, Gideon cogió el paquetito que le tendía.

—Deja de llamarme muchacho. Te saco media cabeza.

—Estas cartas contienen la parte de las profecías que el conde ha ocultado a los Vigilantes. Es importante que las leas antes de que se te ocurra la idea de correr a ver a tu querido conde y delatarnos. Mierda, Lucy me matará cuando lo oiga.

—?Quién me garantiza que no son falsificaciones?

—?Tú léelas! Entonces sabrás por qué robamos el cronógrafo. Y por qué queremos evitar que el conde cierre el Círculo. —Cogió aire—. Gideon, tienes que cuidar de Gwendolyn —dijo a toda prisa—. ?Y debes protegerla del conde!

—?Protegería a Gwendolyn de cualquiera! —Un brillo altanero resplandeció en sus ojos—. Pero no sé qué puede importarte eso a ti.

—?Podría importarme mucho!

Paul hizo un esfuerzo por dominarse. No quería iniciar una pelea.

?Dios, si el muchacho supiera lo que estaba en juego!

Gideon se cruzó de brazos.

—?A causa de vuestra traición hace poco los hombres de Alastair estuvieron a punto de matarnos en Hyde Park a Gwendolyn y a mí! De modo que difícilmente vas a convencerme de que te preocupa su bienestar.

—No tienes ni idea… —Paul se detuvo. Sencillamente ya no tenía tiempo—. Es igual. Escucha. —Pensó en lo que había dicho Lucy y procuró poner el máximo énfasis en sus palabras—. Pregunta sencilla, respuesta sencilla: ?amas a Gwendolyn?

Gideon no apartó los ojos de él ni un instante, pero Paul pudo ver claramente que había un brillo de inquietud en su mirada. ?Tal vez era inseguridad? Fantástico, el muchacho podía manejar muy bien la espada, pero parecía un principiante en cuestión de sentimientos.

—?Gideon, tengo que saber la respuesta! —insistió con tono cortante.

El rostro del joven perdió parte de su dureza.

—Sí —dijo simplemente.

Paul sintió que toda su rabia se desvanecía. Lucy lo había sabido desde el principio. ?Cómo había podido dudar nunca de ella!

—Entonces lee los papeles —dijo rápidamente—. Solo así podrás comprender qué papel desempe?a Gwendolyn en este asunto y todo lo que se juega.

Gideon le miró fijamente.

—?Qué quiere decir eso?

Paul se inclinó hacia él.

—Gwendolyn morirá si tú no lo evitas. Eres el único que puede hacerlo. Y el único en quien ella confía, por lo que parece.

Apretó con más fuerza el brazo de Gideon al sentir que el vértigo amenazaba con dominarle. ?Cuánto habría dado por tener uno o dos minutos más!

—?Prométemelo, Gideon! —dijo desesperado.

Pero ya no pudo oír su respuesta, porque en ese momento todo se difuminó en torno a él y sintió un tirón en los pies que le lanzó a través del tiempo y el espacio.

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