Durante un rato el conde siguió mirándome con expresión divertida, y luego dijo de improviso: —La magia en todo caso... según la profecía tú deberías estar versada en este tema. ?Con la magia del cuervo dotado, sol mayor cierra el Círculo que los doce han formado.? —Sí, yo también lo he oído varias veces antes de ahora —dije—. Pero nadie ha podido explicarme qué es en realidad esa magia del cuervo.
—?En su cimbreo rojo rubí oye el cuervo cantar a los muertos, apenas conoce el precio, apenas la fuerza, el poder se alza y el Círculo se cierra…? Me encogí de hombros. No se podía sacar nada de esa cantinela.
Es solo una profecía de dudoso origen —dijo el conde—. No tiene por que acertar. —Se inclinó hacia atrás y se perdió de nuevo en la contemplación de mi persona—. Cuéntame algo de tus padres y de tu casa.
—?Mis padres? —Estaba un poco sorprendida—. La verdad es que no hay mucho que contar. Mi padre murió de leucemia cuando yo tenía siete a?os.
Hasta que cayó enfermo, era profesor en la universidad de Durham.
Vivimos allí hasta su muerte. Luego mi madre se trasladó a Londres conmigo y mis hermanos peque?os a casa de mis abuelos. Ahora vivimos allí con mi tía y mi prima y mi tía abuela Maddy. Mi madre trabaja de administrativa en un hospital.
—Y tiene el pelo rojo como todas las Montrose, ?no es cierto? Igual que tus hermanos, ?no?
—Sí, todos excepto yo son pelirrojos. —?Por que le parecía aquello tan interesante?—. Mi padre, en cambio, era moreno.
—Todas las mujeres del Círculo de los Doce son pelirrojas, ?lo sabías? Hasta no hace tanto tiempo en muchos países el hecho de que una mujer tuviera ese color de pelo bastaba para quemarla por bruja. En todas las épocas y en todas las culturas, los hombres han encontrado la magia fascinante y amenazadora en la misma medida. Esa es también la razón de que me haya dedicado tan a fondo a este tema. No se teme lo que se conoce. —Se inclinó hacia delante y juntó los dedos—. A mí personalmente me interesa todo sobre la forma en que lo afrontan las culturas del Lejano Oriente. En mis viajes a la India y a China tuve la suerte de encontrar a muchos eruditos que estuvieron dispuestos a compartir su sabiduría conmigo. Me inicié en los secretos de la Crónica de Akasha y aprendí muchas cosas que sencillamente harían saltar por los aires la estructura mental de la mayoría de las culturas occidentales. No hay nada que la Iglesia tema tanto como que el hombre adquiera consciencia de que Dios no se encuentra en un lejano Cielo dirigiendo nuestro destino, sino en nuestro interior. —Me dirigió una mirada escrutadora y luego sonrió—. Siempre es refrescante exponer temas blasfemos ante ustedes, hijos del siglo XXI. No mueven ni una ceja ante la herejía.
?Bueno… tal vez lo haríamos si supiéramos qué es la herejía.? —Los maestros asiáticos están muy por delante de nosotros en la senda del desarrollo espiritual —prosiguió el conde—. Algunas peque?as….
habilidades, como la que pude mostrarte en nuestro último encuentro, las adquirí también allí. Mi maestro era un monje de una orden secreta de las profundidades del Himalaya. él y sus compa?eros pueden comunicarse sin utilizar sus cuerdas vocales, y el poder de su espíritu y de su mente es tan fuerte que pueden vencer a sus enemigos sin mover un dedo.
—Sí, seguro que es muy útil —dije prudentemente. Sobre todo no quería que se le ocurriera la idea de hacerme una nueva demostración—. Creo que: ayer por la noche, en la soirée probó esa habilidad con lord Alastair.
—Oh la soirée... —Volvió a sonreír—. Desde mi punto de vista, no tendrá lugar hasta ma?ana. Me aleará mucho saber que nos encontraremos realmente con lord Alastair allí. ?Y sabrá apreciar mi demostración?
—En cualquier caso parecía impresionado —repliqué—. Pero no del todo amedrentado. Dice que se encargará de que no lleguemos a nacer. Y algo de engendros del infierno.
—Sí, tiene una deplorable tendencia a utilizar formulas descorteses —dijo el conde—. De todos modos, no puede compararse con su antepasado, el conde di Madrone. Debería haberle matado entonces, cuando aún tenía la oportunidad; pero era joven, y mi visión de la vida era amablemente ingenua... En cualquier caso, no cometeré el mismo error. Aunque no pueda acabar con él personalmente, los días del lord están contados, sin importar cuántos hombres pueda reunir a su lado ni su virtuosismo en el manejo de la espada. Si todavía fuera joven le retaría yo mismo, pero ahora tendrán que asumir esta tarea mis sucesores. Gideon ha hecho grandes progresos en el arte de la esgrima.
Al oír mencionar el nombre de Gideon, sentí una vez más que se me encendían las mejillas, y luego recordé lo que me había dicho hacía un momento y el calor aumentó un poco más.
Instintivamente miré hacia la puerta.
—Por cierto, ?adónde ha ido Gideon?
—Va a dar un paseo —dijo el conde como de pasada—. Tiene el tiempo justo para hacer una visita a una querida joven amiga esta tarde. Vive cerca de aquí, y si coge el carruaje, en unos minutos se encontrará en su casa.
??Cómo?!
—?Lo hace a menudo?