ángeles en la nieve

Peter va de caza por la estación de autobuses, las recoge allí. Parece un buen tipo, es atractivo, lleva ropa de calidad y un buen coche. Ella dice que aún no tiene donde dejar a su hermana. No hay problema, dice él, la ni?a puede comer algo y ver alguna película mientras ellos se ocupan de lo suyo. Las lleva a la casa, le ense?a a la ni?a la nevera y la aparca frente a la tele.

El se lleva a la hermana mayor a la habitación de papá. Quiere atarla, hacer un vídeo. Le ofrece más dinero. Sigue sonriendo, hace que suene divertido. Ella accede. La ata a la cama y la amordaza. Se la folla por el culo; no era parte del trato. No usa condón. Luego se lleva a la hermanita peque?a a la habitación, le quita la camisa, le obliga a chupársela delante de la hermana mayor. La hermana mayor llora y chilla, las lágrimas le corren por las mejillas, se corta. Le grita que ni siquiera se ha lavado la polla antes de metérsela a su hermana en la boca.

Estoy sentado al borde de la cama junto a la hermana mayor. Valtteri está de pie, en la puerta, escuchando. Peter tras él.

Salgo al rellano, sacudo la cabeza y miro a Peter.

—Chico, tienes un problema gordo.

El pánico se adue?a de él. Lo veo en sus ojos. Se da la vuelta y echa a correr. No sé dónde cree que va, esposado y con un pijama rosa. Supongo que está tan borracho que él tampoco lo sabe.

Valtteri da un paso adelante y le agarra por el cuello del pijama. Tira de Peter hacia él y luego le da un pu?etazo en la nuca. Peter se tambalea, da contra la barandilla del altillo y se balancea. Está a punto de caer abajo desde más de seis metros de altura. Valtteri no mueve un dedo para sujetarlo.

Alargo el brazo y agarro a Peter, tiro de él y lo aparto de la barandilla. Valtteri le suelta un pu?etazo tremendo en la cara. El cartílago emite un sonoro crujido al reventarle la nariz, que le queda aplastada. Suelta un chillido agudo. Valtteri vuelve a golpearle en la cabeza. Peter cae de rodillas.

Jamás me habría imaginado esta situación. No sé qué decir.

—?Valtteri!

—No puedo soportar la violencia contra mujeres inocentes.

Algo se mueve detrás de mí. La ni?a sale del dormitorio al rellano, aún con el torso descubierto. Le da una patada a Peter entre las piernas. él grita. La peque?a se prepara para una nueva patada. No intento detenerla, no puedo. Le golpea en la cara, aplastándole aún más la nariz fracturada. él suelta un aullido agónico y cae al suelo, con las manos atadas a la espalda.

Es un blanco perfecto. Ella le propina otra patada en la entrepierna con un pie cubierto sólo por una media. Peter vomita, encoge las rodillas hacia el estómago, intenta protegerse los testículos de nuevos ataques, llora como un ni?o. La peque?a vuelve al dormitorio, se sienta en la cama junto a su hermana y vuelve a mirar fijamente al mismo punto invisible.

La nariz de Peter precisa atención médica, pero, de momento, no tengo ningunas ganas de procurársela. Era un joven apuesto, quizá demasiado apuesto, tan guapo que resultaba casi femenino. Valtteri y la hermanita le han resuelto ese problema, pero, por supuesto, papá se encargará de que un cirujano plástico le vuelva a dejar como estaba. Lo dejo en el suelo del rellano. Por la comisura de la boca le asoma el vómito. La hemorragia de la nariz va formando un charco alrededor de la cabeza. Está encogido en posición fetal, vociferando como un poseso.

Prostituirse no es ilegal en Finlandia, y tampoco contratar los servicios de una prostituta. La prostitución sólo se convierte en delito cuando es organizada, implica tráfico humano o esclavitud. La hermana mayor tiene al menos dieciséis a?os, edad mínima en este país, y se ha prostituido por voluntad propia. La hermanita peque?a, en cambio, está muy por debajo de la edad mínima. Peter ha violado y abusado sexualmente de una menor.