ángeles en la nieve

—Ya te entiendo, pero es un error pensar que lo conoces. Yo no conozco a nadie, incluidos asesinos que he metido en chirona, que me parezca capaz de cometer este tipo de asesinato. ?Tú sí?


—No —reconoce Valtteri—, yo tampoco.

—Pero alguien lo hizo —concluyo—. Puede que fuera Seppo, o Peter, o el tercer hombre, el que lloró sobre su rostro. Yo me inclino por pensar que fueron dos hombres. Las pruebas contra Seppo se van acumulando cada vez más. Quizá tuviera un cómplice.

Me llaman al teléfono móvil. Es el comisario superior.

—Acabo de recibir una llamada de un periodista llamado Jaakko Pahkala. Dice que el tipo que tienes detenido por el asesinato tuvo un lío con tu ex esposa, y que ella sostiene que es un intento de venganza. El periodista dice que no has querido hacer comentarios. ?Te importaría informarme? Hubiera sido todo un detalle mencionármelo.

Jaakko me ha querido joder porque no le he dado la entrevista. El jefe tiene razón; tenía que habérselo dicho.

—Es la pareja de mi ex mujer. No se lo dije porque parecía un caso sencillo. Pensé que ayer, cuando llegaran los resultados del ADN, éstos demostrarían su culpabilidad. Pero ha resultado ser más complicado.

—No me lo dijiste porque pensaste que te apartaría de la investigación.

En parte es cierto. No respondo.

—?Es cierto?

—?El qué?

—Que te estás vengando.

—Por supuesto que no. Creo que lo hizo él.

—Intento ser justo. Suponiendo que no te hayas inventado las pruebas, que no lo creo, parece culpable, y yo también tendría que pensar que es un caso claro. Pero ahora ha entrado en escena el chico de Eklund, y diría que también hay suficientes pruebas contra él. Y eso sobre el tercer hombre y las lágrimas... Bueno, eso es de lo más raro.

—Sí, sí que lo es.

—Así que tenemos un problema de relaciones públicas. Hay pruebas contra un hombre, y está en un calabozo. Hay pruebas contra otro, y no lo está. El hombre en el calabozo se folló a tu ex mujer, y el otro es el hijo de un rico empresario. Podría interpretarse como una falta de imparcialidad, ?no crees?

Su sarcasmo me crispa los nervios.

—He hecho lo que me dijo. Arresté a Seppo y dejé libre a Eklund, por el momento.

—Pero no mencionaste la relación de tu ex con Seppo. Yo eso lo calificaría de gran cagada.

—Sí, ya lo veo.

—Cuando hoy salga en los periódicos que has arrestado al hombre que se cargó tu matrimonio, vas a quedar como un capullo.

—Ya.

—Lo mejor que puedes hacer es alegar conflicto de intereses y retirarte de la investigación.

—Entonces parecerá que lo he querido incriminar y me han pillado. Seguiré quedando como un capullo.

—Se llama ?limitar las pérdidas?.

—No quiero.

—Ya sé que no quieres. También sé que has hecho un buen trabajo y que has recopilado un montón de pruebas en poco tiempo. Este caso está en su cuarto día. Para ser sincero, te sustituiría, pero si mando a alguien a que ocupe tu lugar, va a perder un par de días en ponerse al día. Eso es mucho tiempo perdido, y yo quiero el caso resuelto enseguida.

—Voy a resolverlo. Cuando localice al tercer hombre, el que lloró sobre el cuerpo de Sufia Elmi, nos dará la conexión con Seppo Niemi o con Peter Eklund.

—Esto es lo que vas a hacer: emite un comunicado de prensa por escrito. Da suficientes detalles como para demostrar que el arresto de Niemi está justificado. Habla de su lío con la víctima y de la sangre y el semen en su coche. Déjalo verde para que el arresto parezca justificado.

—Eso no es nada ético.

—La vida es dura. Hazlo.

No lo voy a hacer.

—De acuerdo.

—Luego dices que tiene una coartada y lo sueltas. Quedarás como un poli justo y honesto.

—?Está loco? Estoy casi seguro de que la mató él. Si lo hizo, es un jodido psicópata y un peligro potencial para la comunidad. Sería más que irresponsable.

—Si no lo haces, te reemplazaré, y será liberado igualmente.

Estoy acorralado. No me molesto en responder.

—Llámame ma?ana e infórmame —concluye, y cuelga.