ángeles en la nieve

—Me llevo las botas.

Intenta decir algo, pero se lo piensa mejor y se calla. Yo abro la puerta principal.

—Por cierto, tienes antecedentes de violencia sexual. ?A quién violaste?

—A nadie. Ella quería.

—?Qué edad tenía?

—Quince. —No pesta?ea siquiera.

Me lo quedo mirando durante un momento.

—Cumplí servicio comunitario —me suelta.





16


Peter es un desecho humano que respira un aire que no se merece. Podría haber matado a Sufia. Si así fuera, sus amigos probablemente serían cómplices. Peter y uno de los otros podrían haberla obligado a que les hiciera una felación, lo que justificaría los dos tipos de esperma en su boca. El otro no querría violarla y quizá quedara afectado por el espectáculo, por lo que habría derramado las lágrimas que han dado el último perfil de ADN. No lo descartaría, pero tampoco lo considero probable.

Peter ya obtenía de Sufia lo que quería, pero quizás ella quisiera obtener de Seppo más de lo que él estaba dispuesto a darle. El miedo a que destruyera su relación con Heli le proporciona un móvil, el lío de Sufia con Peter le da otro. Seppo sigue siendo el sospechoso más probable.

Me llama Valtteri. Seppo quiere hablar conmigo. Voy a la comisaría. Enfrente hay aparcadas tres furgonetas de importantes canales nacionales de televisión. Los reporteros y los cámaras se amontonan sobre la nieve, me rodean, me ciegan con sus flashes y empiezan a grabar. En total debe de haber unos veinte, y también redactores de periódico. Entre la multitud veo a Jaakko, de Alibi. Disparan sus preguntas. Los evito y me abro paso a través.

Valtteri está en la puerta.

—Querían esperar dentro —explica—, pero no les he dejado.

—No les dejes, salvo a Jaakko Pahkala. Cuando haya hablado con Seppo, ve a buscarle y tráelo a mi despacho.

Los tres periódicos más importantes de Helsinki, todos en su edición matinal, están tirados por la sala. Sufia está en la portada de todos ellos. Me tomo unos minutos para leerlos. Dos de ellos están especializados en noticias sensacionalistas. Gracias a Jaakko, retoman el tema de la Dalia Negra y comparan el asesinato de Sufia con el de Elizabeth Short, la aspirante a actriz de Hollywood muerta en 1947, cuyo sanguinario asesinato aún sigue fascinando a los amantes de los crímenes hoy en día.

Sólo el Helsingin Sanomat, un rotativo más serio, sigue una línea más reflexiva y se centra en el hecho de que Sufia es la primera mujer negra de cierta fama asesinada en Finlandia. Incluso ese enfoque resulta confuso. No estoy seguro de si, con su retorcida lógica, consideran su asesinato un avance para las mujeres negras en nuestra sociedad. Compruebo mis mensajes.

Nueve periódicos finlandeses solicitan entrevistas, más Reuters. En algún momento voy a tener que hablar con la prensa. El caso está adquiriendo importancia internacional; si no lo hago, se inventarán algo para mantenerlo caliente. En el fondo, albergaba la esperanza de que a estas horas ya pudiera decirles que el caso estaba solucionado.

Bajo a la celda para hablar con Seppo. Abro la portilla.

—He oído que tienes algo que contarme.

—Se me ha ocurrido algo —responde, y se levanta de un salto—. Si puedo demostrar que no maté a Sufia, ?me dejarás marchar?

—Así es como funciona.

—Ayer, cuando viniste, dijiste que Sufia llevaba cuarenta y nueve horas muerta.

—?Y bien?

—Cuando subimos, vi un reloj. Eran las tres y diez, así que Sufia fue asesinada a las dos. —Así es, Sherlock. —A esa hora yo estaba al teléfono, puedes comprobarlo.

Me dispongo a cerrar la portilla.

—Ya lo he comprobado. Buen intento.

—Espera —insiste, metiendo una mano por la portilla para impedir que la cierre—. No estaba hablando por el móvil. Apenas tenía batería, así que usé la línea fija de la habitación. Estaba alojado en el Hullu Poro.

Eso es junto al bar—restaurante. Me da un nombre.