ángeles en la nieve

—Lo comprobaré —respondo, y le cierro la portilla en los morros.

Compruebo su coartada. Seppo estaba registrado. Hizo una llamada poco después de lo que dice, a las dos y cuarenta y uno, y habló durante diecinueve minutos. Obtengo el número y llamo al amigo de Seppo, que me confirma la conversación.

—?Cómo describiría el estado emocional de Seppo durante su conversación? —le pregunto.

—Era Seppo, nada de especial.

—?No lo notó agitado?

—Estaba más contento de lo que le he oído últimamente.

—?De qué hablaron?

El tipo duda.

—Es algo bastante personal.

—Seppo está encerrado en un calabozo, a punto de ser procesado por asesinato. ?Es más personal que eso?

—Entonces se trata de ella. ?Han arrestado a Seppo por eso?

—?Se refiere a Sufia Elmi?

—Sí.

Me quedo esperando, pero él no dice nada.

—?De qué hablaron?

—Está bien. —Suspira—. Seppo me habló de esa chica.

—?Qué dijo?

—Mierda. Bueno, no voy a mentir por él. La chica se acababa de ir. él me contó que se la había chupado, que habían follado... Hablamos de eso todo el rato. Para eso me llamó, para fardar un poco.

Ahora ya sé dónde fue secuestrada Sufia. El asesino debió de llevarla en coche directamente desde el hotel a la granja de renos de Aslak.

—?Expresó algún sentimiento hacia ella, aparte de su relación sexual?

—?Quiere decir si estaba enamorado de ella?

—Quiero decir sentimientos. Amor, odio, lo que sea.

—No, no me pareció.

—?Qué es lo que le pareció? ?Qué actitud tenía? ?Qué voz ponía cuando hablaba de Sufia Elmi?

él no responde. Casi puedo oírle pensar.

—Escuche —insisto—: una mujer ha sido asesinada. Hacerle justicia es más importante que el concepto de la fidelidad que usted pueda tener para con un colega de copas.

—?Joder, es que no afloja! La llamó su ?negra?. ?Está contento? Dijo: ?Mi negra se puso de rodillas?. Dijo: ?La negra me miraba con esos ojos increíbles, mientras me chupaba la polla. Me corrí en la preciosa cara de esa negra. Se la metí por el culo a esa zorra negra?. Y cosas así.

?Zorra negra?, las palabras grabadas en el vientre de Sufia.

—Usó la expresión ?zorra negra?. Está seguro.

—Sí, pero tiene que conocer a Seppo. No significa nada. Siempre dice gilipolleces, intenta hacerse el machote. Lo hace porque se siente poca cosa. No es mal tipo; si no, no sería amigo suyo.

—Sí, me hago una idea de lo sensible que es en el fondo. Estaremos en contacto.

Y cuelgo.





17


Jaakko, redactor de cotilleos y escritor de artículos de mierda en páginas de sucesos, entra en mi despacho. Es un tipo peque?ajo con una barba enmara?ada y lleno de energía.

—Gracias por darme una pista sobre el asesinato —dice.

Acabo la última frase de mi informe para el comisario superior y se lo envío por correo electrónico antes de levantar la vista.

—Te hice un favor, te traté como a un periodista profesional. Y tú me pagas escribiendo sobre Sufia Elmi con desprecio y falta de respeto. Has revelado detalles del asesinato que no quería que salieran a la luz, y las fotos que has publicado son un abuso. Sólo te he llamado para decírtelo. Ahora sal de aquí.

Hace una mueca como si le hubiera abofeteado.

—Si te refieres a la comparación con el asesinato de la Dalia Negra, no pretendía ser una falta de respeto. Los dos asesinatos son similares.

—Compararla con un caso de Hollywood hace que su asesinato parezca banal. ?Cómo te crees que se han sentido sus padres cuando han visto esas fotos publicadas? He hablado con su padre. Están destrozados.

—?Puedo sentarme? —dice, con tono de arrepentimiento.

—No.

—Si te he ofendido, lo siento, pero cualquiera habría publicado las fotos. Alibi incluso las retuvo hasta tener todos los datos. Las ventas aumentaron un sesenta por ciento. Y, bueno, los casos de asesinato son para mí un hobby. Cuando oí los detalles, lo primero que me vino a la cabeza fue la Dalia Negra.