ángeles en la nieve

—No puede ser. —La cosa se ha torcido tanto que me dan ganas de reír.

—Uno de los hombres a los que realizó la felación ha sido identificado a través de la base de datos de delincuentes sexuales. Lo he reconocido por el nombre: Peter Eklund. Su padre es uno de los hombres más ricos de Finlandia. Es el due?o de un banco.

Sé quién es Peter, pero no sabía que estuviera fichado como delincuente sexual. Reside en Helsinki, así que no hay motivo por el que yo tuviera que estar informado. Tiene veintitrés a?os y ya está alcoholizado. Le hemos tenido encerrado por conducir borracho muchas veces. También le he multado por exceso de velocidad. Conduce un BMW.

—?Qué vas a hacer? —pregunta Esko.

Quiero gritar de rabia. Este caso debería ir aclarándose cada vez más, pero ahora da la impresión de que apenas hemos empezado. Hoy han pasado demasiadas cosas. Si encuentro a Eklund y lo interrogo hoy, corro el riesgo de cometer errores.

—Me voy a casa.





14


Kate está en la cama, viendo la tele. Me siento a su lado y le doy una palmadita en el vientre.

—?Qué tal estáis tú y los ni?os?

Se da la vuelta y me da un beso.

—Estamos bien. Ha venido ese chico, Heikki.

—?Te ha servido de ayuda?

—No exactamente. No me ha querido hablar en inglés. ?No es obligatorio que lo estudien en el colegio?

—Sí, pero ya sabes cómo somos los finlandeses: si no puedes hacer algo a la perfección, simplemente no lo haces. Es que es tímido.

—No es sólo tímido. —Kate pone una cara como si acabara de morder algo desagradable—. Da miedo. Me miraba de un modo que me ha puesto los pelos de punta.

—Es ese rollo religioso —respondo yo, tras una risita—. Supongo que es algo parecido a los pentecostalistas norteamericanos.

Ella levanta las cejas.

—?Quieres decir que hablan diferente?

—Creo que no; por lo menos no con frecuencia, pero antes era frecuente. Creen esas mismas cosas sobre el bautismo del Espíritu Santo, y también tienen códigos de vestimenta y conducta. Las mujeres laestadianistas son más naturales. El maquillaje va contra las normas. Probablemente él no ha estado nunca en la misma habitación con una mujer tan guapa como tú.

—Le dije que hoy no necesitaba nada. Preferiría que no volviera.

No sé cómo se lo voy a explicar a Valtteri.

—Si intenta hablar inglés, ?le darás una segunda oportunidad?

Parece escéptica.

—Si se acostumbra a tenerte cerca, dejará de mirarte embobado.

—Muy bien, lo probaré una vez más. Pero si me vuelve a hacer sentir violenta, tendrá que irse.

—Me parece bien. Tú podrías intentar hablar finlandés con él. Si los dos practicáis idiomas, quizás se sienta más cómodo.

—Pensé que él venía para que yo me sintiera más cómoda.

—Claro que sí, pero ahora tienes mucho tiempo libre. A lo mejor podrías aprovecharlo un poco para estudiar finlandés. Hablarlo mejor te haría la vida más cómoda.

—Kari, ya lo intento. Pero es que el finlandés es muy duro. Hasta las cosas más sencillas son difíciles; nosotros no tenemos esas combinaciones de sonidos en inglés. Cada frase es como un trabalenguas. Como decir buenas noches: hyv??y?t?. ?Ves lo que quiero decir? Parezco idiota al decirlo.

—No pareces idiota, sólo extranjera, porque tu pronunciación aún no es muy buena. Cuanto más practiques, más natural sonará.

Estoy siendo amable. Por muy bien que un extranjero hable finlandés, por muy buena que sea su gramática, a mí siempre me suena mal. Sin embargo, aprender más finlandés le haría el día a día más cómodo.

—Es como intentar aprender chino —protesta—, sólo que tiene un alfabeto latino.

—La gente también aprende chino.

Parece molesta y cambia de tema.

—Háblame del caso.

No sé por dónde empezar, así que se lo suelto tal cual: —?Te acuerdas que te dije que mi ex esposa me había dejado por otro hombre? él es el sospechoso.

Ella yergue la espalda y me mira.

—Estarás de broma.