ángeles en la nieve

El BMW es un vehículo espléndido, gris grafito cromado y con llantas de aleación en estrella. Abro todas las puertas, doy una vuelta alrededor y busco cualquier cosa destacable. Este coche dice ?dinero?. La tapicería es de cuero, con accesorios en acero inoxidable negro mate y en madera de álamo. Tiene climatizador y un equipo de sonido LOGIC7. Para evitar tocar nada, uso una linterna y un espejo para mirar bajo los asientos. No encuentro pruebas, pero sí tres subwoofers, que me dan una idea. Este tipo de trabajo me da seguridad, me hace sentir que tengo el control. Aprovecho este rato para estar solo, para hacer mi trabajo en paz. Bajo el salpicadero hay un soporte con una veintena de CD, la mayoría de basura techno. Tomo las huellas del volante y del salpicadero, luego vuelvo a mi coche y escojo una música apropiada para este tipo de trabajo. Me decido por Miles Davis, Kind of Blue. Lo pongo en el LOGIC7. El garaje vibra al ritmo del suave jazz.

Divido el interior en cuadrantes y me pongo a examinar el coche, centímetro a centímetro. En el asiento trasero encuentro pelo púbico, fibras y unas peque?as manchas de semen. No encuentro sangre, así que uso luminol en la zona del semen, pero sólo un poco. Aparecen rastros. Ya estoy de mucho mejor humor. Tengo todo lo que podría desear y más. Ahora quizá Seppo y yo tengamos algo de lo que hablar.

De pronto pienso que aún no he llamado a Kate. Me siento culpable y uso la tecla de marcación rápida del móvil.

—Hola, Kari —responde.

—Siento no haber llamado antes. Esta investigación me tiene muy ocupado. ?Cómo estás?

—Bien. Esperaba hablar contigo. Quería decirte que siento lo de anoche.

—?El qué?

—Haber roto la mesa.

—Fue un accidente; en cualquier caso, lo de la mesa no me importa nada.

—Y haberme comportado como una ni?a por una pierna rota.

—Por Dios, Kate, te quedaste tirada en la ladera de una monta?a, sufriendo por nuestro hijo..., o nuestros hijos, y con un dolor tremendo. Cualquiera se hubiera traumatizado.

—Bueno, de todos modos, ya no lo estoy. Me estoy acostumbrando al yeso y a las muletas. La se?ora Tervo ha venido a verme. Me trajo pescado blanco ahumado y patatas con salsa para comer. Estaba buenísimo. Gracias por decírselo y por trasladar la cama.

—?Necesitas algo?

—Me cuesta bastante moverme, y a veces aún me duele. Mencionaste que podrías encontrar a alguien para ayudarme con la casa.

—Me ocuparé esta tarde.

—Eres un tesoro. Por cierto, ?no decías que el caso había dado un vuelco?

No puedo evitarlo: no quiero contarle a Kate lo de mi ex mujer y su lío con Seppo. Sabe lo esencial, pero nunca le he explicado nada más. Supongo que sabe que eso me incomoda, así que nunca ha insistido.

—Te lo contaré luego.

—Suena como si tuvieras prisa.

Lo único que quiero es estar con ella.

—Sí, tengo que irme. Estaré en casa lo antes posible.

—Te quiero, Kari.

Los finlandeses raramente se dicen que se quieren, y raramente nos llamamos por el nombre si no es necesario. La combinación de ambas cosas resulta tan íntima que cada vez que lo hace me conmueve.

—Yo también te quiero, Kate.

Vuelvo a entrar en comisaría. Valtteri está sentado frente a una pantalla de ordenador en la sala común. Me siento al borde de su mesa.

—?Cómo van las cosas?

Levanta la vista. Sus ojeras son tan oscuras que parecen morados.

—Bien. ?Y tú?

—Bien. He registrado el BMW. Es un filón: sangre, semen, de todo.

él parece sorprendido. Sonríe.

—Eso es genial.

—?Has ido a ver a Seppo?

—No. No dijo una palabra mientras le abría la ficha. He pensado que debería dejar que se cociera en su salsa un poco más.

—Le haré una visita, para que sepa que su caso va avanzando.

—?Quieres que te acompa?e?

Supongo que está preocupado por lo que ha pasado antes. No le culpo.

—Estoy seguro, casi al cien por cien, de que mató a Sufia. Cuando amenazó a Kate, me lo imaginé haciéndole lo mismo a ella y perdí los nervios. No volverá a ocurrir.

—Vale.

Supongo que también tiene miedo de que no pueda evitar relacionar este caso con lo que ocurrió hace a?os, pero no quiere ahondar en ello. Yo tampoco. Aun así, abro la puerta por si cree que debe hacerlo: —?Tú crees que debería dejar el caso?

Se queda mirando la mesa fijamente y parece considerar la posibilidad.

—No, pero puede que haya quien piense lo contrario.

Está todo dicho. Cambio de tema.

—Por cierto, antes de que se me olvide: Kate tiene problemas para moverse con la pierna rota y necesita ayuda en casa: para hacer gestiones, la compra y algo de limpieza. ?Crees que alguno de tus hijos podría estar interesado en ganarse una paga?