ángeles en la nieve

Dejo Estados Unidos para el final, porque la lista es muy larga. Aproximadamente el 85% de los asesinos en serie del mundo son estadounidenses, y el índice en el país ha aumentado en un 940% en los últimos treinta a?os. Por supuesto, eso también puede reflejar una mejora en la fiabilidad de las estadísticas criminales.

Según los cálculos más conservadores, en Estados Unidos hay unos treinta asesinos en serie en activo en todo momento. Algunos analistas afirman que hay unos quinientos en libertad. Esa cifra la obtienen teniendo en cuenta una media de diez a doce muertes por asesino, los cinco mil asesinatos sin resolver al a?o y la suposición de que una proporción considerable de los cientos o miles de mujeres y ni?os que desaparecen cada a?o son víctimas de asesinos en serie.

Intento buscar crímenes en Estados Unidos que pueda relacionar con el asesinato de Sufia, pero hay tantas mujeres asesinadas en Estados Unidos a las que les han sacado los ojos o a quienes les han introducido botellas rotas en la vagina que es una pérdida de tiempo. Se me ocurre pensar que podría ser una tradición norteamericana. El actor Fatty Arbuckle fue acusado de matar a una mujer tras violarla con una botella de Coca Cola en 1921. Si hay algún turista estadounidense que tenga antecedentes, podré limitar la búsqueda por zona geográfica.

Llegan el listado de llamadas del móvil de Sufia y sus movimientos bancarios por fax. Antti entra y me los pone sobre la mesa. Servicio urgente. Así es como se supone que tendría que ser con cualquier investigación. Me tomo mi tiempo para echarles un vistazo. Sufia tenía conocidos importantes. Encuentro los números del ministro de Asuntos Exteriores finlandés, un miembro importante del kokoomus, el Partido Conservador Finlandés, unos cuantos políticos más, estrellas de cine y —lo más sorprendente de todo— el número de teléfono de Jyri Ivalo, el comisario superior de Policía. Cuando hablamos por la ma?ana, no me mencionó que conocía a Sufia. Me pregunto por qué.

Sigo mirando los listados. Sufia recibía muchas llamadas de un número de móvil; sin embargo, ella llamaba muy pocas veces a ese número. No obstante, sí que le envió unos cuantos mensajes de texto, y eso me hace pensar que quizá no debiera llamar directamente.

Sólo había ganado mil ochocientos euros con Lo inesperadoIII, su última película, y no tenía ninguna otra fuente de ingresos conocida ni residencia permanente. Había ido recibiendo inyecciones de efectivo en su cuenta durante los últimos dos meses de una fuente privada, y la habitación para sus vacaciones no la había pagado ella. Sufia Elmi era una mantenida.

Llamo a Pine Woods Cottages y me dan el número de tarjeta de crédito que usó para el pago. Realizo comprobaciones

con la tarjeta, la cuenta y el número del móvil. Aparece un nombre: Seppo Niemi.

Mi ex mujer me dejó por Seppo hace trece a?os. Seppo es de Helsinki. Es rico y tiene una lujosa casa de campo aquí; la compró antes de entrometerse en mi vida. No viene por Levi a menudo. Desde entonces nos hemos visto en el Hullu Poro unas cuantas veces. Nunca hablamos, pero cuando establecemos contacto visual, se encoge. Supongo que mantener la casa le sirve para convencerse de que no le intimido.

Compruebo el registro de su vehículo personalmente. Tiene un BMW 330i. Me da un escalofrío. La paradoja es tan grande que no sé si echarme a reír o a llorar. Llamo a Jyri.

—Tengo un sospechoso. Se llama Seppo Niemi. Le pasaba dinero a la cuenta y le pagaba el alquiler. Hay muchas posibilidades de que el coche usado en el crimen fuera un BMW 330i, y él tiene uno. ?Cómo quieres que lo gestione?

—?Quieres decir ese tipo rico de Helsinki?

—Sí.

Se queda pensando un instante.

—Hay algo más —a?ado—. Sufia conocía a mucha gente importante, incluido tú.

—?Y qué? Yo tengo una vida social muy activa.

—Pensé que debía mencionártelo.

—He oído cosas sobre Seppo Niemi —reflexiona Jyri—. Por lo que se ve, es un bobo. Cógelo y trátalo como un sospechoso peligroso.

—?No lo interrogamos primero?

—No. Jódelo. Primero arréstalo. Y no hay motivo para mencionar los amigos más importantes de Sufia a la prensa.

—Vale.