El coleccionista

—Nada.

Ella dio un paso adelante y lo atizó en el pecho. Adrian se asustó.

—?Cuánto?

—No… no lo sé —dijo él. Ya le había dado sesenta dólares. Adrian sacó la cartera y ella se la arrebató de las manos. Le quitó todo el dinero que tenía y le tiró la cartera a la cara.

—Esto es para pagar la tintorería —dijo ella—. Y no quiero volver a verte.

Pero él sí había vuelto a verla. A veces incluso varias noches seguidas, pero no había vuelto a acercársele.

Hasta esta semana. Ella no lo reconoció. Parecía más ?suave?, a falta de una palabra mejor, y Adrian sospechó que iba drogada. Además, ese día él iba en coche, mientras que la otra vez no. Ella subió al coche con mucho gusto y él le disparó con la Taser tras aparcar el coche en una callejuela a menos de una manzana de donde la había encontrado. Probablemente podría haberse limitado a taparle la cara con el trapo, pero de este modo se evitó el forcejeo. Era la misma Taser que había utilizado con Cooper y ella se había desplomado igual, aunque, en su caso, en el asiento del pasajero.

La Taser la había encontrado en casa de los Gemelos, igual que los cartuchos de recambio, doce en total. Eso significaba que podía disparar a doce personas, o a menos personas pero varias veces. También encontró la sustancia química que solían utilizar con él de vez en cuando. Empapaban un trapo con aquello, le tapaban la cara con el trapo y se quedaba dormido. Habría coleccionado también a los Gemelos para escuchar sus historias si no los hubiera odiado tanto. Pensó en dejar a la chica en una de las salas acolchadas, pero al final decidió atarla a una de las camas. Los dormitorios estaban más ventilados y supuso que serían más cómodos. Utilizó una cuerda y pegamento y ella estuvo dormida todo el rato.

Después de eso, Adrian salió de nuevo. Conducir era impresionante. El hecho de tener coche le estaba cambiando la vida. Condujo hasta el hospital y esperó fuera. Siguió a su segunda madre hasta su casa. Necesitaba que ella lo ayudara a cuidar a toda aquella gente que estaba coleccionando. Ella lo llamó ?retrasado?, igual que había hecho la chica de la calle, pero esa vez no tenía ningún camillero de su parte. La emprendió a golpes con ella y la enfermera le dijo que llamaría a la policía, que lo meterían en la cárcel y que la cárcel era mucho peor que cualquier cosa que pudiera haberle hecho ella jamás. él la atacó de nuevo y, cuando hubo acabado de pegarla, la ató a su propia cama, salió y compró un bidón de gasolina.

Durmió en casa de ella casi toda la noche, en el sofá, y se despertó a las cinco de la ma?ana para cargar el coche con toda la comida que encontró. Cogió unos cuantos vestidos para las chicas que le llevaría a Cooper, se despidió de su madre y le prendió fuego.

Eso significaba que tendría que hacerlo todo él solo. Se las arreglaría para conseguirlo. Al fin y al cabo, durante los últimos tres a?os en el centro de reinserción había demostrado que era capaz de hacerlo y mira todo lo que ha aprendido desde entonces… ha aprendido a conducir, a cocinar, a lavar los platos, a llegar solo hasta el centro y a comprar comida y ropa. Volvió a Grove hace una semana y cada ma?ana se ha sentado en el porche de madera frente al sol, a veces solo unos minutos, otras durante todo el día. Esta ma?ana ha sido un poco distinto debido a la lluvia, pero ahora ya ha escampado. Se toma el zumo de naranja y piensa en Cooper y en cómo, la noche anterior, los dos hombres establecieron una relación gracias a la muerte de la mujer. La violencia es… es ?si-tua-cio-nal?, eso es lo que pone en todos los libros. Eso es lo que convierte a los delincuentes en prisioneros modélicos: que dentro de la cárcel no hay mujeres a las que violar y matar. Sabía que cuando la situación cambiara, la actitud de Cooper también cambiaría. Lo leyó en alguna parte.

Adrian también se siente traicionado. Sabía que la mujer dejaría salir a Cooper de la celda y que lo que Cooper hiciera a continuación tendría un fuerte impacto en su relación. Si intentaba escapar, significaría que en realidad Adrian no le caía bien en absoluto y que, por consiguiente, todo lo que le había dicho había sido una sarta de mentiras. El hecho de que matara a la chica los había acercado un poco, pero la traición los ha separado de nuevo. Supone que eso significa que las cosas vuelven a estar como al principio.

Termina de desayunar pero no baja al sótano. Ya lo limpió todo ayer por la noche. Envolvió el cuerpo en una manta vieja y se la llevó a cuestas para enterrarla con los demás. Ahora mismo no le apetece ver a Cooper. Aún está demasiado enfadado con él. Y de todos modos, tiene otros planes para esta ma?ana: tiene que cavar. Y tal vez salir a buscar alguna pieza para su colección.





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