El coleccionista

—?Seguro que no os mencionó jamás Grover Hills?

—Solo estoy en primero y no llevamos más que dos semanas de curso. Las clases son solo de psicología básica, no de criminología. Debería preguntárselo a los demás profesores, o a ex alumnos, o podría leer el libro que escribió.

—?Un libro?

—Sí. Se rumorea que el profesor Riley estaba escribiendo un libro sobre asesinos en Christchurch. Ya sabe, los locos, sociópatas y asesinos múltiples. Es un experto en la materia. Si eso es cierto, probablemente estaría escribiendo sobre gente que podría haber acabado en Grover Hills.

—?Dónde puedo conseguir un ejemplar?

—?Quiere decir si queda alguno? Mire, de eso se trata precisamente. Jamás llegaron a publicárselo. Incluso era objeto de burla por parte de algunos alumnos. El profesor Riley actúa como si lo supiera todo, pero no consiguió encontrar a un solo editor al que le interesara. Supusimos que eso significaba que no sabía lo suficiente.

—?Conoces a alguien que lo haya leído?

—No. Pero es que ni siquiera sé si realmente llegó a escribirlo. Tal vez no es más que un rumor, como una de esas leyendas urbanas. Pero si lo escribió debe de estar en su ordenador o algo, ?no?

—Claro —digo mientras pienso en el amasijo de plástico en el que se ha convertido el ordenador de su casa.

Después de colgar, llamo a Schroder. Lo deja sonar media docena de veces antes de responder.

—Hola, Tate, me alegro de que me hayas llamado —dice—. He estado pensando mucho en esto y, tal como van las cosas, es mejor que lo dejes todo en mis manos. Sé que se trata de encontrar a Emma Green, pero también de detener al culpable. Si tú estás de por medio, la detención puede peligrar.

—Pensaba que contabas conmigo.

—Esto está por encima, Tate.

—?Y Natalie Flowers? ?Has hablado con sus padres?

Schroder suspira y creo que está a punto de colgar, pero continúa hablando.

—Hemos hablado con su madre. El padre murió un mes después de la desaparición de Natalie. La madre dice que fue a causa de la pena que sentía. Ha dicho que si no le hubiera ocurrido nada malo a Natalie, habría asistido al funeral de su padre, pero que no apareció. ?Recuerdas el caso de Melissa Flowers?

—Por supuesto.

—Pues eso. La familia quedó muy afectada, y cuando Natalie desapareció, bueno, ya puedes imaginarte el resto. Le mostramos las imágenes de Melissa X. Dice que se parece a su hija, pero que no es ella. Ya había visto las fotografías de los periódicos el a?o pasado y pensó lo mismo. Creo que no puede hacerse a la idea de lo que su hija era capaz de hacer, por eso no ve más que a una desconocida en esas fotos. Mira, Tate, si lo hacemos a tu manera tal vez atrapemos al tipo y encontremos a Cooper, y aun así consigan escapar indemnes si la defensa arguye que las escenas del crimen se han visto contaminadas por alguien con antecedentes penales graves. Además, si lo hacemos de ese modo perderé mi empleo y no le serviré de nada a nadie que desaparezca.

—La relación entre…

—Dios, Tate, déjalo.

—Intento ayudarte en esto.

—No, no es verdad. Estás intentando ayudarte a ti mismo. Te sientes responsable de lo que le ha ocurrido a Emma Green, pero no es culpa tuya.

—Yo …

—Voy a colgar, Tate. Es por tu bien.

Empiezo a caminar por el estudio, para calentar la rodilla. Aún la tengo hinchada, pero no me duele tanto como ayer. La lluvia ha amainado y las alcantarillas de la calle ya no están inundadas. Aparecen lagunas de cielo azul a lo lejos. Comprendo lo que me cuenta Schroder, pero es difícil que me importe una mierda todo esto, estoy intentando salvarle la vida a Emma Green. Yo estoy hablando a corto plazo y él, a largo plazo. Yo hablo de salvar a una chica y él, de salvar a más chicas en el futuro.

Tiene que haber una copia del libro de Cooper Riley en alguna parte. Si estaba trabajando en ello desde casa, cualquier rastro del libro habrá quedado destruido, pero Riley parece el tipo de persona que guardaría una copia de seguridad. Tal vez esté oculto en un lápiz de memoria pegado con cinta adhesiva a la parte trasera de algún archivador. O, más probablemente, estará en el ordenador de su despacho.