Me canso de esperar en el vestíbulo, la pierna me duele de tanto andar y al final decido que no le haré da?o a nadie si le espero dentro del despacho de Cooper. Me siento frente a la mesa y reviso lo más fundamental, abro los cajones e intento fijarme en todo lo que encuentro. Voy mirando también hacia fuera, puesto que tengo una visión privilegiada del pasillo que lleva hasta el departamento de psicología. Tendré tiempo de salir cuando vea llegar a Schroder. Muevo el ratón del ordenador y se activa la pantalla. El fondo de escritorio muestra una isla rodeada de aguas cristalinas que Cooper debe de haber so?ado visitar. Navego por los archivos pero no encuentro nada interesante. No hay nada personal, solo cosas relacionadas con su trabajo. Echo una ojeada a algunos de los temas que Cooper imparte y veo que son cosas muy macabras, ese tipo de cosas que provoca pesadillas a la gente buena y sue?os húmedos a la gente mala. Busco alguna mención a Natalie Flowers pero no hay ninguna.
Contemplo la fotografía de Natalie el día que se matriculó aquí, intento imaginar qué tipo de ideas debían de pasar por su cabeza por aquel entonces, me pregunto si conocía a la persona en la que se convertiría, o si aquella Natalie era una chica completamente distinta. La imagino sentada frente a la cámara igual que haría Emma Green unos a?os más tarde, las dos sonrientes, la cámara dispara, el flash las ilumina, y luego el fotógrafo diciendo ?siguiente? mientras la imagen quedaba almacenada en una…
??Tarjeta de memoria!?
?Dios, lo había olvidado completamente!
Busco en mi bolsillo y ahí está, la tarjeta de la cámara que encontré frente a la casa de Cooper. La introduzco en el ordenador y este ronronea unos segundos mientras intenta leerla. Con un poco de suerte, tendrá una foto del tipo que se lo llevó. O habrá una ubicación, o al menos algo que podamos utilizar para descubrir su paradero. Aparece un nuevo icono, hago ?clic? sobre él para abrir los archivos y el proceso se desarrolla lentamente. Pulso sobre el primero de ellos y tarda unos diez segundos en abrirse, el ordenador dibuja la imagen desde arriba, el resto va apareciendo centímetro a centímetro. El segundo archivo se abre mucho más rápidamente a medida que el ordenador le va cogiendo el tranquillo. Solo hay esas dos imágenes, voy pasando de una a otra cuando de repente la puerta se abre y entra Schroder.
—Dios, Tate, ?cómo demonios has entrado?
—Emma Green —digo, y aparto mi silla del ordenador. A pesar del calor que hace en el despacho y de que empiezo a sudar, siento un escalofrío—. Dios, Carl —digo con la boca seca de repente—. Creo que Emma Green aún está viva.
—Mira, Tate, no puedes…
—Por una vez, Carl, hazme caso y cállate —le digo y, efectivamente, me hace caso—. Mira. —Se?alo la pantalla con la barbilla. Schroder rodea el escritorio y lo observo mientras observa las fotografías. Lo único que se oye en el despacho es el ruido que emite el ventilador y algún que otro ?clic? del ratón. Fuera se oyen risas y gritos de estudiantes. Schroder está inclinado hacia delante, con las manos sobre la mesa y las mangas de la camisa remangadas, por lo que veo con claridad que se le pone la carne de gallina. Niega con la cabeza lentamente y yo lo imito. Me levanto y Schroder ocupa la silla. Me acerco a la ventana y observo a los estudiantes que están tomando el sol, todos rozando los veinte a?os por arriba o por abajo, todavía con tantas cosas por aprender, aunque en el mundo real hay algunas que espero que no tengan que ver jamás. Dice el refrán que una imagen vale más que mil palabras. A juzgar por lo que estamos viendo, no creo que haya un refrán más cierto. Lo que no nos cuentan es el final.
—Debemos volver a registrar el despacho —digo sin dejar de mirar por la ventana. Hay una pareja de estudiantes dándose el lote a la sombra de un árbol a la vista de todo el mundo. Se dan cuenta de que los demás los miran y empiezan a convertirlo en un espectáculo. Me entran ganas de echarles un cubo de agua fría por encima.
—Ya lo hemos registrado —dice Schroder.
—Sí, pero con la idea de descubrir qué le ha pasado a Cooper. Lo veíais como una víctima.
—Y no como un sospechoso —concluye—. ?Dónde demonios las has conseguido? —pregunta.
—Estaban en una tarjeta de memoria. La encontré en casa de Cooper.
—Dios mío, Tate. ?Y no se te ocurrió mencionarlo antes?
—Lo cierto, Carl, es que no; se me había olvidado completamente —digo antes de chasquear la lengua—. ?Por qué diablos siempre tienes que presuponer lo peor?
No responde.
—Lo siento —le digo, antes de contarle cómo encontré la tarjeta—. Y si no hubiera llegado allí a tiempo, habría quedado destruida como todo lo demás y no las tendrías —a?ado, se?alando la pantalla, en la que se ve a Emma Green tendida en el suelo con las manos atadas a la espalda. En una foto llevaba la ropa con la que desapareció, en la siguiente está desnuda. Tiene los ojos tapados con cinta americana, pero la boca no.
—Ni siquiera sabías que había una conexión.
—No sabemos que aún siga viva —dice Schroder.
—Pero no tenemos ningún motivo para sospechar lo contrario. ?Qué pasa si interrumpieron a Cooper? ?Qué pasa si estaba planeando volver?
—?Volver? ?Crees que las fotos no se tomaron en su casa?
Niego con la cabeza.
—Lo dudo. No está amordazada. Estas fotos las tomaron en algún lugar en el que nadie pudiera oírla gritar.
—Lo sabremos pronto si encuentran algún cadáver entre los restos del incendio.
—Oye, Carl. Hay otra conexión.
—?Con quién? —pregunta. Le paso el expediente—. Natalie Flowers —dice, mientras contempla la imagen—. ?Quién es? ?Otra alumna de Riley?
—Lo era.
—?Era? ?Qué ocurrió, ella también desapareció?
—En cierto modo, sí.
—?Quieres ser más concreto?
—Mira la foto más de cerca.
El coleccionista
Paul Cleave's books
- The Whitechapel Conspiracy
- Angels Demons
- Tell Me Your Dreams
- Ruthless: A Pretty Little Liars Novel
- True Lies: A Lying Game Novella
- The Dead Will Tell: A Kate Burkholder Novel
- Cut to the Bone: A Body Farm Novel
- The Bone Thief: A Body Farm Novel-5
- The Breaking Point: A Body Farm Novel
- El accidente
- Alert: (Michael Bennett 8)
- Guardian Angel
- The Paris Architect: A Novel
- ángeles en la nieve
- Helsinki White
- Love You More: A Novel