El coleccionista

—?Puedo ver las fotografías?

Gira la pantalla del ordenador hacia mí y tengo que inclinarme sobre la mesa para verlo mejor, con lo que entro en la zona perfumada durante el proceso. Va pasando las fotos para que las vea. Cuando llega a la tercera le pido que se detenga para poder verla mejor. Los ojos me suenan.

—Recuerdo a esa chica —dice la recepcionista.

—?Sí?

—No tanto a ella como a sus padres, de hecho. Vinieron a pedir información.

—?Qué tipo de información?

—Cualquier cosa que pudiera ayudarlos a encontrarla. Desapareció. Oh, no —dice en el momento en que establece la relación—. ?Cree que le habrá pasado lo mismo que a Emma Green? —pregunta mientras se?ala con unos golpecitos al monitor.

No lo creo. Creo que esas dos chicas han seguido caminos muy distintos. Creo que la chica de la pantalla podría ser la mujer que atacó al Trinchador de Christchurch y mató al inspector Calhoun. Esta podría ser la mujer que mandó al profesor Riley al hospital hace tres a?os. Su imagen ha aparecido en los periódicos y en todos los noticiarios, una imagen sacada del vídeo que vi ayer, pero esa imagen no es la misma que estoy mirando ahora. Se le parece, pero no es la misma, el peinado es distinto, el color del pelo también, tiene la cara más delgada… pero los ojos, los ojos son los mismos. Estoy seguro de ello.

Cooper Riley también se habría dado cuenta. Habría visto las noticias y la habría reconocido, pero nunca fue a denunciarlo a la policía.

?Por qué? ?Todavía debe de tenerle miedo?

?O es que oculta algo?





22


Hoy Cooper se siente la cabeza mucho mejor, pero aún le duele un poco y tiene la tentación de tomarse las píldoras que encontró ayer en el bolsillo. La herida del pecho empieza a picarle y cuando se la toca, los dedos se le manchan de sangre y alguna otra cosa, algo que no es exactamente amarillo. Si no come algo pronto cree que puede llegar a volverse loco.

Reconoce a la chica. Pelirroja, con el pelo hasta los hombros, sucio y enmara?ado. Tiene la piel muy clara y enrojecida. No debe de tener más de veinte a?os. ?Una alumna? Tal vez una ex alumna. Incluso podría ser que fuera una nueva alumna de este a?o, ?tiene tantos! O podría ser alguien del supermercado, una cajera, una chica con la que hubiera charlado mientras pasaba la compra por el escáner antes de que él sacara la tarjeta de crédito. Tal vez una peluquera del centro comercial, una testigo de Jehová que algún día llamó a su puerta por la ma?ana o una recepcionista en la consulta de su médico. La ha visto antes, pero no recuerda dónde. Lleva un vestido floreado que le queda grande y que, bajo la luz de la linterna, parece de color azul pálido. Cooper piensa que es el tipo de vestido que su madre se pondría en verano.