—No importa —dice Cooper, y de repente se muestra alicaído—. Lo único que cuenta es que ya se ha acabado —a?ade mientras desvía la mirada, aunque no mucho, lo justo, porque necesita que Adrian vea lo triste que finge estar.
—?Qué se ha acabado? —pregunta Adrian después de dar otro paso adelante.
—Matar —apoya la frente sobre la ventanilla—. Eso que tanto te gusta de mí es justo lo que no podré volver a hacer.
?A menos que me dejes salir?, piensa Cooper, aunque se abstiene de decirlo en voz alta. Es demasiado pronto. Pasito a pasito. Si se pasa de la raya lo echará todo a perder.
—Ya había pensado en eso.
—?Sí? —pregunta Cooper, y levanta la mirada con una curiosidad sincera.
—Sí. Y tengo algo que tal vez pueda servirte de ayuda.
—?Qué?
—Es una sorpresa. Te lo diré ma?ana.
Pasito a pasito. Tiene los pu?os apretados, aunque Adrian no puede verlo. Intenta imaginar cómo debe de ser eso de estrangular a alguien, su amigo imaginario no había opuesto resistencia, pero en cuanto salga de allí le gustará saber qué se siente al estrangular a Adrian.
—De acuerdo, Adrian. Gracias —dice Cooper. Tiene que esforzarse para no preguntarle en qué consiste la sorpresa—. ?Sabes? Desde el principio supe que algún día se acabaría eso de ir matando a la gente.
—Supongo que sí —admite Adrian mientras se rasca una mancha rojiza que tiene en una de las mejillas—. Pero tampoco tiene por qué ser así.
—?No? No puedes traerme a gente para que la mate, eso no tendría…
Se detiene al ver la sonrisa de Adrian. ?Oh, Dios, en eso consistía su plan! Está seguro de que se trata de eso. La sorpresa que Adrian le tiene preparada es que le traerá a alguien para que lo mate. El estómago se le encoge nada más pensar en ello.
—Ten paciencia hasta ma?ana —dice Adrian, y prácticamente confirma las sospechas de Cooper—. Pero todavía no me has contestado: ?por qué te convertiste en asesino en serie?
?La persona a la que se supone que tendrá que matar ya está allí? ?Es un hombre o una mujer? ?Alguien a quien conoce?
—?Cooper?
Espera, esto puede ser positivo, en el fondo. Tal vez sea alguien que pueda ayudarlo. Pueden ayudarse mutuamente.
—?Eh, Cooper!
—?Eh? —Mira a Adrian y este parece preocupado.
—?Estás bien?
—Sí, claro.
—?Por qué te convertiste en asesino en serie?
—?Qué?
—?Me estás escuchando?
—?Qué? Ah, sí, sí, claro. Es que… bueno, no es fácil responder a eso —dice Cooper mientras intenta centrarse y recordar lo que ha estado aprendiendo y ense?ando durante los últimos a?os—. Simplemente ocurrió. La primera vez fue casi un accidente. Había entrado en casa de alguien —dice—. En principio solo buscaba dinero, pero esa mujer… bueno ya sabes, le dio por llegar a casa en un mal momento.
Es una respuesta estándar. Cada día, en alguna parte del mundo alguien llega a casa, se encuentra dentro a un desconocido y acaba muriendo por ello. Un ladrón entra para robar dinero y se le presenta la oportunidad de tomar otro camino, ocurre continuamente, ladrones que pasan a ser violadores. Y luego, asesinos.
—Así es como se empieza muchas veces —dice Adrian mientras asiente—. Sale en los libros.
—Una cosa llevó a la otra.
Adrian deja de rascarse la mancha de la cara para estudiarse los dedos.
—?La violaste?
—Ya te he dicho que una cosa llevó a la otra.
—?Matabas animales cuando eras peque?o? —pregunta Adrian, y empieza a rascarse de nuevo.
—?Tú sí?
—Mmm.
—?Te acuerdas del trato que hemos hecho, Adrian? Yo responderé a tus preguntas, pero solo si tú contestas las mías.
—Me acuerdo.
—?Fue un gato o un perro? —pregunta Cooper.
—?Cómo lo sabes?
—Pero nunca has ido más allá de eso, ?no? Todavía no has matado a ninguna persona, ?verdad?
—No, nunca —dice Adrian con la mirada fija en el suelo, pero Cooper sabe que está mintiendo. Adrian es un asesino. Las probabilidades de salir de allí son cada vez más reducidas. Espera que las personas a las que haya matado no hayan formado parte previamente de su colección y hayan pasado por esa habitación.
—Cuéntame —le pide Cooper.
—Sucedió hace mucho tiempo —dice Adrian—. En el instituto solían meterse mucho conmigo.
—A mí también me pasaba —replica Cooper, aunque no es cierto. Nunca se metió en líos, ni como víctima ni como verdugo. Era más bien un fantasma, la gente no se percataba de su presencia.
—Lo hacían continuamente. No es que me pegaran cada día, pero sí se burlaban de mí a diario y recibía un pu?etazo o un empujón cada semana, como mínimo. Odiaba el instituto.
—Puede ser muy duro —dice Cooper—. Pero al menos sobreviviste, ?no?
—Un día, esos chavales me dieron una paliza que me dejó para el arrastre. Tuvieron que llevarme al hospital y pasé un tiempo allí dentro. Me dieron tan fuerte que me dejaron en coma. Y el coma no me dolió, pero el resto sí.
El coleccionista
Paul Cleave's books
- The Whitechapel Conspiracy
- Angels Demons
- Tell Me Your Dreams
- Ruthless: A Pretty Little Liars Novel
- True Lies: A Lying Game Novella
- The Dead Will Tell: A Kate Burkholder Novel
- Cut to the Bone: A Body Farm Novel
- The Bone Thief: A Body Farm Novel-5
- The Breaking Point: A Body Farm Novel
- El accidente
- Alert: (Michael Bennett 8)
- Guardian Angel
- The Paris Architect: A Novel
- ángeles en la nieve
- Helsinki White
- Love You More: A Novel