La salida del sol es algo que le gustaría volver a ver. La próxima vez, sin embargo, espera no sentir tanto dolor. Ha dormido un poco durante la salida del sol y bastante más antes de que saliera; las horas previas han desaparecido en una neblina de sue?os en los que ha visto a su madre y a su otra madre, en los que incluso ha visto a su padre antes de que desapareciera de su vida, cuando Adrian aún estaba en la escuela primaria y abandonó a su familia como hacen algunos hombres cuando se les ofrece la posibilidad de empezar una vida más simple con la secretaria.
Ha visto la parte buena del alba. El cielo se ha iluminado y por un momento parecía como si al sol no le apeteciera salir, como si algo lo retuviera, alguna entidad que deseaba que este día naciera entre tinieblas. Entonces se ha asomado ligeramente por el horizonte, se ha alzado por encima de los campos que se extendían hasta donde le llegaba la vista, ha vertido su luz dorada sobre la ma?ana, ha aportado su calidez al instante y ha despertado al mundo con ella. Enseguida se ha dejado ver por completo y lo que antes lo retenía ahora lo empujaba hacia delante y luego hacia arriba y creaba las largas sombras de los árboles. Ha vuelto a dar una cabezadita un poco después, pero sin llegar a dormirse del todo, el picor en la pierna le ha impedido sumirse en un sue?o profundo.
El sol ya ha superado las copas de los árboles y las sombras son más cortas cuando vuelve a entrar. Nota que le sigue doliendo la pierna al caminar, aunque ha mejorado desde que se ha aplicado crema. El trozo de gasa que se había colocado encima se le ha pegado a la herida y cuando tira de ella oye como si se desgarrara algo y le duele mucho, por lo que deja de tirar. Tendrá que quitársela de algún modo y cambiársela para que se le cure de una vez. No puede perder la pierna. Vuelve a revolver el botiquín con la esperanza de que la luz del día le revele algo que no hubiera visto a oscuras, pero no hay nada. No comprende para qué sirven la mitad de las cosas y hay un par de dentaduras postizas en uno de los estantes que tienen un aspecto inquietante, con motas de moho y pelusas en las encías. Supone que tendrá que ir a la ciudad en coche en algún momento del día para comprar provisiones. Hay algo de comida en el frigorífico, algo de su madre, algo de los Gemelos, pero no la suficiente para pasar unos días, aunque es fantástico poder disponer de un frigorífico con electricidad. Hay un hecho que se va imponiendo poco a poco y es que no puede permitirse mantener muchas piezas de colección al mismo tiempo. Hoy tendrá que ocuparse de la madre de Cooper, y también de la chica. Al fin y al cabo no ha sido tan malo que finalmente no pudiera conseguir a Theodore Tate.
Coge unos pantalones cortos y una camiseta y va descalzo hasta la cocina. En el frigorífico hay el zumo de naranja que se llevó de la casa de los Gemelos, además de unos cuantos huevos frescos y el pan que se llevó de la casa de su madre, que ya no está en muy buen estado. Cuando llegó ya había algo de comida, pero era sobre todo comida basura, como bolsas de patatas fritas y bebidas con gas de las que no le permitían beber cuando era peque?o y que ahora tampoco quiere tomar. Se sirve un poco de zumo de naranja, mete una rebanada de pan en la tostadora y se pone los pantalones cortos mientras espera a que salte la tostada. Se sienta a la mesa de la cocina y lee el periódico que ayer le dio a Cooper. Descubre el nombre de la chica que encontró anoche. Emma Green. Lee un artículo sobre la pena capital, sobre lo que está bien y lo que no acerca del tema y está de acuerdo con ambas partes. Los Gemelos merecían morir por lo que le habían hecho a algunas personas, pero Adrian no merece morir por lo que les hizo a los Gemelos. Pero si así fuera y lo mereciera, ?los encargados de llevar a cabo las ejecuciones de los presos no serían también asesinos? ?No los arrestarían, los meterían en la cárcel y los pondrían a la cola de la silla eléctrica? ?Hay sillas eléctricas en Nueva Zelanda? No sabe cuándo se libraron de la pena de muerte en Nueva Zelanda, si llegó a ser vigente alguna vez y, en caso de que así fuera, cómo ejecutaban a los reos. Probablemente con un pelotón de ejecución. No todos los asesinos son monstruos. Algunos tienen motivos para matar.
Se sirve un segundo vaso de zumo, se mete la Taser en el bolsillo, toma la pistola y abre la puerta del cuarto en el que Emma Green permanece atada a una cama parecida a la que ha utilizado él para dormir. Piensa que tal vez este fuera el dormitorio principal para las víctimas antes de que les llegara la hora y las mataran. El mobiliario es anticuado, con muchas curvas y molduras, y la colcha está llena de motivos florales. La ventana está abierta, el aire es cálido y la chica está casi dormida; Adrian la mira desde la puerta, sin moverse. Quiere olerle el pelo y apartárselo de la cara con un dedo. Unos minutos después, ella empieza a revolverse como si lo hubiera notado. Abre los ojos de repente y los fija en él. La chica retrocede horrorizada.
—Soy el que te ha encontrado y te ha ayudado —dice—. Mira, te he traído algo para beber.
—?Qué… qué es lo…? —dice ella antes de empezar a toser. El cuerpo se le tensa mientras intenta cubrirse la boca con la mano, pero las tiene atadas a la cabecera de la cama—. ?Qué es lo que quieres? —pregunta.
El coleccionista
Paul Cleave's books
- The Whitechapel Conspiracy
- Angels Demons
- Tell Me Your Dreams
- Ruthless: A Pretty Little Liars Novel
- True Lies: A Lying Game Novella
- The Dead Will Tell: A Kate Burkholder Novel
- Cut to the Bone: A Body Farm Novel
- The Bone Thief: A Body Farm Novel-5
- The Breaking Point: A Body Farm Novel
- El accidente
- Alert: (Michael Bennett 8)
- Guardian Angel
- The Paris Architect: A Novel
- ángeles en la nieve
- Helsinki White
- Love You More: A Novel