?Su hogar ha dejado de serlo! Incluso mientras estuvo en el centro de reinserción, Grove había seguido siendo un lugar seguro que esperaba intacto su regreso. Pero ahora… ?ahora esa gente lo ha arruinado! ?Por qué son tan malos con él?
Conoce la zona, por lo que se las arregla para mantenerse alejado de las vías principales por si hay coches de policía apostados en ellas. Al fin y al cabo, todavía conduce el coche de una chica muerta. Llega a la autopista sin ver a nadie y continúa su camino hacia el oeste, donde hay más carreteras secundarias. No es que haya mucho tráfico. El sol ya se ha ocultado, pero el cielo aún no ha oscurecido del todo. No hay más coches que el suyo y conduce por encima del límite de velocidad reglamentario, algo que no había hecho nunca antes, mientras los pilotos delanteros del coche se balancean sobre la carretera debido a que las manos no dejan de temblarle sobre el volante. Lo tiene agarrado con fuerza. Conduce casi a cien kilómetros por hora y el corazón le late rapidísimo. Nunca había conducido a tanta velocidad.
Sabe que Cooper piensa que su hogar temporal es Sunnyview, pero Cooper no lo sabe todo. Adrian ha venido en coche hasta aquí dos veces. La primera vez fue cuando estaba aprendiendo a conducir y Ritchie pensó que sería divertido ense?arle por carreteras secundarias, donde habría menos riesgo de que los atraparan. Vinieron hasta aquí en coche y aparcaron frente al camino de entrada, demasiado nerviosos para continuar, desafiándose mutuamente y riéndose. La segunda vez fue el lunes por la noche, cuando siguió a Cooper hasta aquí. Este tenía a la chica en el maletero del coche y Adrian se quedó bastante más atrás para evitar que lo oyera.
Esta vez se adentra en el camino de entrada, no hay nadie para desafiarlo, nadie con quien reír. Sunnyview es un edificio mucho mayor que Grover Hills, no le gusta: no tiene ese aire hogare?o que tiene Grove. Es más moderno, está hecho de ladrillo, tiene más forma de bloque y está en mejores condiciones; la vida podría haber sido distinta si lo hubieran mandado allí. El césped del jardín está demasiado alto, hay zonas en las que crecen los cardos y por la parte trasera la hierba llega a la altura de las rodillas y le hace esas cosquillas en las piernas que tanto odia. Siente un hormigueo nervioso en la espalda mientras carga con la pala y sigue el sendero que transcurre paralelo al muro de ladrillos con la ayuda de una linterna para alumbrar el camino. Al final tuerce a la izquierda y da unos pasos antes de recordar que se suponía que debía torcer a la derecha. Debería haberlo anotado. Le pasó por la cabeza la idea de hacerlo, pero creyó que se acordaría. El cielo está ya casi completamente oscuro, tiende a púrpura a lo lejos. No mucho más allá hay unos árboles enormes y afortunadamente Cooper no había enterrado a la chica allí, puesto que en ese caso no la encontraría jamás. Continúa andando hasta que da con la zanja, que desciende más o menos un metro respecto al nivel normal. La sigue mientras examina cuidadosamente la tierra y encuentra el árbol. Es un abedul con las ramas quebradizas. Cuando pasa por encima del tronco, se engancha la camisa y se abre un peque?o agujero en la tela. Intenta retroceder pero se le cae la pala, se le enredan los pies y cae en la zanja, con lo que se rasga la camisa aún más. Recoge la pala y golpea con ella el suelo dos veces antes de lanzarla unos metros más adelante, descarga los pu?os contra el suelo y empieza a llorar. Se suponía que las cosas no tenían que ir de ese modo.
Tarda aún un minuto en volver a incorporarse. La camisa está hecha unos zorros. Encuentra la pala y continúa. Le duele la cabeza. Cuenta lo que le parece que son diez metros. La tierra parece distinta en este punto, está un poco más levantada, por lo que clava la pala en el suelo. Los picores desaparecen a medida que cava, pero todavía le espera un buen rato de trabajo antes de encontrarla.
Para ser una chica que lleva solo dos días muerta, está realmente hecha polvo. De hecho, está tan hecha polvo que se pregunta si es realmente la chica en cuestión y no otra de las víctimas de Cooper. Al fin y al cabo, le había dicho que había matado a seis.
Tiene miedo de que se le rompa en dos si intenta recogerla. Y de todos modos no quiere tocarla con los dedos. Tiene el cuerpo lleno de bichos y gusanos. Mira a su alrededor pero no ve nada que le resulte útil y entonces decide usar su camisa. Después de todo, tendrá que tirarla. Se la quita, envuelve con ella uno de los pies de la chica muerta y tira de él.
El pie no se separa del cuerpo, por lo que consigue deslizar el cadáver fuera de la fosa, con mucha tierra pegada, aunque algunos trozos de carne en muy mal estado se quedan por el camino. Levanta el cuerpo de la chica, pero lo mantiene alejado del suyo. Piensa que si intenta arrastrarla por donde ha venido apenas quedará algo de ella una vez llegue al coche. Decide rodear con ella el abedul caído en lugar de pasar por encima. Ya en el coche, vuelve a meterla en el maletero y deja dentro también la camisa.
El coleccionista
Paul Cleave's books
- The Whitechapel Conspiracy
- Angels Demons
- Tell Me Your Dreams
- Ruthless: A Pretty Little Liars Novel
- True Lies: A Lying Game Novella
- The Dead Will Tell: A Kate Burkholder Novel
- Cut to the Bone: A Body Farm Novel
- The Bone Thief: A Body Farm Novel-5
- The Breaking Point: A Body Farm Novel
- El accidente
- Alert: (Michael Bennett 8)
- Guardian Angel
- The Paris Architect: A Novel
- ángeles en la nieve
- Helsinki White
- Love You More: A Novel