El coleccionista

—?Loaner solo tenía que visitarse dos veces al a?o? —pregunto—. Eso no me parece mucho.

—No lo es —admite Barlow—, pero es lo que hay. Y recuerde que no es culpa mía, ni del doctor Stanton; es el número de visitas que estipularon los tribunales médicos.

—Bueno, cuénteme, ?adónde cree que Adrian podría haberse llevado a Cooper?

—A algún lugar que ya conozca —dice—. Eso es lo único que puedo decirle.

—No es mucho —replico—. Eso ya lo sabíamos nosotros.

—Oiga… —dice, pero yo levanto una mano y lo detengo.

—Lo siento, no quería menospreciarlo. Es que ha sido un día muy largo.

—No pasa nada —dice mientras asiente lentamente—. Es algo a lo que todos los psiquiatras debemos acostumbrarnos cuando tratamos con polis. —Me mira y se dispone a a?adir algo más. Creo saber qué es, pero no por ello se lo pondré fácil. Continúa—: Primero unas reglas básicas —dice—. Esto son especulaciones. Es ciencia, no soy uno de esos malditos adivinos que se ven en la tele. Lo que digo tiene su fundamento. En mi opinión, hay la posibilidad de que regrese. En primer lugar, este es su hogar. No querrá permanecer alejado mucho tiempo. Se ha visto obligado a abandonar su hogar y por tanto estará estresado y triste, y la gente estresada tiende a volver a las cosas que les proporcionan consuelo. Eso significa que todos los implicados en este caso encierren en casa sus mascotas esta noche. Deberían considerar también la posibilidad de dejar coches de incógnito delante de sus casas, de las de todos los implicados en el caso, puesto que pueden convertirse en objetivos. Aunque por lo que a usted respecta, se?or Tate, tal vez ya sea demasiado tarde. Dejando eso de lado, creo que se darán cuenta de que está ansioso por volver. Este ha sido su hogar durante muchos a?os y lo estará vigilando de cerca. De hecho, puede que esté por aquí cerca ahora mismo. —Dicho esto, todos miramos en dirección a los árboles y la calle para ver si cazamos a un loco observándonos—. Yo pondría a unos cuantos coches patrulla para interceptar a cualquiera que se acerque por aquí.

—?Ha leído el libro de Cooper Riley? —pregunto.

—?Cómo lo has hecho para conseguir una copia, Tate? —interviene Schroder.

—Sí, el inspector Schroder me dio una copia cuando me puso al día del caso —comenta Barlow—. Está muy mal escrito —a?ade—, y es contradictorio. Cree saber más de lo que sabe realmente y lo demuestra en las conclusiones. Yo puedo hacerlo mucho mejor. De hecho, es algo en lo que he estado pensando durante los últimos a?os y tal vez, bueno, no me gustaría parecer oportunista, pero tal vez haya aquí material para hacerlo.

—Dios… —murmuro.

—Sé lo que está pensando —dice—, pero sin profesionales como yo, que estudiamos a personas como Adrian y Cooper, la persona como usted ni siquiera sabría por dónde empezar.

—De acuerdo, lo he entendido —admito, enfadado por tener que darle la razón. Simplemente me horroriza la posibilidad de que alguien pueda ganar dinero gracias a tanta muerte y sufrimiento—. Pero hay algo que aún no comprendo.

—?Solo una cosa, Tate? —dice Schroder, pero decido ignorar su sarcasmo.

—Adrian quería vengarse de Pamela Deans y por eso la mató —digo—. Si quería vengarse de Cooper Riley, ?por qué no se limitaba a matarlo?

Barlow levanta las cejas y su frente se llena de arrugas.

—Esa es la gran pregunta, ?verdad? Sí, he estado pensando en ello. No creo que la venganza haya motivado el secuestro de Cooper Riley.

—?No? Entonces, ?qué? —pregunto con sincera curiosidad.

—Yo creo que es fascinación.

—?Fascinación? —repite Schroder.

—Creo que cuando Cooper Riley venía aquí para llevar a cabo entrevistas y pruebas Adrian debió de obsesionarse con él.

—?Cree que se ha llevado a Cooper para poseerlo? —pregunto.

—Tiene sentido.

De hecho, lo tiene. Debería haberme dado cuenta antes. Debería haberlo imaginado desde el momento en que vi la celda del sótano.

—Si tan obsesionado está, ?por qué tenía que esperar tres a?os? —pregunta Schroder.

—Probablemente tuvo que reunir el valor para actuar —dice Barlow—, y tenía que conseguir las herramientas para llevarlo a cabo. Si se tratara de una venganza, Cooper ya estaría muerto. De eso estoy seguro. Dicen que Adrian utilizó una Taser, ?verdad? ?Por qué no utilizó un cuchillo? ?O una pistola? Pues porque no se trataba de matarlo. Se trataba de coleccionarlo.

Ritchie Munroe ha dicho que ense?ó a conducir a Adrian. Eso podría haber tenido algo que ver. Hasta hace poco, Adrian no había tenido los medios para traer a alguien hasta aquí. No creo que hubiera podido meter a Cooper en el maletero de un taxi.

—?Cree que Adrian sabía que Cooper era un asesino? —pregunto.