El coleccionista

—Eso querría decir que es más inteligente de lo que pensábamos al principio —dice Barlow—. Aunque es más probable que, en realidad, lo que haya pasado es que simplemente haya tenido buena suerte.

—?Cree que simplemente estaba siguiendo a Cooper y descubrió que era un asesino en serie? —pregunta Schroder.

—De lo contrario, eso significaría que sabe hacer nuestro trabajo mejor que nosotros —digo—. No puede haber sabido de antemano que Cooper era un asesino en serie.

—?Nuestro trabajo? —pregunta Schroder.

—Ya sabes a qué me refiero.

—Estoy de acuerdo —dice Barlow—. La cuestión ahora es saber cuánto más le durará la suerte a Adrian.

Yo no solo pienso en la suerte de Adrian. También pienso en la de Emma Green. Tuvo suerte de que secuestraran a Cooper, pero eso podría significar que lleva desde el lunes sin comida ni bebida. Por lo que sé, una persona puede sobrevivir un promedio de unos cuatro días, más o menos, sin agua. Pero las condiciones no son normales. Con esta ola de calor… bueno, depende del calor que haga donde se encuentre ahora. El montón de tierra de la última tumba es cada vez más alto a medida que el esqueleto va quedando cada vez más expuesto a la intemperie. Contemplo el terreno y pienso en las tumbas que aún quedan por encontrar y le rezo al Dios que abandonó a esas víctimas que no abandone también a Emma Green y me permita encontrarla viva.

—Loaner es una persona inestable, agentes —dice Barlow—, sometido a una situación de estrés sería capaz de cualquier cosa. Y ahora mismo está estresado, miren cómo le hemos ocupado la casa. Créanme, si Adrian se entera de lo que está sucediendo aquí, entrará en un estado de pánico total y será capaz de cualquier cosa.

—?Y Melissa X? —pregunto después de lanzarle una mirada a Schroder.

—él sabe algo sobre ella —dice Schroder para darme a entender que puedo seguir hablando.

—?Me he perdido algo? —pregunto.

Schroder niega con la cabeza.

—Estamos hablando con sus amigas y su familia para intentar construir un perfil —dice.

—No es la misma persona que era antes de que Riley la atacara, asumiendo que sea eso lo que sucedió —explica Barlow—. Una parte de ella ha adoptado el rol de su difunta hermana, lo que busca es venganza.

—?Y la otra parte? —pregunto.

Se encoge de hombros.

—No sabría decirle. Hay quien diría que es pura malicia, pero yo no creo que sea el caso. La persona que es ahora es producto de su pasado. Con la medicación adecuada y la ayuda adecuada… —dice, aunque no termina la frase, porque tanto Schroder como yo lo miramos como si no estuviera entendiendo nada. No todo el mundo puede curarse, hay gente que debe permanecer encerrada para siempre. No fue culpa de Natalie el haber tomado ese camino, pero ha matado a hombres inocentes mientras lo recorría y debe pagar por ello.





39


Cooper se ha quitado la camisa. Ha hecho un ovillo con ella para poner la cabeza encima. No es la almohada más cómoda del mundo, pero tampoco lo es la habitación en la que se encuentra. A ratos piensa en Emma Green y se pregunta si estará pasando exactamente por lo mismo que él. Al menos ella tiene agua. Quién sabe, tal vez después de haber pasado cuatro días atada ha encontrado una manera de liberarse, aunque si lo ha conseguido tampoco habrá podido salir de la habitación. Pero sobre todo piensa en Natalie Flowers y en lo que hará con ella en cuanto salga de aquí. Combinará lo que sabe sobre ella con lo que la policía ha descubierto, encontrará su paradero y le hará pagar por lo que hizo. Veremos si le gusta que le aplasten partes del cuerpo con unos alicates.

Pasa un rato pensando en cómo se sentirá y en cómo sucederá. Primero Adrian y luego Natalie. Conoce su profesión lo suficiente para saber que esas otras mujeres a las que ha estado haciendo da?o son sucedáneas de Natalie y se pregunta qué ocurrirá una vez la haya matado, si volverá a sentir otra vez ese impulso. Le interesa desde una perspectiva meramente académica.

Tiene el cuerpo empapado en sudor. No dispone de ningún medio para saber qué hora es. Podría ser medianoche. Podría ser mediodía. Su reloj biológico está completamente descontrolado. Así es como debe de sentirse un pollo asado, piensa, y se desabrocha los pantalones para separar un poco la tela de su cuerpo. Necesita agua. Necesita aire fresco. No sabe cuánto tiempo tardará Adrian en volver. No sabe si ese loco cabrón realmente intentará secuestrar a su madre. Espera que no. Mezclar a su madre en esto complicaría las cosas.

Oye pasos fuera de la habitación. Alguien corre. Lo primero que le viene a la cabeza es que están a punto de rescatarlo. Lo segundo, que el rescate podría acabar siendo un problema. La ranura vuelve a abrirse y la luz entra en la sala, aunque no tan fuerte como antes. Está anocheciendo. Deben de ser las ocho más o menos.