—No —responde Adrian, y desvía la mirada—. Solo tengo… ya sabes, curiosidad.
—No lo sé —dice Cooper—. Depende de si también matas a otras personas.
—?Qué pasa con tu madre? —pregunta Adrian.
—?Qué?
—He leído montones y montones de libros y todos dicen que los asesinos en serie crecen odiando a sus madres. Dicen que la persona a quien un asesino en serie desea matar por encima de todo es a la madre denigrante, pero que en lugar de eso matan a otras mujeres que le sirven de suic… sui-cedáneo —dice Adrian.
—Sucedáneo.
—Sucidanio. ?Esa es la razón por la que mataste a todas esas personas?
La respuesta es no. Y además no ?existen todas esas personas?. Solo hay dos.
—Mi madre es una buena persona —dice Cooper. Y además es cierto, quiere a su madre. Ahora mismo estará sentada en su salón, con fotos de Cooper y de su hermana contemplándola desde las paredes. Su hermana probablemente está volviendo a Nueva Zelanda en un vuelo de larga distancia para poder estar junto a ella. Debe de tener a los amigos y al resto de familiares intentando consolarla, un pa?uelo húmedo sobre el regazo, la mirada absolutamente perdida, esperando que su hijo siga vivo pero creyendo lo contrario. Cuando la gente desaparece en este país no vuelve a aparecer. Al menos, no con vida.
—Tu madre es la que te ha hecho como eres —dice Adrian—. Ella es el motivo por el que te convertiste en asesino.
—Eso no es cierto.
—Pero en los libros pone que…
—Los libros también se equivocan, Adrian. Son una generalización.
—?Una qué?
—Significa que los libros explican cómo funciona la mayoría de la gente, pero no toda. Siempre hay excepciones.
—En los libros no ponía nada sobre excepciones.
—Pero las hay. Tú no sientes esa fascinación por los asesinos por culpa de tu madre, ?verdad?
—Eso es distinto. Eso no es lo que te ha ocurrido a ti, lo que significa que debes de odiar a tu madre.
—No la odio. La quiero.
—?Crees que podría coleccionarla?
Durante una fracción de segundo, las palabras dejan de tener sentido, al menos él no consigue encontrarlo, pero lo sabe, sabe qué ha querido decir Adrian.
—?Qué?
—Si realmente la quieres tanto, traértela aquí es lo mejor que puedo hacer por ti. Si la odias y quieres que muera, entonces traerla aquí también será algo bueno para ti.
—No la traigas aquí —dice Cooper en voz baja.
—?Qué?
—He dicho que no la traigas aquí —repite, esta vez más fuerte.
—?Pero si será perfecta para la colección! —dice Adrian, casi sin aliento—. El asesino en serie y la mujer que lo hizo de ese modo.
—Ella no me hizo de ese modo.
—Podemos hablar de esto cuando vuelva con ella.
—Espera, espera —dice Cooper, abalanzándose sobre la ranura. Pero Adrian la cierra y vuelve la oscuridad—. ?Espera! —grita, aunque es en vano. Golpea la puerta acolchada sin apenas conseguir hacer ruido—. ?Adrian! ?Adrian!
Pero Adrian ya se ha ido.
36
Me tomo un descanso para gozar de un placer mundano. Apenas he comido en todo el día y mi cuerpo empieza a reclamarlo. Paso por un drive-in y me llevo una hamburguesa, patatas fritas y una especie de sucedáneo de Coca-Cola que consiste en un jarabe y cuatro burbujas carbonatadas. Sabe exactamente igual a como yo recordaba, lo cual es una verdadera pena. Me quedo dentro del coche, aparcado a la sombra de unos olmos enormes mientras el jugo de la hamburguesa me chorrea por los dedos hasta la mu?eca. Hay ni?os jugando a críquet, lo que significa que las clases han terminado por hoy y que es mucho más tarde de lo que creía. Pienso en mi hija mientras me como la hamburguesa. Pienso en sus amigos de la escuela y me pregunto cuántos de ellos todavía la recuerdan. Luego pienso en la sangre de los escalones para bajar al sótano de Grover Hills y en que lo más probable es que en ese lugar se haya cometido un crimen. El hielo de la Coca-Cola se derrite y convierte la bebida en algo un poco más soportable. Pienso en Jesse Cartman y en la Sala de los Gritos. Si hubiera algo de cierto en lo que Cartman me ha contado y la sala siguiera activa, y yo aún fuera policía y hubiera acabado de enterrar a mi hija, ?tiraría de la manta acerca de esa sala y todas las cosas terribles que sucedieron allí? Me acabo la hamburguesa. En ese caso me gustaría vengarme del mismo modo que les gustaría hacerlo a muchos otros, pero después de ver a Jesse Cartman, después de ver que él nunca fue realmente responsable de su pasado, ?cambia eso las cosas? No lo sé. Creo que debería cambiarlas. Me gusta pensar que cambiaría las cosas, lo suficiente para evitar que yo perdiera la cabeza, sobornara a un par de camilleros y bajara a un sótano con un bate de béisbol y ansias de venganza.
El coleccionista
Paul Cleave's books
- The Whitechapel Conspiracy
- Angels Demons
- Tell Me Your Dreams
- Ruthless: A Pretty Little Liars Novel
- True Lies: A Lying Game Novella
- The Dead Will Tell: A Kate Burkholder Novel
- Cut to the Bone: A Body Farm Novel
- The Bone Thief: A Body Farm Novel-5
- The Breaking Point: A Body Farm Novel
- El accidente
- Alert: (Michael Bennett 8)
- Guardian Angel
- The Paris Architect: A Novel
- ángeles en la nieve
- Helsinki White
- Love You More: A Novel