El coleccionista

—?Cómo lo sabes?

—?Porque está en la página dos, joder! —exclama Cooper mientras pasa la página del periódico y vuelve a aplastarlo contra la ventanilla—. Y déjame adivinarlo, le incendiaste la casa siguiendo el mismo procedimiento con el que incendiaste la mía.

—Funcionó muy bien la primera vez —dice Adrian, que parece estar hablando con el periódico—, por lo que sí, lo hice igual, pero en otro orden y…

—Y la policía ha establecido una relación —dice Cooper después de retirar el periódico y plegarlo.

—No veo cómo.

—Lo habrán hecho —dice Cooper—. Mataste a la enfermera Deans, ?verdad?

—Me llamó ?retrasado? —dice con los pu?os apretados. Maldita sea, no quería confesárselo a Cooper, todavía no.

—?Has hecho algo más aparte de eso?

—No —responde mientras piensa en Theodore Tate. Ha matado a su gato y esta noche pensaba volver a su casa, llamar a la puerta y dispararle con la Taser. Está empezando a creer que será más fácil mantener a Tate que a Cooper.

—La policía probablemente ya sabe dónde estás —dice Cooper.

—No, no pueden saberlo.

—Mandarán a alguien aquí para investigar el lugar.

—?Por qué?

—Porque es lo que suelen hacer. Porque saben que me ha secuestrado un ex paciente y saben que ese mismo ex paciente tiene que haberme llevado a algún lugar, y este es perfecto para mantenerme oculto.

—Lo que dices no tiene sentido. ?Cómo van a saber que soy un ex paciente?

—Le has robado mi libro a Theodore Tate. Y la policía lo sabe. Se limitarán a unir los puntos.

—Oh —exclama Adrian, que de repente ha comprendido a qué venía lo de los puntos—. ?De verdad sucederá eso?

—Deben de estar a punto de llegar, Adrian. Podría suceder dentro de cinco minutos. O cinco horas. Pero pronto los tendremos aquí. Hoy mismo. Confía en mí. Y si no confías en mí, simplemente espera a verlo con tus propios ojos. Verás cómo se llevan tu colección.

—No quiero que hagan eso —replica Adrian.

—Y nos meterán a los dos en la cárcel.

—Preferiría matarte que perderte.

Cooper se queda callado unos segundos.

—Asegurémonos de que no tenemos que llegar a eso. Lo primero que necesitamos saber es adónde podemos ir.

—?Irnos?

—No podemos quedarnos aquí, Adrian.

—Pero esta es mi casa.

—Ya no.

Adrian está cada vez más confuso.

—Pero…

—Escucha, Adrian, si nos quedamos aquí acabaremos los dos en la cárcel. Solo necesitamos encontrar otro lugar en el que pasar unos días. La policía vendrá aquí, no hallarán nada, seguirán buscando por otros lugares y no tendrán ningún motivo para volver. Podemos dejar que pasen un par de días, tres a lo sumo, y luego regresamos aquí. Puede seguir siendo tu casa.

Adrian cree comprenderlo y tiene ganas de demostrarle a Cooper que lo ha comprendido. Tiene el corazón dividido. Una parte de él cree que Cooper tiene razón y que la policía podría estar a punto de llegar, pero por otro lado también piensa que Cooper podría estar tratando de enga?arlo. Es un riesgo enorme. Su instinto le dice que debería esconderse y ver si viene la policía, pero si lo hace se llevarán a Cooper y lo que ha dicho antes lo cree de verdad, preferiría matar a Cooper que perderlo.

—?Adónde vamos? —pregunta.

—Yo conozco un lugar —dice Cooper—. Un par de sitios, de hecho. Eastlake Home y…

—Sunnyview Shelter —a?ade Adrian—. Ahí es a donde te llevaste a Emma Green.

—?Cómo…?

—No soy tan idiota como piensas —dice Adrian, regocijándose en ese sentimiento de… ?de qué? No sabe cómo llamarlo porque no lo había sentido nunca anteriormente. Es una palabra como ?súper?, pero más larga. Y con una d en algún lugar.

—?Estabas allí? ?Es así como me conociste?

—Eso no importa —responde Adrian, que no quiere contarle a Cooper cómo lo había estado siguiendo durante días antes de convertirlo en su colección—. Si acepto llevarte allí, ?cómo sé que no intentarás escapar?

—Puedes hacerme lo que quieras —responde Cooper—. Puedes atarme si crees que debes hacerlo, pero por favor, Adrian, tenemos que irnos ya. No puedo dejar que me atrapen aquí.

—Porque mataste a esa chica.

—Sí.

—Dos días —dice Adrian.

—Dos días.

—Y luego volvemos.

—Y luego volvemos —repite Cooper.

—Recogeré unas cuantas cosas y lo esconderé todo —dice Adrian—. Nadie sabrá que hemos estado aquí.





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