El accidente

—Creo que sí.

 

—Tu abuela me ha contado lo sucedido. Por lo visto en tu casa ya se han tranquilizado las cosas. Todo lo que inquietaba a tu padre está solucionado. Eso es algo bueno, ?verdad?

 

Kelly asintió. Ojalá su padre llegara enseguida, y no por la noche. Preferiría cenar con él. Visitar a la abuela y a Marcus de vez en cuando no estaba mal, pero vivir con ellos resultaba bastante aburrido. Fiona siempre estaba leyendo libros o revistas elegantes sobre casas en las que vivía gente famosa, y Marcus veía la tele. Eso habría estado bien si hubiera visto programas interesantes, pero él siempre ponía las noticias. Kelly estaba del todo segura de que no quería vivir allí, ni ir allí al colegio y pasarse toda la semana lejos de su padre. La abuela y Marcus eran… Bueno, eran ?viejos?. Su padre también era viejo, claro, pero no tanto. Fiona hacía cosas con ella de vez en cuando, pero después le decía que buscase algo para entretenerse, algo ?tranquilo?. Además, detestaba la forma en que le sonreía Marcus todo el tiempo. Era una de esas sonrisas de viejos que en realidad eran falsas.

 

Más o menos como le estaba sonriendo en esos momentos.

 

—Han sido unos días muy duros para ti —dijo Marcus—. Desde ese día que fuiste a dormir a casa de tu amiga.

 

—Sí —repuso Kelly.

 

—Cuando la abuela te hizo todas esas preguntas acerca de lo que había sucedido mientras estabas escondida en el armario de su madre, ya me di cuenta de que te hacía sentir muy incómoda.

 

Kelly asintió.

 

—Sí, un poco.

 

—Claro que sí, es normal.

 

—En realidad se supone que no puedo hablar de ello. Bueno, es lo que me dijo la madre de Emily, y papá tampoco quería que se lo explicara a nadie. Sobre todo al padre de Emily, que estaba superpreocupado y quería enterarse de todo lo que había oído.

 

—Pero tú no le dijiste nada —dijo Marcus.

 

Kelly sacudió la cabeza de un lado a otro.

 

—Pero como ahora el tipo malo está muerto —dijo Marcus—, supongo que ya nada de eso importa. Es una de esas cosas que puedes dejar atrás.

 

—A lo mejor —dijo Kelly— ahora ya puedo borrar el vídeo de mi teléfono.

 

Marcus parpadeó.

 

—?El vídeo? ?Qué vídeo es ese, Kelly?

 

—El que grabé cuando estaba escondida en el armario.

 

Marcus se atragantó.

 

—?Grabaste un vídeo estando allí escondida? ?De Ann Slocum? ?Mientras hablaba por teléfono?

 

Kelly asintió. Le pareció que Marcus le sonreía de un modo especialmente forzado.

 

—?Tienes el móvil aquí contigo? —le preguntó a la ni?a. Al ver que Kelly asentía, dijo—: Ensé?amelo.

 

Kelly se metió la mano en un bolsillo y lo sacó, apretó un par de botones y a continuación se acercó a Marcus y se sentó a su lado para poder sostener el teléfono mientras él miraba.

 

—Vale, aprieto aquí y ya está.

 

?Hola. ?Puedes hablar??

 

—?Qué es esto? —preguntó Marcus—. ?Cuándo fue?

 

—Esto fue justo cuando entró. Estaba hablando con alguien que se había hecho da?o en la mu?eca.

 

?… ?a ti te iría bien? Pero voy a decirte una cosa, tienes que…?

 

—?Con quién está hablando? —preguntó Marcus.

 

Kelly se encogió de hombros.

 

—No lo sé. No sé quién era esa persona, ni la de después.

 

—?Habló con dos personas?

 

—Te lo acabas de perder porque no haces más que hablar —le ri?ó Kelly—. Recibe otra llamada, así que se despide de la primera persona. Retrocedo otra vez para que puedas oírlo.

 

??Por qué llamas a est…? … Tengo el móvil apagado…?

 

—?Lo ves? Esta es la otra persona —dijo Kelly.

 

—?Chisss! —Fue tan brusco que a Kelly le pareció como un bofetón. Marcus ya no sonreía.

 

?… consigues… marcas… un nuevo trato…?

 

—Apaga eso —dijo Marcus.

 

—Pero es que hay un poco más —repuso Kelly.

 

—Páralo. Páralo ahora mismo.

 

Kelly pensó que era gracioso que de repente no quisiera ver más grabación. Unos segundos antes parecía interesadísimo.

 

La ni?a se apartó un poco de él en el sofá de mimbre. Marcus se puso de pie. Parecía estar dándole vueltas a algo. La ni?a pensó en lo raro de los cambios bruscos de humor de los adultos, que pasaban de estar de buen humor a ponerse de morros.

 

—Ve a buscar algo que hacer —le espetó Marcus.

 

—Vale. Espero que mi padre venga pronto.

 

Se fue a la habitación de invitados que ocupaba cuando se quedaba allí a dormir y empezó a sacar del cajón la poca ropa que había llevado consigo. Si Marcus iba a portarse de una forma tan rara, le alegraba especialmente marcharse de allí.

 

Hizo la mochila en un par de minutos y después sacó su teléfono para borrar el vídeo. Estaba a punto de hacerlo cuando decidió verlo otra vez, ya que Marcus no le había dejado ver el final.

 

Kelly se puso los auriculares que llevaba para cuando usaba el teléfono para escuchar música y los enchufó. Después puso el vídeo en marcha.

 

Lo vio otra vez.