El lado bueno de las cosas

Después del partido vuelvo a New Jersey en el autobús de la Invasión Asiática, y los indios borrachos y yo cantamos ?Volad, Eagles, volad? una y otra vez porque los Eagles han ganado a los Packers por 31-9. Cuando los amigos de Cliff me dejan en casa es más de medianoche, pero el divertido conductor (que se llama Ashwini) toca la bocina del autobús de la Invasión Asiática, con una grabación de los cincuenta miembros gritando: ??E! ?A! ?G! ?L! ?E! ?S! ?EAGLES!?. Me preocupa que quizá hayamos despertado a todo el vecindario, pero no puedo evitar reírme mientras el autobús se aleja.

Mi padre aún está despierto, sentado en la salita viendo la ESPN. Cuando me ve no dice hola, pero empieza a cantar en voz alta ?Volad, Eagles, volad?, así que yo la canto una vez más con mi padre y cuando terminamos el cántico mi padre aún tararea la canción mientras se va a la cama. Se marcha sin hacerme siquiera una pregunta sobre cómo he pasado el día, que ha sido realmente extraordinario, aunque Baskett solo hiciera dos paradas de 27 yardas y aún deba encontrar la zona final del campo. Pienso en limpiar todo el reguero de botellas que mi padre ha dejado, pero recuerdo lo que me dijo mi madre de mantener la casa hecha una pocilga mientras ella está en huelga.

Bajo al sótano para hacer unas pesas sin tratar de pensar en que me he perdido la boda de Jake, pues eso me ha bajado la moral a pesar de haber ganado el partido. Debo quemar la cerveza que me he bebido y la comida india, así que hago pesas durante varias horas.





SOPORTAR EL DESORDEN


Cuando le digo a mamá que quiero ver las fotos de la boda de Jake, ella se hace la sueca.

—?Qué fotos de qué boda? —pregunta.

Pero cuando le cuento que he conocido a Caitlin, que hemos comido juntos y que ya he aceptado la existencia de mi cu?ada, mi madre parece aliviada y dice: —Bien, entonces colgaré las fotos de la boda de nuevo.

Me deja allí sentado en el salón junto a la chimenea.

Cuando regresa me trae un pesado álbum con cubierta de piel y empieza a colocar marcos con fotos de Jake y de Caitlin que había escondido previamente en mi propio beneficio. Mientras paso las páginas del álbum de boda de mi hermano Jake, mamá cuelga algunos marcos en la pared.

—Fue un día precioso, Pat. Deseaba con todas mis fuerzas que estuvieras allí.

La tremenda ceremonia en la catedral y la recepción posterior sugieren que la familia de Caitlin está, como lo definiría mi amigo Danny, ?forrada?. Así que le pregunto a mi madre a qué se dedica el padre de Caitlin.

—Durante a?os fue violinista en la Filarmónica de Nueva York y ahora ense?a en Juilliard. Teoría de la música, sea lo que sea. —Mamá ha terminado de colgar las fotos y se sienta conmigo en el sofá—. Los padres de Caitlin son muy agradables, pero no son de nuestra clase, eso quedó dolorosamente claro en la recepción. ?Cómo crees que salgo en las fotos?

En las fotos mi madre lleva un vestido marrón chocolate y un chal rojo por encima de sus hombros desnudos. El pintalabios hace juego con el chal, pero parece como si llevase demasiado maquillaje en los ojos, lo cual le da un aire de mapache. A su favor está que lleva el pelo ?estilo clásico?, como Nikki lo definiría, y le queda muy bien, así que le digo que sale muy bien en las fotos y eso la hace sonreír.

En cambio a mi padre se le ve muy tenso, no parece nada cómodo en ninguna de las fotos, así que le pregunto a mi madre si aprueba la relación de Jake con Caitlin.

—Ella viene de un mundo distinto en lo que respecta a tu padre, y él no disfrutó tratando con sus padres en absoluto, pero está contento por Jake, a su modo —dice mamá—. Entiende que Caitlin hace feliz a tu hermano.

Esto me recuerda el extra?o comportamiento de mi padre en mi propia boda. Se negaba a hablar con nadie a menos que ellos le hablasen primero y luego respondía a todo el mundo con monosílabos. Recuerdo lo enfadado que estaba con mi padre durante la comida del ensayo, pues él ni siquiera se dignaba mirar a Nikki o hablar con su familia. Mi madre y mi hermano me decían que era porque no aceptaba el cambio, pero su explicación no significó nada para mí hasta el día siguiente.

A mitad de la misa, el cura preguntó a los asistentes si nos tendrían a Nikki y a mí en sus plegarias y, como habíamos ensayado, nos volvimos para ver la respuesta. Instintivamente miré a mis padres, pues tenía curiosidad por ver si mi padre respondía ?Lo haremos?, como debía decir, junto con todos los demás. En cambio lo vi quitándose las lágrimas con un pa?uelo y mordiéndose el labio. El cuerpo le temblaba como si fuera un hombre mayor. Era algo muy extra?o: mi padre llorando en una boda que le había disgustado tanto, el hombre que la única emoción que había expresado era la furia, estaba llorando. Continué mirando a mi padre y cuando fue obvio que no iba a volverme para mirar al cura de nuevo, Jake, mi padrino, me dio un peque?o golpecito para romper el hechizo.

Sentado en el sofá con mi madre le pregunto:

—?Cuándo se casaron Caitlin y Jake?

Mamá me mira de manera extra?a, pero no quiere mencionar la fecha.

—Ya sé que sucedió cuando estaba en el lugar malo y también sé que estuve varios a?os en ese lugar. Ya he aceptado todo eso.

—?Estás seguro de querer saber la fecha?

—Podré soportarlo, mamá.

Me mira tratando de decidir qué hacer y luego dice: —En el verano de 2004. El 7 de agosto. Ya llevan dos a?os casados.

—?Quién pagó las fotos de la boda?