El lado bueno de las cosas

Los hombres gordos salen y se acercan a la comida. Pronto todos estamos asintiendo y diciendo lo rica que está la comida que ha traído Cliff.

—Siento las molestias —dice Cliff muy amablemente.

Se está portando tan bien, sobre todo después de haber oído que Scott se refería a ellos como ?los del lunar en la frente?, que no puedo evitar decir que es mi amigo.

—Cliff, este es mi hermano Jake, mi amigo Scott y… —Como he olvidado los nombres de los chicos gordos digo—: Los amigos de Scott.

—Mierda —dice Scott—, habernos dicho que eras amigo de Baskett y no te habríamos ocasionado ningún problema. ?Quieres una cerveza?

—Claro —dice Cliff dejando la bandeja vacía sobre el asfalto.

Scott les da a todos vasos verdes de plástico y vaciamos en ellos las botellas de Yuengling Lager. Estoy bebiendo con mi terapeuta y tengo miedo de que Cliff me grite por beber mientras estoy tomando medicación, pero no lo hace.

—?Cómo os habéis conocido vosotros dos? —dice uno de los chicos gordos refiriéndose a Cliff y a mí. Me siento tan feliz de estar bebiendo cervezas con Cliff que no soy capaz de mentir y digo:

—Es mi terapeuta.

—Y también somos amigos —a?ade rápidamente Cliff, lo cual me sorprende y me hace sentir muy bien, sobre todo porque nadie dice nada por el hecho de que necesite un terapeuta.

—?Qué estáis haciendo, chicos? —le pregunta Jake a Cliff.

Me vuelvo y veo que diez o más hombres están desenrollando tiras enormes de césped artificial.

—Están desenrollando el campo de kubb.

—?Qué? —dicen todos.

—Venid, os lo ense?aré.

Y así es como empezamos a jugar a lo que Cliff denomina el juego vikingo mientras esperamos a que empiece el partido de fútbol americano de esta noche.

—?Qué hacen un pu?ado de indios jugando a un juego vikingo? —pregunta uno de los hombres gordos.

—Es divertido —responde Cliff de manera muy guay.

Los hombres indios enseguida comparten su comida con nosotros y saben mucho de fútbol americano. Nos explican el juego del kubb: hay que tirar unos bastones de madera para tirar al suelo los kubbs de tu oponente (los kubbs son cubos de madera colocados en la línea de fondo del otro lado). Los kubbs que caen al suelo se lanzan al campo del oponente y se quedan donde caen. A decir verdad, no termino de comprender bien cómo se juega, pero sé que el juego acaba cuando en el campo de tu oponente ya no quedan kubbs y derribas el kubb rey (que es el trozo de madera más grande y que está colocado en el centro del campo de césped artificial).

Cliff me sorprende al preguntarme si quiero ser su pareja de juego. Durante toda la tarde me dice qué bloques debo derribar y ganamos muchos partidos, comemos comida india, bebemos Yuengling Lager y cerveza India Pole Ale de la Invasión Asiática en vasos verdes de plástico. Jake, Scott y los hombres gordos se integran en la fiesta de la Invasión Asiática con facilidad (nosotros tenemos indios en la tienda y ellos tienen caucásicos en sus campos de kubb). Creo que lo único que hace falta para que gente distinta se lleve bien es un interés común y unas cervezas.

Cada poco rato algún indio grita:

—?Ahhhhhhhhhhhh!

Y cuando todos cantamos, somos cincuenta personas o más cantando, y nuestro cántico de los Eagles es ensordecedor.

Cliff es muy bueno con los bastones de madera. Hace que ganemos a casi todos los grupos de hombres y al final conseguimos un montón de dinero, algo que yo ni siquiera sabía que íbamos a ganar hasta que me lo dan. Uno de los amigos de Cliff me da cincuenta dólares. Cliff me explica que Jake ha pagado mi parte, así que trato de darle a mi hermano mis ganancias pero no me deja. Al final decido pagar unas rondas de cerveza dentro del estadio para dejar de discutir con Jake por el dinero.

Mientras el sol se pone y nos dirigimos al Lincoln Financial Field le pregunto a Cliff si puedo hablar con él a solas. Nos apartamos de la Invasión Asiática y le digo:

—?Esto está bien?

—?Esto? —replica. Por el modo en que me mira me doy cuenta de que está un poco borracho.

—Sí, que tú y yo salgamos como amigos. Mi amigo Danny lo llamaría ?representar?.

—?Y por qué no?

—Porque eres mi terapeuta.

Cliff sonríe, levanta un dedo y dice:

—?Qué te dije? Cuando no estoy en el sofá marrón de piel…

—Eres un aficionado de los Eagles.

—Correcto —dice, y me da un golpecito en la espalda.