Entrelazados

—Sí —dijo Aden. Empezó a recordar aquel día; el doctor Gray había sido tan agradable con él que, por una vez, había querido complacerlo—. Yo… odio este lugar. Quiero marcharme.

—?Y adónde irías? No te lo pregunto para ser cruel, sino para aclarar las cosas. Ninguna familia de acogida te va a aceptar ahora. Todos piensan que eres peligroso, así que no puedes jugar libremente con los otros ni?os.

Con los ni?os normales, quería decir. Allí también había ni?os, pero se suponía que todos estaban locos, como él.

—?Te ha hecho da?o alguien? —persistió el médico—. ?Por eso quieres marcharte? ?Has tenido alguna otra discusión con un paciente?

Guardó silencio.

?Te he traído aquí por un motivo?, dijo Eve. ?No me importa lo que digan los otros. Pregúntale lo que quieres saber?.

—Quiero volver al rancho —dijo, ignorando a Eve, y palideció. Por un momento, se le había olvidado dónde estaba.

—?Al rancho? —el doctor Gray volvió a suspirar—. Que yo sepa, nunca has vivido en un rancho. Por el momento, tu casa es ésta. Lo siento, pero tiene que ser así.

?Pregúntale por Mary Ann?, insistió Eve.

?No lo hagas, Aden?, le dijo Julian. ?Yo estoy contento con cómo son las cosas ahora, y no quiero que cambien?.

?Es decir, que estamos a punto de tener novia?, a?adió Caleb.

—?Aden?

El doctor Gray le había preguntado si había vuelto a discutir con alguno de los pacientes.

—Eh… no. Todo el mundo se mantiene alejado de mí.

—?De verdad? Pues yo sé que algunos de los otros pacientes te acorralaron ayer. Te amenazaron, y algunos te golpearon, y tú te vengaste. Si los enfermeros no os hubieran separado… Escucha, puedes contarme lo que está pasando. No voy a juzgarte, sólo quiero ayudarte. Déjame que te ayude, por favor.

—Yo…

?Pregúntaselo. No me voy a callar hasta que lo hagas?, insistió Eve.

?Por el amor de Dios, ?y si se despierta en otro estado, sin Mary Ann, sin Victoria??, preguntó Elijah con enfado. ?No me gusta lo que nos hace Mary Ann, pero por fin él ha conseguido salir de los hospitales y liberarse de toda la medicación que le daban?.

?Tú eres el adivino?, intervino Caleb. ?Dinos qué va a pasar si le pregunta por la chica al doctor?.

?Ya os he dicho que…?. Elijah se quedó callado de repente, y todo el mundo contuvo el aliento, porque sabían que acababa de ver algo. Pasaron varios minutos, una eternidad durante la cual Aden volvió a perder el hilo de lo que le estaba diciendo el médico. Durante aquel tiempo, Elijah jadeó y gru?ó.

—?Qué? —preguntó por fin Aden, mientras el doctor Gray repetía lo que le hubiera estado diciendo.

Entonces, Elijah comenzó a hablar.

?Ya sabes que normalmente sólo puedo predecir las muertes, pero últimamente he sabido más cosas. Y en este momento sé que si mencionas a Mary Ann, ocurrirá una de estas dos cosas: El doctor Gray se levantará y se marchará. Nunca conocerás a Mary Ann. O el doctor Gray se marchará, pero se interesará por lo que le has dicho. Si ocurre lo segundo, conocerás a Mary Ann, y uno de nosotros será liberado?.

??Uno de nosotros será liberado??, preguntó Eve. ??Quién? ?Y cuándo??.

?No lo sé. Ojalá lo supiera, pero… Lo siento?.

Si uno podía ser liberado, los demás también. Aden tendría todo lo que siempre había querido. Paz y un final feliz para sus compa?eros. Una vida normal con sus nuevos amigos. Claro que, aquella vida normal no iba a durar mucho, puesto que su muerte se aproximaba inexorablemente, pero el hecho de experimentar un poco de aquella vida era mejor que no haberla conocido nunca.

Aunque si sucedía lo primero, nunca tendría esa oportunidad. No tendría la amistad de Mary Ann. ?Iría a Crossroads, Oklahoma? ?Conocería a Victoria?

—?Tiene una hija? —preguntó sin darse cuenta, antes de poder evitarlo.

Por un momento, sintió pánico. Lo había hecho. Lo había preguntado. Las cuatro almas exhalaron un suspiro de asombro, de horror, de emoción. Aden no sabía de qué. El doctor inclinó la cabeza hacia un lado y frunció los labios.

—Sí, la tengo. ?Cómo lo sabes?

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