Entrelazados

?Estamos aquí?, dijo Eve. ?Tú tienes once a?os. ?Recuerdas esta consulta? ?Y al médico??.

Once a?os. El a?o de su vida en que otro de los pacientes de la clínica mental en la que estaba lo había pinchado con una horca del jardín. Sintió miedo.

—El médico…

—?Sí, Aden?

Se ruborizó al darse cuenta de que lo había sorprendido hablando solo. El médico.

—Doctor… —no recordaba el nombre del médico. Era joven, aunque tuviera barba, alto y delgado.

—Gray —dijo el hombre pacientemente—. El doctor Gray.

Aden se puso tenso. El doctor Gray. Mary Ann Gray. ?Era el padre de Mary Ann? Recordó la fotografía que había visto y la comparó con el hombre que tenía ante sí. Sin las gafas y la barba, eran iguales.

Aden permaneció donde estaba, intentando asimilar la impresión de lo que acababa de saber. Durante todos aquellos a?os había tenido una conexión con Mary Ann, aunque indirecta, y él no lo sabía.

?Intenté decirte que la conocíamos?, dijo Eve.

—Sé quién es —dijo Aden, con más emoción de la que hubiera querido en su tono de voz.

El doctor Gray sonrió.

—Eso espero, Aden. Y ahora, vamos a empezar la sesión, ?de acuerdo? —se apoyó en el brazo de la butaca y lo miró con expectación.

—Yo… sí —dijo, aunque quisiera gritar que no.

Se le pasaron mil preguntas por la cabeza, pero no podía formularlas. Tenía que parecer un ni?o de once a?os, y responder como lo había hecho la primera vez que había sucedido aquella reunión.

Una vez, Eve lo había llevado al pasado y Aden había perdido a su familia de acogida favorita, pero eso no era lo peor que le había ocurrido. Después de aquel viaje, se había despertado con gente a la que nunca había visto. Aquella supuesta pérdida de memoria lo había llevado a otra clínica mental. ?Todo lo que haces te envía a una clínica?.

Algunas veces le parecía que siempre era así. Después de regresar, Eve le prometió que nunca lo transportaría de nuevo. Por supuesto, ya le había prometido aquello más veces. Aden suponía que su exaltación siempre superaba a sus reparos.

Al contrario que otras veces, sin embargo, Aden no sintió ira. Ver a Mary Ann a los once a?os de edad y averiguar si entonces ya anulaba sus poderes, podía merecer la pena.

?Dónde estaría?

?Se asustaría el doctor Gray si preguntaba por ella? Seguramente sí. ?Y hasta qué punto cambiaría Aden el futuro si lo hiciera? ?Volvería a conocerla?

Ah. Allí estaba la ira. Si aquella sesión cambiaba tanto su futuro como para no haber ido a vivir a Crossroads, y no haber conocido a Mary Ann ni a Victoria…

?Noto en qué dirección van tus pensamientos?, dijo Elijah. ?Ojalá pudiera darte la respuesta, pero…?.

Estupendo. Iba a tener que hacer lo posible por recordar todo lo que había dicho y cómo lo había dicho. ?Hablaban los chicos de once a?os como ni?os o como adultos?

—?Aden?

Ya había perdido el hilo de la conversación. Debía tener mucho más cuidado.

—?Sí?

—Te he hecho una pregunta.

—Disculpe. ?Puede repetírmela, por favor?

—Sí, pero espero que prestes atención durante el resto del tiempo, ?de acuerdo? —dijo el doctor Gray, y prosiguió después de que Aden asintiera—. Me han informado de que has estado discutiendo airadamente con gente a la que nadie más puede oír. Así que te lo pregunto de nuevo: ?Sigues oyendo voces?

—Yo… yo… —?cómo había contestado a aquello?—. No.

No habría dicho la verdad, por supuesto.

—?Estás seguro?

—Sí, estoy seguro.

El doctor Gray frunció el ce?o.

—Ya hemos tenido varias sesiones, pero siempre me mantienes a distancia, y no me cuentas nada que no pueda encontrar en tu expediente. Esto es un espacio seguro, Aden, donde nunca se usará la verdad contra ti. Espero habértelo demostrado.

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