él asintió.
—Bien… No fueron los únicos. Han llegado otros —dijo con preocupación, y comenzó a enumerar—: Duendes, hadas, brujos —susurró—. Están buscando la fuente de la atracción.
Dios santo, ?más criaturas? ?Y lo estaban buscando a él? Aden cabeceó. Ojalá pudiera borrar lo que acababa de decir Victoria, ojalá pudiera olvidar todos los problemas que iban a llegar. ?Cuántas cosas más podría soportar?
—Nosotros nos criamos entre ellos, y sabemos cómo actúan —continuó ella—. Querrán capturarte y estudiarte.
—Por eso estamos aquí —dijo Riley—. Hemos venido a protegeros para que esas criaturas no os rapten ni os hieran.
Aden se echó a reír, hasta que se dio cuenta de que el hombre lobo hablaba en serio.
—Yo sé cuidarme solito —sentenció. Llevaba haciéndolo toda la vida.
—De todos modos, las órdenes son las órdenes —dijo Riley. Vlad no quiere que sufras ningún da?o hasta que él pueda conocerte.
—?Y por qué no puede conocerme ahora?
Riley lo ignoró.
—Y tú —le dijo a Mary Ann— eres la mejor amiga de Aden, lo cual significa que también necesitas protección.
Ella asintió. Parecía como si estuviera conteniendo una sonrisa.
También Riley.
—Las buenas noticias son que Victoria y yo vamos a ser alumnos del instituto. Nos veremos mucho más.
?Victoria, con él todo el día? De acuerdo. Tal vez el hecho de que a uno lo persiguieran duendes, hadas y brujos no fuera tan malo. Sin embargo…
—No he visto nada sospechoso —dijo Aden.
Ni diferente tampoco. O sí… A la se?ora mayor del centro comercial, y al chico que fingía ser John O’Conner. Brillaban e irradiaban energía.
?Y si ellos eran duendes, hadas o brujos? Aunque ninguno había intentado hacerles da?o, ni a Mary Ann ni a él.
Riley volvió a encogerse de hombros.
—Tal vez tú no te hayas percatado de su presencia, pero eso no significa que ellos no te hayan visto a ti.
él se pasó una mano por la cara.
—?Y qué quieren de mí esas criaturas?
—Lo mismo que queríamos nosotros, seguro —dijo Victoria—. Averiguar cómo irradias toda esa energía, cómo la hiciste explotar, cómo les hiciste da?o con ella. Y todavía sigues vibrando a causa de un poder extra?o. Salvo cuando estás con Mary Ann. Entonces, las vibraciones cesan. Bueno, salvo cuando Riley está presente. ?Por qué?
—No lo sé —dijo Aden, aunque quería averiguarlo—. ?Podéis contarme algo de lo que va a enfrentarse a mí?
—Con las brujas y los brujos debes tener mucho cuidado —le dijo Victoria—. Pueden sonreír mientras te maldicen. A los duendes les gusta comer carne humana. Al contrario que los vampiros, ellos no toman un poco de sangre y se marchan. Comen el cuerpo entero. Las hadas son igualmente poderosas; su belleza esconde un corazón traicionero.
Victoria había pronunciado con desprecio la palabra ?hadas?.
—No os gustan mucho las hadas, por lo que veo —dijo Mary Ann con las cejas arqueadas.
Riley asintió.
—Son nuestros peores enemigos.
Aunque Aden había estado en contacto con lo extra?o durante toda su vida, se dio cuenta de que había un mundo nuevo del que no sabía nada. Tal vez no quisiera aprender nada de él, pero tenía que hacerlo.
—Ayer hablé con mi padre —dijo Victoria.
—Victoria —le advirtió Riley.
—?Qué ocurre? Tiene que saberlo.
—A tu padre no le va a gustar que un extra?o conozca su fragilidad.
—Aden no va a usar la información contra él —dijo ella—. De todos modos, durante Samhain, o Halloween, como lo llamáis los humanos, mi padre se levantará oficialmente. En honor a esa ocasión, va a celebrar un baile, y allí es donde desea conocerte.