—Has mencionado antes a los vampiros, pero yo no sabía que conocieras a alguno de verdad. ?Cómo la has conocido? —preguntó, frotándose el cuello como si ya pudiera sentir sus colmillos en la carne.
—Te lo contaré todo, pero no con tanto público alrededor. Ahora necesito que me prometas que te vas a mantener alejada de ese animal. Aparte de que quiera matarme, tiene algo raro. Yo no debería haber podido… ya sabes, ese día.
Ella frunció el ce?o.
—No, no lo sé. Disculpa.
—Poseerlo.
—Ah. ?Por qué no?
—Cuando estoy contigo, mis habilidades dejan de funcionar. Sin embargo, aquel día en el bosque todas funcionaron perfectamente. Tiene que ser por él. él era la única variable.
—En primer lugar, quiero saber cuáles son esas habilidades. En segundo lugar, el lobo no es peligroso. Por lo menos, no para mí. Creo que le caigo bien. Me ha estado acompa?ando al colegio todas las ma?anas, y a casa todas las tardes. Además, ya no quiere matarte.
Aden no podía creer que se hubiera pasado tanto tiempo preocupándose por ella, pensando que no quería tener nada que ver con él, y en realidad, lo que ocurría era que ella había estado jugando con un lobo como si fuera su mascota.
—?Por eso has salido corriendo y huyendo de mí todos los días después de clase?
Ella se ruborizó.
—Sí, pero por favor, no te enfades —le pidió Mary Ann—. No puedo evitarlo. Me siento arrastrada hacia él.
Eso, Aden lo entendía. Le sucedía lo mismo con Victoria.
Llegaron a la taquilla de Aden y él abrió la combinación.
—Estoy seguro de que a Tucker le va a encantar que te guste otro chico. Sobre todo, si es un animal.
—?Eh! —exclamó ella, y le dio una palmada en el hombro—. No es un animal. No todo el tiempo. Aunque no me ha ense?ado todavía su forma humana —murmuró Mary Ann—. Y además, no me importa que a Tucker le guste o no. Hemos roto.
—?De veras? ?Habéis roto?
Ella asintió.
—Sí. Se acostó con Penny.
—Ah —dijo él, mientras metía los libros en el armario y volvía a activar la combinación de la puerta—. Por eso estabas tan disgustada esta ma?ana.
—?Tú no lo estarías? Me han traicionado y después se han comportado como si no hubiera pasado nada.
—Lo siento. Sin embargo, no me parece extra?o que lo ocultaran. A nadie le gusta hacer públicos sus errores.
—Ay. Hablas exactamente igual que el lobo… No importa.
—Estás mejor sin él —le dijo Aden—. Tucker es un…
—?Idiota? —le preguntó Mary Ann, y ambos se echaron a reír.
—Sí. Un idiota.
—Estoy de acuerdo —le dijo Mary Ann—. Vamos —a?adió, y comenzaron a caminar—. Si lo único que podemos esperarnos es deslealtad y traición, ?para qué nos molestamos en hacer amigos?
A él no le gustaba nada que su optimismo habitual hubiera desaparecido.
—Es por la naturaleza humana. Lo que nos impulsa a vivir es que esperamos siempre lo mejor.
—Pareces mi padre —refunfu?ó ella.
—Bueno, pues tu padre es un genio.
Mary Ann se echó a reír.
Llegaron a las puertas de la cafetería. En cualquier momento iban a aparecer Shannon y John O’Conner. él se colocó a un lado con Mary Ann.
—Tengo que hablar contigo.
—?Qué ocurre?
—Por favor, no te vayas después de la escuela. Encuentra la manera de librarte del lobo. Tengo que contarte muchas cosas. No sólo acerca de la vampira, sino también de mí mismo. Necesito que me ayudes a conseguir una cosa.
Ella le apretó el antebrazo en un gesto de afecto.
—Sea lo que sea, te ayudaré en lo que pueda. Espero que lo sepas.
Tan fácil y tan rápido. Aden tuvo ganas de abrazarla, y no tuvo nada que ver con sus habilidades, sino con ella misma. Con lo estupenda que era. Teniendo en cuenta toda la gente que le había dado la espalda durante sus a?os de vida, en parte, Aden se había esperado que ella vacilara.