Entrelazados

—Te estaba buscando —dijo Aden, intentando no jadear de cansancio—. Quería contarte qué tal me ha ido.

—Ya sé qué tal te ha ido. Han llamado de la escuela.

?Cómo? ?Se habían quejado de él?

—Me han dicho que has hecho unos exámenes perfectos —terminó Dan.

Gracias a Dios. Aden sabía que debía sonreír, pero no podía.

—Estoy orgulloso de ti, Aden. Espero que lo sepas.

Durante toda su vida, había decepcionado a la gente, la había confundido, avergonzado y enfurecido. La alabanza de Dan era… agradable.

—Gracias —murmuró Aden. ?Cómo era posible que Dan fuera tan estupendo y, al mismo tiempo, tan falso?

—?Has visto a Shannon? Todavía no ha vuelto.

?No había llegado? ?Dónde estaba? Había salido antes que Aden.

—No, no lo he visto. Lo siento. Salimos del instituto por separado.

Dan miró otra vez el reloj.

—Bueno, voy a hacer las tareas —dijo Aden, aunque no tenía intención de empezar hasta después de haber curado al lobo. Dio sólo un paso antes de que Dan volviera a llamarlo.

—No tan deprisa. También me han dicho que después del colegio te quedaste hablando con una chica.

Aden tragó saliva y asintió. Estaba claro que lo habían estado vigilando, y eso no le gustaba. Si Dan le prohibía hablar con Mary Ann, entonces…

—?La has tratado bien?

?Era eso lo que le importaba a aquel hombre? Aden se sintió aliviado.

—Sí.

Dan ladeó la cabeza.

—Hoy no estás muy hablador, ?eh?

—Estoy cansado. No he podido dormir en toda la noche por los nervios.

—Lo entiendo. Bueno, vete. Haz tus tareas, y después acuéstate pronto. Pediré que te manden la cena a tu habitación.

—Gracias —dijo Aden otra vez.

Después se dirigió rápidamente hacia la parte trasera del barracón, pero no entró. Tomó la bolsa que había lanzado por la ventana y se dirigió hacia el bosque, caminando entre las sombras para que nadie pudiera verlo.

El hombre lobo se había marchado.

Sólo quedaba una mancha de sangre, húmeda y brillante bajo el sol. Aunque Aden no vio al animal, vio a Shannon, herido, ensangrentado, dirigiéndose hacia Dan.

Con el estómago encogido, Aden lo siguió y escuchó a escondidas la conversación.

—?Y quiénes eran? —preguntó Dan con ira—. ?Conseguiste verlos?

—N-no.

Aden frunció el ce?o. Shannon tenía los ojos verdes. El lobo tenía los ojos verdes. Shannon estaba herido. El lobo también. Shannon estaba allí en aquel momento. El lobo había desaparecido. ?Realmente lo habían atacado, o estaba mintiendo para cubrir otra cosa, algo que la mayoría de la gente no entendería? Shannon no cojeaba, sin embargo, y la pierna no había podido curársele en tan poco tiempo, ?verdad?

Más tarde, en el establo, cuando estaban recogiendo estiércol de caballo con las palas, Aden intentó sonsacarle información a Shannon sobre lo que había ocurrido, dirigiendo sutilmente la conversación hacia Mary Ann y hacia los lobos, para evaluar la reacción del chico. Lo único que consiguió fue el silencio.

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