—Venga, yo también jugaré —sonrió Will.
Miré de reojo a Jen, que estaba dudando visiblemente.
—Y yo —dije sin pensar.
—Nosotros también —a?adió Charlie.
—?Genial, entonces jugamos todos! —exclamó Naya justo antes de que Jen pudiera protestar, cosa que me hizo sonreír.
Naya hizo girar la botella, que apuntó a Sue. No presté demasiada atención hasta que le hizo su pregunta.
—?Con cuántos chicos has tenido sexo?
Sonreí disimuladamente cuando recordé que Sue solo había traído chicas a casa. Creo que nunca la había visto con un chico. Y con muy pocas chicas.
—Besarse no cuenta como sexo, ?no? —preguntó.
—No —Charlie sonrió.
—Pues con ninguno.
Todo el mundo pareció sorprendido menos Will y yo, que intercambiamos una mirada divertida.
Sue, por otro lado, parecía casi ofendida.
—?Por qué me has preguntado tan específicamente? ?No puedo haber tenido sexo con chicas?
—Muy bien, ?con cuántas chicas has tenido sexo?
—Supongo que los besos siguen sin contar.
—Así es.
—Oh, entonces... solo con sesenta y cinco.
Me atraganté con el refresco casi al instante.
Un momento... ?tantas? ?Cuándo demonios lo había hecho? ?Si casi nunca traía a nadie y casi nunca salía de aquí!
—?Sesenta y cinco? —repitió Jen, pasmada.
—Sí, ?qué psa?
—Pero... —Naya, por primera vez en la historia, no tenía palabras—, ?cuándo...?
—Que no hable de mis ligues no quiere decir que no existan.
Mike se había quedado con la boca abierta durante una peque?a eternidad, pero la cerró cuando Sue dijo eso último.
—Entonces, ?eres lesbiana?
—Yo no he dicho eso.
—Acabas de decir...
—He dicho que he tenido sexo con chicas, no que solo me gustaran ellas.
Sonreí, divertido al ver la expresión de mi hermano cuando se dejó caer contra el sillón.
—Creo que voy a tomarme un momento para imaginarme eso y... un momento, ??has estado con más chicas que yo?!
—Y que yo —masculló Charlie.
Jen me miró de reojo y yo fingí que estaba muy centrado en quitarme una pelusa del pantalón, aclarándome la garganta.
Mejor no decir nada.
Y así siguió el juego sin que prestara demasiada atención. De hecho, me limité a empezar a rasgar la etiqueta del refresco con un dedo distraídamente cuando fue el turno de Jen y la retaron a intentar enga?arnos con unas cartas o no sé qué.
—Mhm... —murmuró ella, girando la primera—. El seis de tréboles.
Puse los ojos en blanco casi al instante.
—Mentira —dije sin necesidad de mirarla.
Jen me puso mala cara al instante, ofendida, cosa que me hizo llegar a la conclusión de que lo había adivinado.
—?Qué te hace pensar que es mentira? —protestó.
—Lo es.
—?Es mentira? —preguntó Chrissy, sorprendido.
Jen me fulminó con la mirada y yo intenté no echarme a reír cuando les ense?ó el tres de corazones a los demás. Agarró otra carta y vi que se mordía un poco el labio al levantar la mirada y clavarla en mí. Ya sabía que iba a mentir y ni siquiera había abierto la boca. Era tan transparente...
—El ocho de...
—Mentira.
Jen puso una expresión tan ofendida que esta vez no pude evitarlo y me eché a reír.
—?Ni siquiera he podido terminar! —protestó.
—No era necesario.
Enfadada, agarró otra carta cualquiera, y me miró fijamente tras echarle un vistazo rápido.
—El as de picas —casi sonó a amenaza.
Me di unos pocos segundos para disfrutar del momento antes de responder.
—Verdad —sonreí.
Furiosa mientras los demás se burlaban de la situación, Jen sacó otra carta más. ?Cuándo iba a rendirse? Por mí, podíamos pasarnos la noche así.
—Cinco de rombos —espetó.
—Mentira —negué con la cabeza.
—?Pues... era verdad! —enrojeció.
—Otra mentira.
—?No estoy mintiendo!
—Y otra mentira.
Muy ofendida mientras todos los demás se reían a carcajadas, Jen dejó la carta bruscamente sobre la mesa y se cruzó de brazos, irritada.
—No quiero seguir jugando a esto —dijo, matándome con la mirada.
—?La ni?ita no sabe perder? —le sonreí ampliamente.
Recogí todas las cartas que había dejado tiradas sobre la mesa distraídamente mientras ella seguía enfurru?ada en su rincón del sofá.
—Seguro que las estabas viendo —masculló.
—No hacía falta.
—No hacía falta —me imitó, molesta.
Empecé a reírme sin poder evitarlo.
—Bueno, ?cuál es su reto? —preguntó Chrissy a Lana—. Porque está claro que ha perdido.
Vi que ella y Naya hablaban en voz baja y, de pronto, tuve una idea.
—Yo tengo uno —les dije.
Jen dio un respingo, temiéndose lo peor. Y tenía buenas razones, porque no iba a gustarle demasiado, pero yo iba a disfrutarlo cada segundo.
—?Cuál? —preguntó Lana.
Me giré hacia Jen con una sonrisa maligna.
—Tienes que ver una película de terror.
Ella abrió los ojos de par en par al instante, negando frenéticamente con la cabeza.
—No —casi chilló.
—?Yo quiero ver una película de terror! —chilló Mike.
—Yo no —Naya también tenía cara de horror.
—Yo sí —sonrió Charlie.
—Pues decidido —sonreí.
—?Eh! —Jen me sujetó el brazo enseguida—, ?cómo que decidido? ?No todo el mundo ha hablado! Y mi voto vale por dos. Es mi cumplea?os.
—El mío vale por dos, también. Es mi casa.
—El mío vale por tres. Esa mantita es mía.
—El mío por cuatro. La televisión es mía, y el sofá donde has posado tu bonita culo de dimensiones insuficientes, también.
Sonreí como un angelito y ella se cruzó de brazos, frustrada.
—?Podemos seguir? —pregunté felizmente.
En cuanto empezamos a elegir la película y ella se pegó a mí de brazos y piernas por debajo de la mantita, asustada, supe que había elegido el mejor reto de la historia.
—Te odio —masculló Jen mientras yo pasaba las películas.
—Más quisieras —sonreí.
Seguí pasando, intentando elegir alguna cualquiera para que siguiera así de pegada a mí un rato más.
—A ver... ?la basada en hechos real...?