Tres meses (Meses a tu lado #3)

Tenía la frente pegada a la mesa y mis ganas de morirme aumentaban a cada grito que soltaba Joey, furiosa, dando vueltas por el camerino. Había tenido que ir a otra entrevista aburrida. Vivian se estaba arreglando el maquillaje con una sonrisita mientras escuchaba la bronca.

—Tenía cosas que hacer —me limité a decir.

—?Sí, atender a tus seguidores!

—?Seguro que ni siquiera se dieron cuenta de que no estaba ahí!

—?Pues claro que se dieron cuenta, Ross! ?Qué era tan importante como para irte así?

—Mi novia.

Lo solté sin siquiera pensar. Vivian se dio la vuelta en seco hacia mí y yo me aclaré la garganta, incómodo.

—Mi exnovia —corregí en voz baja.

Joey había suavizado su expresión con eso último, pero igualmente me puso mala cara.

—Podrías haberme avisado, al menos.

—Me habrías dicho que no.

—?Pero te habrías ido igual y al menos me habría enterado!

Sonreí un poco, divertido.

—Vale, la próxima vez te avisaré.

—?La próxima vez? ?No debería haber próxima vez!

—Pues resulta que tengo que irme —sonreí como un angelito—. Sigue siendo su cumplea?os. Tengo que ir a su fiesta.

—?Yo no estoy invitada? —masculló Vivian, de mal humor.

No respondí. Solo dediqué a Joey mi sonrisita más encantadora al estrujarla en un abrazo.

—No te enfades conmigo, en el fondo sabes que te quiero —le dije felizmente.

—Deja de tocarme o voy a darte una patada, Ross.

—?Sabes? —me separé, divertido—, me recuerdas a Sue, mi compa?era de piso. Ella también tienda a darme patadas cuando intento abrazarla.

—Pues ya me cae bien —sonrió, pero se distrajo cuando su móvil empezó a sonar—. Venga, vete a ese cumplea?os y pásalo bien. Yo me encargo de la próxima entrevista.

—?Eres la mejor, Joey! —le planté un beso en la mejilla y ella estuvo a punto de darme un manotazo, pero la esquivé justo a tiempo.

Definitivamente, Sue y ella se llevarían bien.

Conseguí llegar a casa en tiempo récord. Y lo primero que vi al entrar fue al amiguito de Jen estrujándola en un abrazo. Tuve que contenerme para no poner mala cara.

—Estás senssssacional —le chilló su amiguito.

—Hola, Charlie —enarqué una ceja sin poder evitarlo.

Jen puso los ojos en blanco cuando él se separó de un salto y se fue con los demás. Cuando me puso mala cara, fingí que no me daba cuenta.

—Bueno, bueno —Naya levantó dos cervezas felizmente—, ?quién quiere beber algo?

Está claro que ella no, porque en cuanto hizo un ademán de abrir una cerveza Will se la quitó y ella se puso a gimotear, lamentándose.

Al final, me quedé sentado en el sofá junto a Jen, mirando las botellas de alcohol con cierta incomodidad. No había tomado nada de alcohol desde la noche en que había aparecido borracho. Y hacía todavía más tiempo que no me tomaba nada de lo otro. No me gustaba mucho eso de tener la tentación tan cerca de mí. Aparté la mirada y me aclaré la garganta.

Y, justo en ese momento, noté que Jen acercaba su mano hacia mí. Me estaba ofreciendo un refresco. Ella también tomó uno para sí misma, aunque podría haber bebido alcohol perfectamente. Oh, Jen...

Abrí el refresco y le di un trago mientras los demás ponían música y se ponían a hablar y cantar. La verdad es que yo estaba un poco nervioso respecto al regalo de Jen. No estaba muy seguro de si le gustaría. Ni siquiera había mencionado nada sobre pintura desde que había vuelto. Esperaba que siguiera gustándole.

Creo que ya llevábamos tres canciones horribles elegidas por Naya cuando no pude más y me dejé caer contra el respaldo del sofá, resoplando.

—?Quién le ha ense?ado cultura musical a esta mujer?

Jen soltó una risita divertida y se acurrucó a mi lado. Tuve la tentación de pasarle un brazo por encima de los hombros, pero me contuve. Mejor no arriesgar demasiado.

—La radio, probablemente —me dijo, divertida.

—Bueno, eso estaba claro.

—No todo el mundo tiene un buen profesor que le ense?e estas cosas.

Si supiera todo lo que podía seguir ense?ándole...

La miré de reojo. Estaba más cerca de mí de lo que había creído que estaría, y tuve que hacer un verdadero esfuerzo para no mirarle los labios. Especialmente si sonreía de esa forma. Me recordaba a la sonrisita que ponía cuando estábamos en la cama y empezaba a quitarle la ropa.

Vale, si empezaba a pensar en eso no podría concentrarme en ninguna conversación. ?Concentración!

—Sí, todavía me acuerdo de cuando no conocías ni a Simba —bromeé.

—Ahora forma parte de mi vida diaria.

Le devolví la sonrisita y ya no pude evitar bajar la mirada a sus labios. Se los había pintado de un color bastante discreto, pero le brillaban más que de costumbre.

Y, justo cuando yo tragué saliva, ella dio un respingo y miró su móvil. Murmuró algo rápidamente y se alejó para responder a la llamada. No pude evitar mirarla de reojo unos segundos antes de girarme hacia delante. Naya me estaba pinchando una rodilla con un dedo, entusiasmada.

—?Ya le has dado el regalo? —preguntó en voz baja.

Vale... puede que también le hubiera pedido ayuda a ella a la hora de elegirlo.

—Todavía no —puse una mueca.

—?Cuando terminemos de jugar se lo das! Yo quiero ver su reacción. Seguro que le encantará.

Naya se separó de un salto y fingió que no me prestaba atención en cuanto Jen volvió a sentarse a mi lado. Su expresión había decaído un poco, pero preferí no preguntar mientras Naya echaba a Mike de encima de la mesa, donde estaba bailando como un loco mientras Sue lo grababa.

—?Venga, fuera! —insistió Naya cuando vio que iba a tirar todas las botellas al suelo.

—?Es mi momento! —protestó Mike.

—?No, es el momento de los juegos!

Jen, a mi lado, abrió mucho los ojos.

—?De los juegos?

—Sí, mira —casi tiró a Mike fuera de la mesa. No entendía cómo esa chica tan peque?ita podía tener la fuerza de Hulk—, he pensado que podríamos jugar a verdad o reto.

—Yo me apunto —dijo Lana enseguida.

—Y yo —Sue esbozó una sonrisita—. Siempre y cuando pueda hacer preguntas malvadas.

Mike se cruzó de brazos. Seguía enfurru?ado porque nadie hubiera querido verlo bailar.

—Yo me apunto con la condición de que alguien me rete a bailar.

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