Oh, no.
Me tensé de pies a cabeza. Mierda. Miré de reojo a Jen. Si le decía algo de la droga... o de cualquier cosa... por favor, que se callara.
Vivian se detuvo delante de mí. Realmente parecía furiosa.
—?Por qué sigues aquí, Ross? Necesito veinte minutos más de maquillaje al llegar y lo sabes. Y tenemos solo una hora para hacernos fotos. ?No nos va a dar tiempo a saludar a todo el mundo! ?Por qué no estamos ya de camino?
?Era una broma? ?Qué co?o hacía aquí, en mi casa? ?En qué momento...?
Oh, espera...
Era para ver a Jen, ?no?
Noté que se me crispaba la expresión cuando la miré fijamente, y vi que las mejillas de Vivian se te?ían un poco de rosa por debajo del maquillaje, confirmando mis sospechas. Solo había subido para ver a Jen.
—?Quién te ha dicho que subieras? —mascullé.
—Ross, cari?o... —empezó, ahora ya no tan segura.
Sin embargo, se detuvo cuando se dio cuenta de que no estábamos solo nosotros tres. Sonrió de forma encantadora a mis padres y a mi abuela mientras yo echaba una ojeada a Jen.
Oh, no. Ella parecía completamente desolada al mirar de arriba abajo a Vivian. Apreté los dientes cuando Jen agachó la mirada y clavó en sus manos.
Y solo con eso ya supe que se estaba sintiendo inferior a Vivian. ?Por qué siempre tenía que sentirse inferior a todo el mundo? ?Por qué siempre tenía que compararse a sí misma sin darse ningún crédito? Si le dijera cómo la veía yo...
—Oh, se?or y se?ora Ross —saludó Vivian amablemente, y miró a mi abuela—. Agnes.
Mi abuela entrecerró los ojos.
—También soy la se?ora Ross.
Vivian se aclaró la garganta, incómoda, y volvió a girarse hacia mí casi al mismo instante que mi padre.
—Jack —me dijo él—, no deberías hacer esperar a tu acompa?ante.
—No es mi acompa?ante.
Vivian hizo un verdadero esfuerzo por fingir que eso no le importaba, y quizá habría tenido más tacto con ella en otra ocasión, pero ahora mismo estaba cabreado. ?Por qué había subido?
—Como sea —murmuró Vivian, sacudiendo la mano—. Venga, andando. Llegaremos tarde y es mi gran noche.
—?No es la de los dos? —preguntó Naya.
—La pobre Joey está abajo —insistió Vivian, ignorándola.
—Joey puede esperar —mascullé.
Jen nos miraba a todos como si habláramos en otro idioma.
—?Quién es Joey? —preguntó en voz baja.
Por primera vez desde que había entrado, Vivian la miró directamente. Y no me gustó nada la mirada que le dirigió a Jen. En absoluto.
—Mi manager —aclaré en voz baja antes de girarme hacia mi familia—. ?Podéis iros ya con ella? Yo vendré después.
Necesitaba despedirme de Jen. Y Vivian debió darse cuenta, porque vi que apretaba los labios.
—Ross, es tu maldito estreno —espetó—, no puedes venir después.
—?Tengo cara de estar pidiéndote tu opinión, Vivian?
Vivian empezó a enrojecer, pero esta vez de rabia. Me daba igual. Había cruzado un límite y solo para hacer que Jen se sintiera mal. No me gustaba eso. Y lo sabía perfectamente y aun así lo había hecho.
Sin embargo, me distraje cuando noté que Jen me rodeaba la mu?eca con la mano y me giré hacia ella al instante.
—Sea lo que sea que tengas que hacer, seguro que puede esperar a que vuelvas —me dijo suavemente.
Maldita sea Jen y su necesidad de no meterme en problemas.
Esperé a que los demás se fueran de todas formas. Jen los siguió con la mirada mientras yo me preguntaba a mí mismo internamente si debería quedarme con ella, después de todo.
Pero ella no querría eso. Probablemente se pondría nerviosa porque podría meterme en un lío. No, tenía que irme. Aunque no quisiera.
Cuando por fin estuvimos solos y ella se giró hacia mí, no pude evitar clavar los ojos en sus labios. Estaban demasiado cerca de mi boca como para no centrarme en ellos.
Jen tragó saliva.
—?Vuelves a necesitar ayuda con la corbata o...?
—Volveré temprano —la corté.
Y no pude evitarlo. Simplemente no pude. La sujeté de la barbilla y pegué mis labios a los suyos.
Apenas había pasado un segundo cuando me separé con el cuerpo entero acelerado por ese breve contacto. Miré a Jen un momento más y decidí irme antes de tentarme demasiado y besarla de verdad.
Mi padre, que había estado esperando en el pasillo del edificio, clavó la mirada sobre mí mientras cerraba la puerta, respiraba hondo y me encaminaba hacia la limusina.
Todos los demás estaban animados ahí dentro. Mike había abierto otra botella de alcohol y estaba sirviendo a todo el mundo entre risas y bromas, Sue negaba con la cabeza, Naya ponía muecas cuando Will le quitaba todas las copas que agarraba y mi abuela agarró una botella disimuladamente para ella sola.
Por otro lado, mis padres estaban hablando en voz baja en un rincón de los asientos. Apreté un poco los labios cuando vi que mamá intentaba decirle algo y él le decía bruscamente que se callara. Ella tragó saliva y apartó la mirada.
Me distraje cuando Vivian, que se había sentado a mi lado, me puso una mano en la rodilla y me dio un ligero apretón en ella.
—Así que esa era la famosa Jen, ?eh?
Respiré hondo antes de agarrarle la mu?eca y dejarle su mano en su regazo. Vivian me puso una mueca.
—Solo yo la llamo Jen —aclaré, molesto.
—Ah, perdona —pero no parecía muy ofendida—. Es... interesante.
Eso hizo que me girara hacia ella al instante con el ce?o fruncido.
—?Interesante? —repetí con una mirada de advertencia.
—Bueno, por la forma en que la describías... me la imaginaba más guapa.
—Jen es preciosa.
—No tanto.
Los dos sabíamos perfectamente que, si se hubiera metido conmigo, la habría ignorado. De hecho, me habría dado completamente igual. Pero no me daba igual si se metía con Jen. En absoluto.
—No te compares con ella, Vivian —le dije en voz baja—. Saldrás perdiendo en todos los aspectos posibles.