Y todo por mi culpa.
Jen se acercó un poco a mí, llorando, y yo no fui capaz de apartarme y fingir que no me importaba.
—Eres gracioso, asquerosamente encantador y tienes un don para salirte con la tuya siempre. Eres... un chico al que le gustan las películas y la comida basura, el cine y los superhéroes. Y que hace los recados de los demás porque le encanta aunque finge que no es así.
Me quedé helado cuando movió las manos sin que yo le soltara las mu?ecas y me las puso en las mejillas.
—Y eres... eres Jack, no Ross. Ross es lo que intentas ser para no salir herido, pero no eres tú. Y lo sabes.
Noté que se me formaba un nudo en la garganta cuando me pasó los pulgares por las mu?ecas, acariciándome con tanta suavidad que casi me derrumbé por completo.
Era como si nadie me hubiera acariciado en a?os. No como ella lo hacía. No como ella me hacía sentir cuando lo hacía.
—Sé que te hice da?o —continuó en voz baja, llorando—. Y lo siento. Lo siento mucho. No sabes cuánto. Ojalá pudiera...
Negó con la cabeza, tragando saliva. Un débil sollozo escapó de su garganta antes de poder continuar, y yo sentí que el nudo de la mía aumentaba.
—Sé que lo has pasado mal por eso. Y sé que... sé que ha sido por mi culpa. Pero... no eres así. No eres... simplemente no eres este, Jack. No necesitas serlo. En el fondo, eres el chico que conocí hace un a?o. Nunca has dejado de serlo.
Y, justo ahí, sentí que me decía la verdad.
Que realmente podíamos volver a ser lo que habíamos sido. Que yo... podía volver a ser lo que había sido hace un a?o.
Pero, casi al instante en que hice un ademán de decir algo, la imagen de Vivian me vino a la mente. Piensa en eso cada vez que sientas que vuelve a acercarse a ti. ?Y si ella tenía razón?
No, no podía volver a caer con esto. No otra vez.
No podría soportarlo.
Me obligué a mí mismo a separarme de ella y soltarle las mu?ecas. Intenté que la desesperanza de sus ojos no me importara, pero no fui capaz de conseguirlo.
—Tú misma te encargaste de que el chico que conociste hace un a?o desapareciera —le dije en voz baja.
No podía volver a vivir algo con ella, aunque fuera solo amistad. No si volvíamos a terminar igual. Sería insoportable.
—?Por qué demonios has vuelto? —pregunté, y noté que me temblaba la voz—. ?Te creías que esto iba a ser bonito? ?Que tendríamos una segunda parte maravillosa y que yo volvería a dejarlo todo por ti?
—Ross, no...
—?Te crees que volveré a tragarme el mismo cuento dos veces?
—?No era ningún cuento!
—?Me dejaste, Jennifer, así que deja de insinuar que lo que hacías era real!
—?Lo era! —insistió, desesperada.
Cuando hizo un ademán de volver a acercarse a mí, yo me aparté bruscamente.
No. Tenía que ser fuerte. Tenía que protegerme a mí mismo. Ya no podía más.
—??Y por qué me dejaste?! —exploté—. ??Por qué demonios te fuiste?! ?Te lo di todo! ?Todo! ?Y no me refiero a dinero, al piso, o a cualquiera de esas mierdas! ?Te di todo lo que tenía de mí1 ?Aunque a ti te pareciera que no lo hacía, nunca me había abierto de esa forma con nadie! ?Con nadie en el puto mundo! ?Solo contigo!
Hice una pausa. Me escocían los ojos. No, no iba a ponerme a llorar. Aunque ella lo estuviera haciendo. Me tembló la respiración cuando me alejé un paso de ella.
—Eras la única persona en el mundo que podía hacerme da?o. Y lo hiciste.
—Jack... yo no...
—?Y ahora te crees que tienes algún derecho a venir aquí a darme lecciones sobre cómo cuidar mi vida? ?Te crees que me creo toda esa mierda de amiga preocupada? ?Crees que quiero ser tu amiguito? No es que no quiera, Jennifer, es que no puedo.
Me pasé las manos por la cara, intentando calmarme. No quería llorar. Por favor. No delante de ella.
—?No puedo estar cerca de ti! ?Cada vez que te veo, es como revivir toda esa mierda otra vez! ?Te veo marchándote después de que hiciera todo lo que estuvo en mi mano para que te quedaras! ?Quién te crees que eres para volver justo cuando estaba empezando a olvidarte? ?Quién te crees que eres para volver a sacar todo esto de la nada?
No podía seguir viéndola llorar por mi culpa. Le di la espalda durante unos segundos, intentando calmarme. Me temblaban las manos cuando me volví de nuevo.
—Sabes que te quería, ?no? —mascullé, resentido—. Lo sabías perfectamente, pero no impidió que te marcharas. Y sigo sin saber por qué lo hiciste. Porque no fue por el idiota que te esperaba en casa, ?verdad?
Cuando vi que iba a responder, negué con la cabeza bruscamente.
—?Sabes qué? No quiero saberlo. Debí haber hecho contigo lo que hacía con todas. Me habría olvidado de tu maldita existencia en una semana.
Incluso yo sabía que eso no era cierto, pero estaba demasiado enfadado como para ser racional.
Ya solo quería que se sintiera mal, como yo me había sentido. Que sintiera una peque?a parte de lo que yo había sentido durante ese a?o, aunque no fuera a servirme para nada y probablemente me arrepentiría en cuanto lo hubiera dicho. Me daba igual.
—Era lo que quería hacer cuando te conocí, ?sabes? —le dije en voz baja, temblorosa—. Quería echarte un polvo y mandarte a casa. Pero Will me pidió que no lo hiciera porque eras la compa?era de habitación de su novia. Porque Naya parecía pasárselo bien contigo y sabía que no querrías volver a venir con nosotros después de que yo te mandara a la mierda. Fue lo único que me impidió hacerlo —apreté los labios con fuerza, hasta el punto en que empezaron a dolerme—. Ojalá lo hubiera hecho.
Ella me miraba fijamente. Las lágrimas seguían resbalándole por las mejillas, gritándome que estaba llorando por mi culpa, pero no me acerqué. No podía.
Solo me di la vuelta y empecé a alejarme de ella, deseando poder borrar de mi memoria toda esa noche horrible.
—?Sabes cuál es tu problema? —me preguntó en voz baja.
—No tengo ningún problema.
—Sí, sí lo tienes. Tu problema es que sigues enamorado de mí, Jack.