—?Espero no enterarme de que le haces algo malo, eh? —ese último eh quizá sonó un poco más amenazador de lo que pretendía.
—No, no, no... —me aseguró enseguida—. Es una buena compa?era de clase, nunca haría nada para perjudicarla.
En ese momento, Jen apareció de nuevo por el pasillo y se quedó mirándonos con los ojos entrecerrados con desconfianza.
—?De qué habláis?
El chico le respondió por mí.
—Le hablaba de nuestras clases a ti... mhm... ?novio?
Je, je.
Sonreí como un angelito a Jen, que enrojeció hasta la médula.
—Es solo mi compa?ero de piso —aclaró, sentándose al otro lado de su amiguito.
Un momento, ?cómo que compa?ero de piso? ?Solo eso?
Fruncí el ce?o, indignado.
—Creo que soy un poco más que eso.
—No mucho más.
—Soy su exnovio.
Su amiguito nos miraba a uno y otro como si fuera un partido de tenis, perdido.
—Mi exnovio de hace mucho tiempo.
—No hace tanto tiempo, nena.
Oh, el apodo la había cabreado. Perfecto. Tenía que usarlo más para irritarla. Era muy efectivo.
—Hace bastante tiempo, nene.
Sonreí, malicioso. Por cosas así me había enamorado de ella.
Aunque... claro, ya no lo estaba, ?eh? Eso era parte del pasado.
—?Tan rápido te olvidas de todo lo que hicimos en ese sofá, nena?
Naya empezó a atragantarse desde su sillón. Jen me dedicó una miradita de advertencia.
—Nunca hicimos nada en ningún sofá.
No fue por falta de ganas, te lo aseguro.
—Es verdad, siempre nos las arreglábamos para llegar al dormitorio. O a la ducha, o a la encimera...
—??A la encimera?! —chilló Naya con voz aguda—. ?Espero que, al menos, la desinfectarais después!
—?Que no es verdad! —se avergonzó Jen.
Se giró hacia mí, enfadada, y yo aumenté mi sonrisita.
—Ross —advirtió.
—Jennifer —sonreí dulcemente.
—?Por qué no te vas a fumar un rato?
—Fumar es malo para mi salud. No creo que sea lo más adecuado.
—Pues vete a tomar el aire. Te irá bien.
—Estoy bien, gracias por tu preocupación.
—?Y por qué no te vas a tirar por el tejado, entonces?
—También estoy bien en ese aspecto, gracias de nuevo.
—Ross —esta vez, ya sonó enfadada de verdad—. Vuelve al otro sofá.
Solo si vienes conmigo.
—?Acaso molesto? —me llevé una mano al corazón.
—Sí.
—?Te molesto, Carter?
—Curtis —me dijo, y parecía ligeramente divertido.
—Ah, sí. Connor.
—?Es Curtis! —se irritó Jen—. Y sí, moestas. Vete.
—él acaba de decir que no —prortesté.
—No... —empezó el chico, incómodo—. Yo no... eh...
—Ross —Jen estaba empezando a temblar de cabreo.
—Venga, Ross —Naya me sonrió, divertida—. ?No tienes ninguna película que ir a supervisar o algo así?
La verdad es que prefería supervisar a la insipiración de mi primer guión, pero no quería recibir una bofetada.
Justo cuando iba a apartarme, noté que el chico me miraba.
—Un momento... ?eres Jack Ross?
Le puse mala cara, extra?ado.
—Sí.
—?Soy muy fan de tu trabajo!
Sonreí cuando vi que Jen me ponía los ojos en blanco, exasperada.
—?Estaba en el primer festival en el que estrenaste la película! —a?adió su amigo—. De hecho, no sé cómo no te he reconocido. Bueno... Jenny a veces te llama Jack y, eh...
Necesitaba que dejara de llamarla Jenny urgentemente o iba ahogarlo con un cojín.
—?Puedo llamarte yo también...?
—No.
—Vale —enrojeció—. Es un placer, de verdad. Soy muy fan de tu trabajo, Ross.
Me vi obligado a apretarle la mano sin decir nada.
—Dentro de poco estrenas la película en la ciudad, ?no? —preguntó.
—En tres semanas —exclamó Naya.
—Ya tengo la entrada comprada, así que... —miró a Jen—, supongo que es un poco tarde para invitarte.
Mejor. Que no viera la estúpida película.
—Qué lástima —sonreí.
—No quería ir —me espetó Jen, malhumorada.
Su amiguito desapareció por el pasillo, pero me importaba bien poco lo que hubiera ido a hacer. Mientras desapareciera... estaba conforme.
Y, justo cuando lo pensaba, esquivé instintivamente un cojín que Jen me había lanzado a la cabeza.
—?Qué...?
—?Deja de incordiarle!
Ah, eso.
—?No lo estoy incordiando!
—?Estás siendo un...!
—Bajad la voz u os oirá —nos dijo Naya, repasando sus apuntes.
Jen volvió a se?alarme, enfadada.
—Has dicho que no lo espantarías —me dijo en voz baja.
—?Qué estoy haciendo para espantarlo? —volví a hacerme el inocente, también en susurros.
Ella me puso mala cara y le devolví el cojinazo a la cara, o lo intenté, porque lo atrapó al aire.
—?Para empezar, sabes perfectamente que se llama Curtis!
—Oh, pobrecito. Seguro que llora una semana porque no me acuerdo de su nombre.
—?Y estás haciendo que se sienta incómodo!
De nuevo, el cojín me voló a la cabeza. Conseguí atraparlo antes de que llegara a su objetivo.
—Pues le caigo mejor que tú —sonreí ampliamente.
El cojín voló hacia ella.
—?No es verdad!
Voló hacia mí.
—?Sí es verdad, es mi fan!
Voló hacia ella.
—?Seguro que solo lo ha dicho para quedar bien y tu peliculita es una... mierda!
Voló hacia mí.
—Mi peliculita es lo mejor que verás en tu vida. Ah, no, que no estás invitada para verla.
Voló hacia ella.
—?Pues me la bajaré gratis por internet!
Voló hacia mí.
—?Eso es ilegal!
Voló hacia ella.
Y justo en ese momento tuvimos que parar porque su amiguito volvió, diciendo algo que tener que irse. Jen sonrió lo se levantó para acompa?arlo a la puerta.
En cuanto él no miró, me estampó el cojín en la cara.
Yo, claro, se lo tiré al culo.
No podía tener mejor objetivo que ese.