Tres meses (Meses a tu lado #3)

Mis ojos se clavaron inconscientemente en sus manos. Se estaba retorciendo los dedos. Solo hacía eso cuando estaba nerviosa.

Creo que no fui capaz de reaccionar hasta que dio un paso hacia mí. Fue como si la realidad me diera una bofetada para que me diera cuenta de que la chica que tenía delante era real y no una imaginación. Volvía a estar aquí.

Pero... ?por qué? ?Por qué había tenido que volver justo cuando estaba empezando a olvidarme de ella?

Volví a repasarla con los ojos y casi solté una palabrota cuando vi que llevaba los mismos vaqueros que el día que la había conocido. Mierda. ?Por qué seguía acordándome de esas cosas? ?Por qué seguía siendo capaz de provocarme reacciones así?

Se suponía que lo que tenía que mostrarle era indiferencia, la que se había ganado. Pero... era incapaz de hacerlo.

Naya se aclaró la garganta en el sofá.

—?Sor... presa?



Cerré los ojos un momento antes de volver a clavarlos en los de Jen. Ella parecía temerosa, como si dudara en acercarse a mí. Por favor, que no lo hiciera. Necesitaba alejarme de ella. Como fuera.

Necesitaba irme de ahí.

Cerré los ojos de nuevo y recordé las palabras de Sue.

No, no era una obsesión. Ni una tontería. Realmente estaba enamorado de ella. Todavía lo estaba.

No podía entender el por qué, pero era así.

Y ni siquiera ella había podido deshacerse de eso.

—Mierda —me escuché decir en voz baja.



No podía mirarme. Me di la vuelta bruscamente y, pese a que todo mi cuerpo me gritara que volviera atrás, hacia Jen... me obligué a no hacerlo.

Y no volví a mirarla. Solo me marché dando un portazo.





Capítulo 12


Así que... Jen había vuelto.

Es decir... Jennifer. Ya no era Jen. Era Jennifer.

Eso es. Hazte el duro.

La noche anterior había vuelto a la residencia casi corriendo como un imbécil. No estaba seguro de si en algún momento me entraría en la cabeza que volvía a estar por aquí, pero desde luego no iba a ser esa noche, así que me quedé en la habitación que me dejaba Curtis todo el rato.

Durante unos instantes, incluso, me planteé llamar a Vivian. Ella lo entendería. Después de todo, era la que había estado más tiempo conmigo durante ese a?o.

Pero no lo hice. Solo dejé el móvil otra vez a un lado e intenté dormirme. No lo conseguí.

Tampoco ayudó a mejorar mi humor que, al bajar las escaleras de la residencia, me encontrara a Jen... es decir, Jennifer... apoyada en el mostrador casi de la misma forma que la primera vez que la había visto.

Su culo era tormentosamente más perfecto que la última vez que lo había visto.

Y, además, era como si me mirara diciendo ya no vas a volver a tocarme, capullo.

Vale, estaba empezando a perder la cabeza.

Ya la perdiste hace unos cuantos capítulos, no te preocupes.

Quizá... me había puesto un poco de mal humor que quisiera volver a irse. Y quizá me puso de todavía peor humor que yo no quisiera que se fuera y, a la vez, tampoco quisiera que se quedara.

Y... bueno... quizá fui un poco cabrón y conduje a toda velocidad.

?Es que estaba resentido! ?Vale?

Tenía derecho a hacer tonterías.

No.

?Lo tenía!

Jen... —es decir, Jennifer—, estaba bastante cabreada cuando llegamos al piso y yo me encerré en el cuarto de ba?o para evitarla otra vez. Mejor centrarse en otra cosa. Intenté ignorar su voz de fondo mientras me duchaba.

Dios, qué raro era volver a oír su voz en esa casa.

?Raro bueno o raro malo?

Raro horrible. Que se fuera a su casa. No la quería aquí, ?vale?

No te lo crees ni tú.

Salí del cuarto de ba?o con el pijama puesto y fui a por una cerveza sin mirarlos, pero enseguida me di cuenta del silencio incómodo que tenía a mi alrededor. Enarqué una ceja hacia Will directamente, intrigado.

—?Qué?



Eché una ojeada a Jen... —Jennifer— y vi que ella miraba al techo como si fuera lo más interesante del mundo.

Hubo un tiempo en que solo te miraba así a ti, peque?o Ross.

Igual mi conciencia podía ir callándose un rato, ?no?

—Estábamos hablando de tu película —aclaró Naya—. ?Cuándo se estrena?



Esta vez no miré a Jen —maldita sea, JENNIFER, ?por qué era tan difícil?—, pero por un motivo muy distinto.

Mierda, esperaba que no la viera nunca. O quizá sí. No estaba muy seguro de lo que quería.

—En dos semanas —aclaré en voz baja.



Sue me enarcó una ceja.

—Se te ve muy ilusionado.



No dije nada, solo le puse mala cara.

—?Va a ir Vivian? —me preguntó Will.

Si ya tenía mala cara con Sue, fue peor cuando vi que él sonreía y miraba de reojo a la inspiración de la película, mandándome indirectas con la mirada.

No quería ponerla celosa. Esa chica me daba igual, ?vale?

Je, je.

?Que me daba igual!

—Obviamente —respondí secamente.



—Estoy deseando conocerla —Naya parpadeó varias veces, echándole una mirada significativa a Jen.



A la mierda, la llamaría Jen. Y si no le gustara, que se tapara los oídos.

Apreté los labios cuando ella se levantó y pasó por mi lado con la cabeza algo agachada.

—Voy a darme una ducha —murmuró por el camino.



La seguí con la mirada y mis ojos se deslizaron hacia abajo por su espalda sin poder evitarlo. De hecho, incluso me quedé mirando la puerta unos segundos.

Al menos, hasta que Sue chasqueó los dedos delante de mi cara.

—Cierra esa boca, que luego voy a tener que limpiarte las babas del suelo.



Le puse mala cara y fui al sitio que Jen había dejado libre en uno de los sofás. Estaba enfurru?ado. Le di un trago a la cerveza mientras los tres me miraban con sonrisitas divertidas.

—?Qué? —pregunté, a la defensiva.



—Nada, nada —canturreó Naya felizmente.



Y al instante supe que había algo más. Le puse mala cara.

—?Vas a decírmelo o tengo que volver a preguntar?



—Hombre, podrías volver a preguntar. No me importaría.



—Naya —Will parecía divertido cuando le dio un peque?o codazo.



Ella se giró hacia mí, entusiasmada. Le puse todavía peor cara, temeroso.

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