Simplemente no podía.
—No lleves mis cosas a esa habitación —le dije en voz baja.
Naya abrió la boca, sorprendida, pero pareció todavía más sorprendida cuando pasé por su lado y fui a la puerta principal.
—?Dónde vas, Ross?
—Tengo cosas que hacer.
No esperé una respuesta. Necesitaba salir de ahí.
***
Al menos, la película fue un éxito.
No sé en qué momento exacto estalló, pero de pronto todo el mundo la conocía. Todo el mundo quería saber más de mí y de los actores principales, cada maldito productor del país me preguntaba si estaba interesado en hacer otra...
Era mi sue?o, cumplido.
Entonces, ?por qué me sentía tan vacío?
Había elegido el día del cumplea?os de Jen para estrenarla en mi ciudad. Ni siquiera estaba seguro de por qué. Al final habíamos decidido estrenarla el día anterior porque coincidía con un viernes, pero no importaba.
?Por qué no podía dejar de pensar en ella? Había pasado casi un a?o. Un maldito a?o. ?Por qué no podía olvidarme de ella?
Joey era mi nueva manager. Me la había puesto el productor en cuanto habíamos hecho el primer estreno de la película y me había caído bien. No preguntaba mucho sobre lo que hacía o lo que no. Lo único que le preocupaba era que llegara puntual a las entrevistas. Aunque fuera borracho o medio dormido.
Y te aseguro que ese día en concreto tenía ganas de emborracharme.
Era mi cumplea?os.
Bueno, dejaría de serlo en una hora, pero eso no importaba. Lo que importaba era que había estado esperando su llamada durante todo el día. Aunque fuera solo un mensaje. Algo de ella. Y no había recibido nada. Ni siquiera por mi cumplea?os.
No sé cómo terminé yendo solo al plató donde habíamos rodado algunas de las últimas escenas. Estaba cerca de la residencia, pero no quería ir ahí. Chris preguntaría qué me pasaba y no me apetecía contárselo. Solo quería estar solo.
No sé por qué terminé en el camerino de Vivian, tampoco. Pero ahí estaba, con una botella de alcohol. No podía dejar de beber. Ni siquiera cuando escuché pasos acercándose desde la puerta.
—Sabía que te encontraría aquí —murmuró Vivian, mirándome.
Ella iba completamente arreglada. Se suponía que teníamos que estar en una cena importante, pero no había ido. Pensé que ella sí, pero por lo visto tampoco.
Vivian se sentó a mi lado en el peque?o sofá, mirándome.
—Joey está furiosa contigo.
—Me da igual.
—?Por qué no has ido a la cena?
Suspiré y dejé de beber por un momento. La cabeza me daba vueltas y ya apenas podía sentir la garganta. Solo me ardía todo. Negué con la cabeza.
—Es por esa chica, ?verdad? —murmuró Vivian—. Sigues pensando en ella.
Quizá fue porque había bebido, no lo sé, pero esa fue la primera vez desde que todo ese infierno había empezado... en que sentí que ya no podía soportarlo más.
No podía seguir pretendiendo que no me importaba. Que no me dolía. Que no quería que volviera. Que no deseaba con todas mis fuerzas que, de pronto, me llamara y me dijera que quería volver conmigo.
Ya no podía más.
Sentí que se me llenaban los ojos de lágrimas cuando sacudí la cabeza.
—?Por qué sigo enamorado de ella? —le pregunté en voz baja a Vivian, como si ella tuviera una respuesta.
Pero no la tenía. Nadie la tenía. Solo me pasó un brazo por encima del hombro, mirándome.
—Ya no puedo más, Viv. Estoy harto de esta mierda. Nunca le importé y aún así no puedo dejar de quererla, ?por qué no puedo dejar de hacerlo?
—No lo sé —dijo en voz baja.
—Y-yo... quiero que vuelva. La sigo queriendo. ?Cómo demonios puedo seguir queriéndola?
Las lágrimas empezaron a caerme por las mejillas. Ni siquiera recordaba la última vez que había llorado, pero en ese momento no podía evitarlo. Solo quería llorar y beber. Una y otra vez.
—Ross... —empezó ella.
—Me siento como si estuviera esperando algo que sé que nunca va a pasar.
Nunca volvería. Nunca me querría. Y yo la quería a ella. ?Por qué era todo tan injusto?
—Si ella me quisiera... si me quisiera... volvería, ?verdad? Ella volvería, pero...
Vivian me interrumpió girándome la cara hacia ella, muy seria.
—No, Ross. Si te quisiera, nunca se habría ido.
No supe qué decirle. Viv suspiró y apartó la botella cuando hice un ademán de volver a beber.
—Sé que ahora duele —me dijo en voz baja—, pero... algún día pasará. Y cuando lo haga, te darás cuenta de que lo único que puedes hacer con todo esto... es aprender de ello.
—No puedo aprender nada de esto, yo...
—Ross, no puedes dejar pasar toda tu vida por ser incapaz de dejarla pasar a ella.
Me quedé callado cuando Vivian me acarició las mejillas con los dedos, quitándome las lágrimas con los pulgares.
—Tú no hiciste nada malo, Ross. No cometiste ningún error.
—?Y por qué se fue, entonces? —murmuré.
—Porque no te merecía —me aseguró en voz baja—. Algún día conocerás a una chica que te quiera como te mereces y te darás cuenta de que todo lo que has pasado hasta ahora no ha significado nada.
Noté que volvía a formarse un nudo en mi garganta.
—Nunca voy a querer a otra chica como la quiero a ella.
Viv me miró por unos segundos antes de suspirar y darse la vuelta. Rebuscó algo en su bolso y fruncí un poco el ce?o cuando lo escondió en un pu?o.
—No quería usar esto, pero... solo quiero que te sientas mejor, Ross.
Parpadeé, confuso, cuando tomó mi mano y me dejó una bolsita peque?a en la palma, acariciándome con los dedos.
—?Q-qué...? ?Es...?
—Sabes lo que es —me dijo en voz baja—. Va bien... para olvidar.