Eso no era solo un guión. Era mi vida. Lo que había vivido con Jen. Y verlo reflejado de esa forma, con una versión de Jen mucho más manipuladora y mala... me preguntaba si también había sido así en la vida real y nunca me había dado cuenta.
Al menos, podía olvidarme de ella cada vez que terminábamos un día de rodaje e íbamos a emborracharnos todos juntos. Era perfecto. Había echado de menos la bebida. Y, cuando bebía, me olvidaba de casi todo lo que había hecho la noche anterior. Prefería no acordarme.
Lo único que sabía era que dormía solo. Siempre dormía solo. Era incapaz de dormir con alguien que no fuera ella. Incluso después de todo lo que había pasado... era incapaz.
Quizá todo eso habría sido más sostenible hasta el día en que el productor quiso que la escena de la residencia, la final... se grabara realmente en la residencia de Jen.
Eso solo significaba una cosa: volver.
No quería volver.
Pero... no me quedaba más remedio que hacerlo, ?verdad?
Vivian estuvo conmigo en todo momento. Me apretó la mano, me dio besos en la mejilla y en el hombro, me acompa?ó a la residencia... ni siquiera quise ir a casa a saludar a Will, Sue o Naya. O a mi familia. No quería saber nada de nadie. Solo quería grabar las dichosas escenas e irme de nuevo a un lugar que no me recordara a ella.
Pero no fui capaz de mantener eso de no verlos durante más de una semana. Finalmente, después de un día de rodaje, me acerqué al camerino de Viv. Ella me abrió con una bata. Se estaba quitando el maquillaje.
—Pasa, cari?o.
Suspiré y entré en su camerino. Olía a ella. Me dejé caer en el sillón y me pasé una mano por la cara mientras notaba que se dejaba caer encima de mi pierna, rodeándome el cuello con un brazo.
—?Qué pasa? —me preguntó suavemente, colocándome el cuello de la camiseta.
—Tengo que ir a saludar a mis amigos.
—Lo sé, cari?o.
—Siento que no quiero volver ahí. No por ellos, sino por...
—Lo sé —me interrumpió, sujetándome el mentón con una mano—. Pero vas a tener que ir algún día. Es mejor quitarte ese peso de encima cuanto antes.
La miré de reojo mientras ella me acariciaba la cara con los dedos, sonriéndome.
?Por qué no podía gustarme que hiciera eso? ?Por qué no podía disfrutarlo de esa forma? ?Por qué no podía dejar de ser consciente de que ella no era Jen?
Aparté la mirada, pero ella me pasó una mano por el pelo. Justo lo que solía hacer Jen. Cerré los ojos intentando imaginarme que Viv era ella. Que volvíamos a estar los dos en mi cama, solos, felices y juntos.
Que volvíamos al tiempo que todavía creía que me quería.
—Creo que el pelo te ha crecido demasiado —comentó Vivian de repente.
La miré, confuso.
—?Qué?
—Ya me has oído —sonrió—. ?Sabes qué hice la primera vez que me dejó un chico? Agarrar unas tijeras y cortarme el pelo.
—?Te quedó bien?
—No. Me quedó horrible. Pero me sentí genial.
Sonreí cuando se puso de pie y rebuscó entre las cosas de los de peluquería. Finalmente, sacó una maquinilla para cortar el pelo.
—?Quieres probar? —preguntó, divertida.
—?Para que me destroces la cabeza? No, gracias.
—Vamos, será divertido.
Y sabía que me convencería en algún momento, así que me rendí. Fui a la silla que ella había usado unos minutos antes y me dejé caer en ella, mirándome en el espejo. Viv se colocó detrás de mí y me puso una mano en el hombro.
—Te lo dejaré un poco largo —comentó.
—Confío en ti —murmuré, cerrando los ojos y acomodándome mejor.
Noté sus labios en mi mejilla cuando me dejó un beso justo al lado de la comisura de los labios.
—Y yo en ti, Ross.
***
Había bebido dos vasos enteros de alcohol cuando me planté delante de la puerta de casa. Los había necesitado para enfrentarme a esto.
Me pasé una mano por el pelo y se sintió raro tenerlo tan corto. Pero no estaba mal. La verdad es que mi aspecto no podía darme más igual en ese momento.
Finalmente, saqué las llaves de mi bolsillo y abrí la puerta.
Lo primero que vi fue a Sue en el sillón, leyendo un libro, y a Will y Naya besuqueándose en el sofá. Los tres se giraron en seco hacia mí y se quedaron con la misma cara de sorpresa.
No sé qué me causó más rechazo, si ver la puerta del final a la izquierda del pasillo... o ver esos besos amorosos que se daban.
—?Ross! —Naya se incorporó de golpe, mirándome—. ?Por fin sabemos algo de ti! ?Se puede saber dónde has estado toda esta semana? Pensamos que vendrías en cuanto vinieras a grabar.
Miré de reojo a Sue y a Will. Ninguno parecía saber qué decir.
Y, sin saber muy bien por qué, sentí que mi rechazo empezaba a crecer contra ellos.
—Sí, se os notaba muy preocupados hace un momento.
Se quedaron los tres en silencio cuando fui a la cocina y miré a mi alrededor. No había cambiado nada. Y eso que habían pasado ocho meses.
—Intentamos llamarte —me recordó Will—. Una y otra vez.
—Lo sé —murmuré sin prestarle atención.
Me detuve en la entrada del pasillo y no fui capaz de seguir avanzando. Era como si cada paso que diera hacia esa habitación fuera a dolerme.
No podía entrar ahí. No sin ella.
—Te hemos visto en la televisión —comentó Sue—. Por la película esa que estás grabando.
No respondí. Me di la vuelta y miré el sofá vacío. El que solía usar con Jen.
Joder, por esto no quería ir ahí. Porque todo me recordaba a ella. Y a que nunca volvería porque estaba ocupada enamorándose de otro chico. Apreté los labios.
—Tu hermano ha estado viniendo —me dijo Naya, intentando romper el silencio—. Dijo que tu madre y él tampoco sabían nada de ti y que...
—?Ha llamado? —la interrumpí.
Naya y Will intercambiaron una mirada confusa.
—?Quién? —preguntó Will.
—Sabes quién. ?Ha llamado?
No necesité que respondiera para saber que no lo había hecho. Claro que no. ?Por qué seguía insistiendo con esa chica? Estaba claro que todos le importábamos una mierda.
—?Te ayudo a deshacer la maleta? —me ofreció Naya felizmente.
Miré mi maleta y me giré hacia el pasillo.
No, no podía.