Tres meses (Meses a tu lado #3)



Pensé en besarla para que se calmara, pero me dio la sensación de que lo que necesitaba era mentalizarse, así que en su lugar le hice un gesto para que guiara el camino. Ella suspiró.

—Yo no estaría tan segura.



Pero me guió hacia la puerta de salidas. No se detuvo hasta que llegamos junto a un grupo peque?o que reconocí enseguida como su familia. Era tan obvio que estaban emparentados que casi me eché a reír. Todos con el pelo y los ojos casta?os, la cara algo delgada y la misma nariz. La habían sacado de su madre, que era una especie de Jen un poco más alta y con más signos de edad.

Cuando me dio la sensación de que mi querida novia estaba a punto de pensar mejor lo que hacía y salir corriendo, le di un codazo. Eso la hizo reaccionar enseguida.

—?Mamá?



Su madre se dio la vuelta al instante.

—?Jennifer, cari?o!



Sonreí al pensar que iba a abrazarla a ella por haberla echado de menos, pero no. Vino directamente hacia mí y casi pude ver los rayos láser que le salían de los ojos al revisarme por el camino.

—?Y tú debes ser Jack! —me dijo alegremente.

Examen visual: superado.

—Venid aquí, cielitos.



Empecé a reírme cuando nos abrazó a ambos por el cuello, apretujándonos el uno contra el otro. Jen estaba completamente roja cuando consiguió que nos soltara.

—Mamá —protestó en voz baja.



—Siempre avergonzándose de mí —ella me miró al instante.



Vale, quería apoyo. Mensaje captado.

—Eso no está bien, Jen.



Su madre asintió con aprobación.

Examen práctico: superadísimo.

Las otras dos personas que había ahí eran la hermana mayor de Jen, Shanon, que era la menos parecida a ella de los tres —supuse que se parecería más a su padre que a su madre—, y un chico que supuse que sería Spencer.

La que se acercó fue Shanon con una sonrisa.

—He oído mucho hablar de ti —me aseguró, poniendo los ojos en blanco—. Muchísimo. Como... todo el día. Jenny es muy pesada.



Si supieras lo harto que está el pobre Will de oírme hablar de ella...

—Gracias por la bienvenida —masculló Jen de mala gana.



—Soy Shanon —ella la ignoró—. Bueno, ya nos habíamos conocido por teléfono.



Sí, todavía recordaba la breve conversación después de que el imbécil del ex de Jen le destrozara las cosas. Me había pedido que cuidara de su hermana y que, básicamente, me asegurara de que el imbécil no volviera a acercarse a ella porque era capaz de perdonarlo otra vez si lo hacía. Le aseguré que estaría encantado de hacer ese trabajito.

—Yo también he oído hablar de ti —le aseguré.



Dejé de sonreír cuando una mano apartó a Shanon. Su hermano se plantó delante de mí con los brazos cruzados y los labios apretados.

Me ofreció una mano bruscamente.

—Spencer —casi escupió.



Pues sí que era un poco sobreprotector. Si yo solo quería cuidar a su hermanita...

Bueno, y echar polvos de diez con ella cada noche, pero principalmente cuidarla.

—Jack. O Ross. Lo que prefieras —le dije, ofreciendo también mi mano.

Me apretó tanto con los dedos que me dio la sensación de que quería rompérmela.

—Espero que estés cuidado muy bien de Jenny.



—Spencer... —Jen estaba tan roja que parecía que iba a explotarle la cabeza. Sería una verdadera lástima, era mi cara favorita.

—Hago lo que puedo —le aseguré.



—Espero que sea suficiente —volvió a apretar los dedos con fuerza—, ?eh?



Esta vez me soltó la mano, pero solo para rodear a Jen con un brazo posesivamente. Ella me miró, abochornada, con la disculpa escrita en los ojos.

—Es suficiente —le aseguré a su hermano.



—Eso está por ver.



Pareció que iba a decir algo más, pero su hermana mayor intervino con una sonrisita.

—Spencer, ?te he contado que fue él quien se encargó del idiota de Monty?



De pronto, el hermano de Jen cambió totalmente de expresión al mirarme. Soltó tan bruscamente a su hermana que casi pareció que se había olvidado repentinamente de su existencia.

—?Eso es cierto? —me preguntó.



Vaya si lo era.

—No me gustaba cómo trataba a tu hermana —le aseguré.



él empezó a sonreír tan rápido que ni siquiera lo había procesado cuando se acercó y me dio una palmadita en la espalda.

—?Podrías haber empezado por ahí! Ven, te ayudo con la mochila.



***

Pasar Navidad con la familia de Jen resultó ser inesperadamente divertido.

La verdad es que toda su familia era genial, y no creí poder decir eso al ir hacia ahí. El único que realmente me había intimidado un poco había sido su padre, pero no era muy hablador. Apenas habíamos intercambiado unas cuantas frases, pero me daba la sensación de que le caía bien.

Y su madre y sus hermanos me adoraban, claro. No voy a negar que estaba encantado de haberles gustado.

Quizá la parte de que viniera mi familia era la que menos feliz me hacía, pero tampoco supuso un problema. Ni siquiera con Mike, que se hizo muy amigo del sobrino de Jen —la misma edad mental, supuse— o con mi padre, que fingió que se interesaba por lo que la madre de Jen le parloteaba durante toda la cena, cosa muy inusual en él. Ni siquiera puso una sola cara de desdén. De verdad intentó ser simpático.

Quizá sí que había cambiado, después de todo.

Cuando se marcharon, su madre insistió en que nosotros nos quedáramos un poquito más y yo acepté encantado cuando Jen me lo preguntó. De hecho, casi me daba lástima tener que marcharnos cuando entramos en su vieja habitación a recoger las maletas. La observé de reojo mientras curioseaba sus cajones. De hecho, no me detuve hasta llegar a una libretita.

—?Es un diario? —pregunté, entusiasmado, pero enseguida puse un mohín—. ?Por qué hay una lista de nombres de lugares... y de personas?



—Cuando era peque?a, tenía una lista de cosas de las que me sentía orgullosa. Haber ido a Disney, aprobar cálculo... tonterías.

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