Tres meses (Meses a tu lado #3)

Asintió con la cabeza enseguida.

—Genial, porque lo que quiero es que la dejes en paz de una vez. A ella y a su familia. No quiero volver a verte. No quiero volver a oír tu voz insoportable. Ni siquiera quiero volver a ver tu maldita cara en el móvil de mi novia porque la estás llamando cuando ella solo quiere que desaparezcas de su vida. ?Me has entendido?



Asintió de nuevo.

—?Vas a volver a llamarla, imbécil?



—M-me llamo...



—Tu nombre no podría importarme menos. Ahora te llamas imbécil. ?Vas a volver a llamarla o no, imbécil?



Negó rápidamente con la cabeza.

—?Vas a volver a molestarla?



Volvió a negar.

—No voy a tener que volver a decirte nada de esto, ?verdad, imbécil? Porque te aseguro que la próxima vez no voy a ser tan amable. ?Va a tener que haber próxima vez?

él negó enseguida y con vehemencia.

Sonreí de lado y le solté la herida de la nariz, que volvió a sangrar mientras él suspiraba, aliviado por librarse del dolor. Sin embargo, volvió a poner una mueca cuando le di unas cuantas palmaditas en la mejilla herida.

—Genial, veo que nos entendemos muy bien —ironicé—. Ahora, sé un buen chico y desaparece de mi vista.

Me puse de pie y suspiré cuando intentó imitarme tan rápido que volvió a darse con la cabeza en el coche.

—?Vas a matarte tú solo antes de irte o qué?



—P-perd...



—Que te vayas. Ahora.



Esta vez sí se puso de pie. Sujetándose la nariz ensangrentada, se apresuró a dar la vuelta al coche echándome ojeadas de terror. Subió al asiento del conductor y yo no entré en el edificio hasta que desapareció.

Uf, me sentía como si acabara de quitarme un gran peso de encima.

Sonreí ligeramente y subí al piso. Ni siquiera sentía los nudillos. Realmente le había dado con mucha fuerza. Sacudí la mano y antes de abrir la puerta.

Me quedé un poco sorprendido al encontrarme a Sue y Mike en el sofá, Jen sentada en el sillón con la cara entre las manos y Will de pie a su lado. ?Qué demonios?

Will me miró y le dediqué una sonrisa que lo decía todo. él sacudió la cabeza y me hizo un gesto hacia Jen, que se puso bruscamente de pie. Estaba pálida y... ?asustada? ?De qué diablos estaba asustada? ?Le daba miedo que ese imbécil volviera?

—?Estás bien? —le pregunté enseguida.

La revisé con los ojos. Quizá le había hecho algo antes de que yo llegara, pero parecía estar bien.

—?Yo?



Su voz sonó tan enfadada que me detuve antes de tocarla, sorprendido.

—?Se puede saber qué te pasa? —me espetó.



Vale, estaba enfadada.

Confirmado.

La pregunta era... ?por qué?

Porque está preocupada por ti, idiota.

?Por mí? ?Qué...?

Estás teniendo una conversación contigo mismo. Lo sabes, ?no?

Vale, sí. Concentración.

La miré mejor y... sí, parecía asustada. Vi que me revisaba con los ojos.

—Jen... —empecé, pero realmente no sabía muy bien qué se suponía que tenía que decirle.



—?No tienes ni idea de lo loco que se vuelve cuando se enfada, Jack! —me espetó.



Casi me empecé a reír al recordar sus gimoteos de pánico.

—Estoy bien —le dije, sin embargo.



—?No vuelvas a quedarte solo con él! —se acercó a mí, enfadada—. ?Me da igual lo bueno que seas peleándote o lo que sea!



—Jen, escúchame...

—?No! ?Escucha tú! ?No me vuelvas a hacer esto! ?No vuelvas a dejarme al margen mientras tú te vas solo a hacer algo así! ?Nunca! ?Me oyes?



Creo que en muy pocas ocasiones me había quedado sin saber qué decir. Esa era una de ellas. Parecía tan enfadada y a la vez preocupada que no estaba muy seguro de qué decirle para que se calmara. O para que no me lanzara un cojín a la cara, al menos.

Intenté dar un paso hacia ella, y me sorprendió ver que no se apartaba. Cerré la distancia entre nosotros y le sujeté la nuca con una mano.

—Tranquila —murmuré, todavía algo confuso—, estoy perfectamente.



Ella respiro hondo y volvió a recorrerme con la mirada. Esta vez, se detuvo en la mano y me la sujetó con la boca entreabierta, horrorizada. Suspiré e intenté evitar que viera eso. Tampoco era para tanto. Solo eran unos nudillos rojos.

—Puedes olvidarte de ese idiota —le aseguré.



Ella me miró fijamente.

—?Qué has hecho?



Desahogarme.

Volvió a mirarme la mano y tragó saliva. Suspiré y eché una ojeada a Will. él me había advertido mil veces que le contara a Jen la verdad sobre lo que había hecho en el pasado. Y nunca le había hecho caso. Ahora, su cara era el perfecto te lo dije.

Qué odioso era cuando tenía razón.

—Nada que ahora sea importante —volví a la conversación con Jen e intenté ocultar mi mano en su nuca junto a la otra—. Siento no haber llegado antes.



Y lo sentía de verdad. Si hubiera llegado antes, ella ni siquiera tendría que haber hablado con él. No tendría que estar mal por culpa de ese idiota.

Me sorprendió un poco ver que esbozaba una peque?a sonrisa.

—Estaba a punto de darle un pu?etazo en la nariz y una patada en la ingle.



Hubiera pagado por ver eso.

Y lo hubiera grabado para ponérmelo cada vez que estuviera de mal humor y alegrarme el día.

—Entonces, menos mal que he llegado antes de que lo noquearas —bromeé.



Jen suspiró y se acercó a mí, apoyando su frente en mi mu?eca. Parecía realmente agotada. Y aliviada. Estuve a punto de sugerirle que fuéramos ya a la habitación cuando Sue se aclaró ruidosamente la garganta.

—No es por interrumpir —sí era por interrumpir—, pero, ?alguien podría decirnos qué demonios está pasando?



Miré a Will. él miró a Jen. Ella me miró a mí. Sí, no hacía falta explicar nada.

—Genial —Sue lo pilló enseguida—. Déjalo. Prefiero no saberlo.



—Pues no preguntes —le puse mala cara.



—Qué lástima que no te hayan golpeado a ti —murmuró ella de mal humor.



—Créeme, lo han intentado.



—Menos mal que tú eres un ninja —murmuró Mike, mirando la televisión.

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