Tres meses (Meses a tu lado #3)

—?Para, Ross! ?PARA!

Creo que me amenazó con un pu?etazo, pero me daba igual. Le solté la mano y le hice cosquillas en el estómago. Ella retrocedió y escuché un golpe contra el cristal. Me detuve al instante, asustado, pero vi que se estaba riendo.

Y creo que fue precisamente por esa risa que ya no pude más y le agarré ambas piernas por debajo de las rodillas, pasándomelas por encima. Sonreí de lado cuando vi que no se apartaba. Al contrario, seguía riéndose. Mantuve una mano en su rodillas y me entraron ganas de subirla, pero opté por seguir torturándola un poco más mientras ella intentaba apartarse, agotada.

—?Para, por favor!

Justo cuando apreté los dedos en su rodilla, escuché la puerta del coche abriéndose y me entraron ganas de maldecir a todos y cada uno de los que entraron en él. Les dediqué una mirada de odio profundo a los tres. Naya y Will tenían una sonrisita malvada mientras Jen se apartaba de mí, abochornada. Sue solo parecía aburrida.

—?Interrumpimos algo? —preguntó Naya sin borrar esa sonrisita.

Le saqué el dedo corazón disimuladamente cuando vi que Jen se ponía todavía más roja, mascullaba un no y evitaba mirarme a toda costa.

Mierda. Otra vez el silencio incómodo no, por favor.

Pero cuando vi que ella tenía la respiración acelerada y las mejillas rojas, que me echaba miradas de reojo y que se colocaba la falda, no pude evitar una sonrisita estúpida. Bueno, por fin no era el único alterado. Me dio un manotazo en el brazo cuando se dio cuenta, pero no consiguió borrarla.

Cuando llegamos a la fiesta, no pude evitar seguirla con la mirada mientras me interrumpían unos cuantos compa?eros de clase. Intenté deshacerme de ellos tan rápido como pude, especialmente cuando vi que se quedaba sola. Me acerqué por detrás y me asomé por encima de su hombro. Siempre olía tan bien...

—?Estás buscando a alguien para mandarle fotos de tus tetas? —pregunté, divertido.

Ella me dedicó una mirada fulminante, rozándome la mandíbula con el pelo.

—?Estás buscando a Terry?

Maldita Terry.

Nunca se lo contaría, pero había sido mi primera vez metiendo mano a una chica. En una fiesta. Junto a una piscina. En cuanto le toqué una teta, chilló y me empujó al agua. En pleno invierno. Will seguía recordándomelo hasta ese día. Y Naya también. Idiotas.

—No sabes qué pasó, así que no tienes derecho a usarlo en mi contra.

—?Qué pasó?

—Nunca lo sabrás.

—?Venga ya, Ross! —me sonrió, divertida.

Abrí la boca para decir algo, pero me detuve cuando escuché el grito de Lana detrás de mí.

—?Cari?o!

Joder, Lana. Ahora no.

No me quedó otra que aceptar el abrazo con una sonrisa tensa. Me entraron ganas de apartarla cuando vi que Jen miraba hacia abajo, incómoda.

—Me alegra que hayas venido. ?Te has puesto mi chaqueta favorita!

—Sí. Ha sido casualidad, pero...

—?Ya sabes cómo me encantaba en el instituto!

Le dediqué una mirada de advertencia y ella sonrió como un angelito, girándose en redondo hacia Jen.

—?Jenna! ?Por un momento, pensé que no vendrías!

Me alegró ver que ella levantaba la cabeza y nos sonreía un poco.

—Soy imprevisible.

Y tanto.

—Ya lo veo —dijo Lana—. Si queréis beber algo más, recordad que hay barra libre. Pedid lo que queráis. ?Yo invito!

Yo dejé de prestar atención mirando a ya sabéis quién. Tuve que volver a la realidad cuando vi que Jen me devolvía la mirada. Y me di cuenta de que Lana me había preguntado algo. Vi que se?alaba con la cabeza a unos del instituto y miré a Jen al instante.

—Pero...

—Yo he visto a unos de mi clase —me dijo atropelladamente—. Ya nos veremos por aquí.

Intenté decir algo, pero Lana ya me estaba arrastrando y la vi desaparecer entre la gente. Puse mala cara y me detuve. Lana la siguió también con la mirada y luego me sonrió.

—Por fin te tengo para mí —me dijo, sonriente.

—Más te vale tratarla bien.

—?La estoy tratando bien, cari?o!

—Y no me llames cari?o. Ni siquiera me lo llamabas cuando estábamos juntos.

Puso los ojos en blanco.

—?Qué pasa? —se cruzó de brazos—. ?No te ha dejado meterte en sus bragas todavía?

—Eres muy romántica.

—No hables de romanticismo como si tú alguna vez lo hubieras experimentado.

—Contigo no, eso seguro.

No me esperaba una expresión dolida y no la encontré. Solo unos ojos desafiantes y una sonrisa petulante.

—Supongo que todavía no se ha dejado, entonces. ?Por eso te gusta tanto? ?Porque es la primera que se te resiste un poco?

—?Y tú qué sabes de lo que me gusta y lo que no?

—Joder, Ross, la miras de arriba abajo cada vez que no te presta atención. A mí nunca me miraste así.

—Porque ahora me gusta lo que veo.

Apretó los labios en una dura línea y yo la se?alé.

—No sabotees esto —le dije.

—Te recuerdo que tiene novio.

—Y yo te recuerdo que tiene una relación abierta.

—Sí, y seguro que se la replantea ahora que te ha conocido. ?Eso te dices a ti mismo para mantener las esperanzas?

Sonreí irónicamente.

—Pásalo bien en tu fiesta, Lana. Me voy a dar una vuelta.

Me detuvo por el brazo al instante y me puso un mohín.

—Vale, lo siento, es que estoy un poquito borracha.

Sacudí la cabeza tras pensarlo un momento.

—Solo no te metas.

—Sabes que no me metería. Te quiero demasiado.

Por suerte, no volvió a sacar el tema en toda la fiesta. Y yo tuve la mala suerte de no volver a ver a Jen en un buen rato.

Al menos, no hasta unas horas más tarde. Yo no había bebido una gota de alcohol, claro, pero la tentación había sido grande cada vez que me ponía a buscarla y no la encontraba. Me estaba empezando a comportar como un psicópata obsesivo.

Finalmente, la vi hablando con Lana y me relajó un poco ver que ella le estaba sonriendo. Me acerqué a Jen, que me daba la espalda, y no dudé en rodearle los hombros desde atrás. Había bailado. Su piel estaba tibia. Y me daba la sensación de que olía incluso mejor.

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