Tres meses (Meses a tu lado #3)

—Oh, vamos, Ross. Solo te llamaba para preguntarte si estás bien y todo eso.

Me detuve al final del salón, en la ventana, y me apoyé con un brazo en la pared.

—Estoy bien —le dije—. ?Y tú? ?Qué tal por la magnífica Francia?

—Oh, es increíble. Deberías haber venido. Te encantaría.

—No creo que sea para mí, la verdad.

—?No te acuerdas de la escuela esa de cine? Está en Francia. Podrías haberla visitado. Y visitarme a mí.

—Lana, mandé la solicitud hace unas semanas. No me dirán nada hasta dentro de un mes o dos. Si es que me responden, cosa que dudo.

—No seas tan pesimista, cari?o —suspiró—. ?Y qué tal...?

—Oye, la verdad es que estoy un poco ocupado. Te llamaré más tarde, ?vale?

—?Ocupado? —eso pareció divertirla—. ?Ya estás con otra chica? ?Os he pillado en mitad de...?

—Estoy con una chica, pero no de ese modo —bajé la voz.

Silencio. Casi pude verla frunciendo el ce?o.

—?Tienes novia? —me preguntó con voz aguda.

—No.

—?Entonces...?

—Solo es una amiga. Una buena amiga que me está esperando.

—Así que te gusta una chica.

—Buenas noches, Lana.

—?Pienso descubrir quién es!

Colgué suspirando y me di la vuelta justo en el momento en que Will agarraba las llaves de su coche. Vi que Jen se ajustaba el abrigo y fruncí un poco el ce?o.

—?Ya te vas? —pregunté—. Solo estábamos a mitad de la película.

—Es que tengo sue?o —pareció sincera—. La puedo terminar en mi habitación.

—Eso está al nivel de traición de alguien que empieza una serie con otra persona y la termina solo.

—?Qué pasa? —me preguntó Will con su sonrisita divertida—. ?Quieres venir?

Sonreí ampliamente.

—Si insistís, no puedo negarme.

—Nadie ha insistido —me dijo Will, pero lo ignoré completamente.

En el camino a la residencia, no sé ni de qué estábamos hablando cuando Will me dio un manotazo en el brazo. Clavé los ojos en la misma dirección que él y suspiré.

—?Ese no es Mike? —preguntó.

Pues claro que era el idiota de Mike. Discutiendo con una chica. Qué novedad.

—Deberíamos parar —me dijo Jen—. No parece que tenga cómo volver a casa.

Solo la perspectiva de Mike sentándose al lado de alguien como ella me revolvía el estómago.

—Quizá por eso no deberíamos parar —le dije—. A ver si se pierde por el monte.

Will me miró.

—?Qué monte? Si esto es una ciudad.

—Pues por un callejón.

Me tensé un poco cuando Jen me puso una mano en el hombro.

—No seas así, es tu hermano.

Si ella supiera cómo era el idiota de mi hermano...

—Y por eso paso de recogerlo.

—?Y vas a dormir tranquilo sabiendo que podría estar solo aquí de noche?

Al final, no sé cómo me convenció, pero de pronto tenía al idiota de Mike asomándose por mi ventanilla.

—?Hermanito! —exclamó.

—Sube y calla —le solté.

—?Habéis venido a rescatarme? —preguntó—. Hola, Jennifer.

Se me removió algo dentro cuando vi que la miraba y no me gustó nada.

—Hola, Mike —le respondió ella educadamente cuando se sentó a su lado. Lo miré de reojo. Como hiciera algo, lo que fuera...

—?Dónde ibais? —preguntó él.

—Me acompa?aban a la residencia.

—?Ya? Pero si es viernes.

—No me gusta mucho salir.

—Si salieras una noche conmigo, lo amarías.

Y, entonces, me pasó algo que no me había pasado en toda mi vida.

Sentí una punzada de celos.

No recordaba haberme puesto celoso en mi vida. Ni siquiera con mis otras novias. No era mi estilo. ?Qué demonios me pasaba?

—No la molestes, Mike.

—No la molestes, Mike —me imitó, riéndose.

Poco después, llegamos a la residencia y Jenna se quitó el cinturón.

—Gracias por traerme, Will.

Admito que me ofendió un poco que solo lo mirara a él y a mí me ignorara.

—?Gracias por traerme, Will? ?Y yo qué soy? ?Un adorno?

—Gracias por traerme, Ross —corrigió, dedicándome una sonrisa.

—?Gracias por traerme, Ross? —dijo Mike—. ?Y yo...?

—Tú, cállate —le espeté.

Mike hizo una de sus tonterías, pero yo solo tenía ojos para Jen, que pareció divertida mientras entraba en su residencia. Y deseé poder entrar con ella.





Capítulo 4


Miré a Will y Naya besándose como si no hubiera un ma?ana... y solo pude formular una pregunta: —?Dónde está Jen?

Naya se separó y me dedicó una mirada de advertencia.

—Déjala en paz —me advirtió.

—?Eh? —me hice el ofendido.

—Ya me has oído, Ross. Estoy harta de que me espantes a las amistades. Ya lo hiciste con Lana.

Y dale con Lana. ?Desde cuándo a nadie le importaba que se hubiera ido? ?Ni siquiera habían hablado de ella en meses!

—Naya... —intentó decirle Will.

—No, cari?o, sabes que es verdad.

—No, no lo es —aclaró Will—. Creo que esta vez no lo es.

Hubo un momento de silencio. Naya me miró fijamente y yo me revolví, incómodo.

—Oh —dijo, de repente, y su mirada se iluminó—. ?En serio? Nunca creí que... bueno... oh, ?me encanta! ?Voy a mandarle un mensaje y a...!

Se detuvo cuando su móvil vibró y sonrió ampliamente.

—?A que no adivinas quién me ha preguntado qué estoy haciendo porque está aburrida, Ross?

—Dile que voy a buscarla —murmuré, poniéndome de pie.

Llegué a la residencia poco más tarde y bastante más emocionado de lo que quería creer. Admito que me sorprendió un poco ver a Jen hablando con Chrissy.

Además, cuando se apoyaba en el mostrador se le levantaba el jersey y tenía una vista panorámica de su culo perfecto. Me deleité un momento antes de acercarme.

—...conciencia porque duermas en la calle —estaba murmurando Chris.

Fruncí el ce?o. ?Dormir en la calle? ?Quién? ?Jen? ?Teniendo yo esa cama tan grande?

Sí, claro.

Y, entonces, ella pronunció las palabras mágicas para darme una excusa para tocarla.

—No te imaginas lo que necesito un abrazo ahora mismo.

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