??Cómo podía estar divertida en un momento así?! ?Yo estaba frenético!
Finalmente abrí la dichosa puerta y ya no pude evitar acercarme a Jen, que se había detenido en medio del salón, y rodearla con un brazo por debajo del culo para levantarla e ir a la habitación de una vez. Ella soltó una risita divertida por el camino, pero dejó de reírse en cuanto cerré la puerta y quedamos los dos ahí dentro.
La dejé caer sobre la cama y clavé una rodilla entre sus piernas para sostenerme sobre ella, que empezó a quitarse el jersey y la camiseta que llevaba debajo rápidamente. Yo hice lo mismo con la sudadera, y sonreí un poco al ver que mientras la tiraba al suelo ella empezaba a deshacerme el cinturón frenéticamente.
—?Algo que te parezca gracioso, Jackie? —entrecerró los ojos hacia mí.
Sonreí y levanté un poco su espalda del colchón para deshacerme de su sujetador. Casi empecé a babear y apenas la había tocado.
—Me enfadaría contigo por lo de Jackie, pero tus ganas se me están contagiando demasiado.
—Pues... —enganchó mi pantalón con un dedo y tiró hacia ella— ven aquí.
Y lo hice encantado.
***
—?Jack?
Murmuré algo contra la almohada, pero no abrí los ojos. Aún así, noté un dedo pinchándome la mejilla.
—Jackie... despierta...
Finalmente abrí un ojo y miré a Jen, que estaba tumbada justo delante de mí, desnuda, con el pelo perfectamente despeinado, las mejillas sonrojadas y una sonrisita en los labios.
—Estoy dormido —le dije, y cerré los ojos.
—Yo creo que no.
—Jen, nunca creí que te diría esto, pero... no puedo más.
—Yo creo que puedes un poquito más.
—Solicito un descanso. Yo creo que me lo he ganado.
Empezó a reírse de mí y abrí los ojos de nuevo cuando volvió a pincharme la mejilla.
—A lo mejor debería buscarme un novio que me pueda seguir el ritmo —bromeó para irritarme.
—Oye, yo cumplo muy bien con mis funciones de novio —protesté, ofendido.
—Mhm... sigues sin tener un diez.
—Sigo sin creerme que no quieras darme un diez. He trabajado muy duro.
Volvió a echarse a reír y se acercó a mí. Se subió a mi espalda y esbocé una sonrisita cuando noté que se tumbaba sobre mí y me rodeaba con los brazos.
—?Qué ha sido de don nos-queda-tiempo-para-un-asalto-más? —preguntó, asomándose por encima de mi hombro—. El a?o pasado lo decías mucho, ?recuerdas?
—Me he vuelto viejo y amargado.
—?En un a?o?
—Ahora soy un hombre, Michelle. Antes era un ni?o. Los ni?os tardan más en cansarse.
—Claaaro.
—Venga, a dormir.
—Tengo que ir al ba?o —me dijo, divertida, y se incorporó.
La miré de reojo ir felizmente hacia la puerta recogiendo mi camiseta por el camino y poniéndosela. Admito que disfruté más de lo que debería con el espectáculo.
Ya casi me había quedado demasiado embobado como para oírla cuando se detuvo justo antes de salir y me dedicó una sonrisita traviesa.
—A lo mejor dejo la puerta entreabierta... por si quieres terminar lo que dejamos a medias el a?o pasado.
Y tras ese reto imperdonable, se marchó felizmente.
Oh, vamos, no podía dejar que me ofreciera eso y no aceptarlo. Estaba en contra de mi naturaleza.
Me puse de pie y sentí que todo el cansancio se me iba de golpe cuando crucé el pasillo y efectivamente me encontré la puerta entreabierta. La abrí con una ceja enarcada y vi que estaba sentada en la encimera esperándome con una sonrisita.
—?No estabas cansado?
—Tienes un don para hacer que se me vaya el cansancio de golpe —le aseguré, cerrando la puerta.
—?Y se te ocurre algo que hacer ahora que estamos aquí los dos solitos?
Sonreí y me acerqué a ella. Jen dio un respingo cuando la sujeté de los tobillos para dejarla sentada al borde de la encimera y le separé las piernas para colocarme en medio de ellas. Cuando apoyé las manos en sus muslos, ella las apoyó en mis hombros. Ya tenía la respiración acelerada, igual que yo.
—La mejor reconciliación de la historia —murmuré.
Ella sonrió ampliamente y se inclinó hacia mí para besarme con ganas. Me encantaba que hiciera eso. Y más cuando hundía las manos en mi pelo para acercarme más a ella.
Bueno, honestamente, me encantaba todo de Mushu.
Me separé un momento para besarle en la curva del cuello. Ella cruzó los tobillos en la parte baja de mi espalda para acercarme lo máximo posible a su cuerpo.
?Cómo había sobrevivido un a?o sin esto?
Cuando metí una mano entre sus piernas, Jen apretó los muslos entorno a mis caderas y echó la cabeza hacia atrás. Yo me separé un poco para verle la expresión, encantado.
Jen me detuvo por la mu?eca para poder centrarse y estiró la mano hacia un lado. En cuanto vi que me daba un peque?o cuadradito plateado, abrí la boca fingiendo escandalizarme.
—?Un condón? —pregunté, exageradamente alarmado.
—Sí, Jack, un condón. ?Por qué no te lo pones?
—?Pero bueno, Mushu! ?Acaso me has traído aquí con intenciones malignas? ?Eres una pervertida?
—?Quieres que vaya a pedirle a alguien más que se ponga ese condón?
Vale, cuando Jen tenía ganas de hacerlo y la provocaba para alargar el momento, se cabreaba. Anotado para el futuro.
—No, se?ora —dije felizmente, alcanzándolo.
Y, justo cuando iba a abrirlo, escuché que alguien aporreaba la puerta. Jen y yo nos giramos hacia ella al instante.
—Maldita sea —masculló Sue desde el otro lado—. ?Ya estáis otra vez haciéndolo en el ba?o, Will? ?Luego tengo que desinfectarlo todo yo! ?Sois asquerosos! ?Ma?ana voy a matarte, que lo sepas!
Y se marchó furiosa a su habitación otra vez. Yo esbocé una sonrisita malvada al girarme hacia Jen.
—?Debería decírselo o dejo que haga sufrir un poco al peque?o Willy Wonka?
—Creo que ahora mismo tenemos otras prioridades —me dijo ella, se?alando el condón.
—Ah, sí. Tenemos que desinfectarlo todo.
—?Jack!
—?Vale, vale!
Y rompí felizmente el envoltorio del condón.
Capítulo 18